Viejas riquezas abandonadas
21/04/2025
El Agua.
Esta semana me he encontrado en tierras tabasqueñas, y me es imposible no asociar mi experiencia en nuestro estado sin leer un poco a Carlos Pellicer, poeta con el cual comencé como muchos niños tabasqueños a entender la sensibilidad de la poesía, al igual que el aprecio a nuestro medio. "Más agua que tierra, aguaje para prolongar la sed. La tierra vive a merced del agua que suba o baje...", declaraba con tajante verdad el Maestro Pellicer en su poema insignia Cuatro Cantos en Mi Tierra.
Viendo los paisajes de nuestra tierra y tras unas pláticas muy interesantes con algunos amigos de estudio, me surge el interés de hablar sobre el agua, nuestro verdadero sustrato que nos ha permitido existir y resistir con el paso de los años.
Tabasco, tierra de ríos, pantanos y lluvias torrenciales, ha vivido por décadas bajo la sombra del petróleo. Su economía, históricamente atada a los hidrocarburos —en 2012, el 70% de su PIB dependía de la minería petrolera (PEMEX)—, ha descuidado su mayor riqueza: el agua. Mientras el mundo avanza hacia una transición energética, Tabasco enfrenta un dilema: seguir anclado a un modelo extractivo en declive o reinventarse como potencia hídrica en un planeta sediento.
La contaminación silenciosa: PEMEX, ganadería y abandono
Aunque los ríos Usumacinta y Grijalva, con caudales de 2,000 y 1,000 m³/s respectivamente, siguen siendo fuentes vitales, el 96% de los cuerpos de agua superficiales en México (incluidos los de Tabasco) presentan contaminación (OCDE). PEMEX, responsable de derrames crónicos, y la ganadería extensiva (que arrasa con 28% de la superficie estatal [Redalyc]), son los principales culpables. No es el desastre del Ganges ni del Yangtsé, pero la acumulación de metales pesados y agroquímicos en humedales como los Pantanos de Centla (302,706 hectáreas, CONANP) amenaza especies endémicas como el cocodrilo mexicano y la tortuga blanca. El gobierno, cómplice por omisión, priorizó durante años las regalías petroleras sobre la salud ecológica.
Inundaciones: crisis y oportunidad
Tabasco es un imán para las lluvias (con promedios anuales entre los más altos de México), pero su gestión hídrica es reactiva, no preventiva. Las inundaciones de 2020 afectaron a 800,000 personas y costaron miles de millones de pesos (Bienestar, gob.mx) . Aquí, el modelo de ciudad esponja de Singapur —que absorbe 30% del agua de lluvia (WEF)— podría ser clave para Villahermosa. Proyectos como el plan Room for the Riverde Países Bajos, que invirtió €2,300 millones para reducir inundaciones y generó €15,000 millones en beneficios (Economics of Water.org), muestran que adaptarse al agua, no combatirla, es la solución.
El potencial pospetróleo: ecoturismo, acuicultura y tecnología
Mientras el petróleo aportó $267,888 millones MXN al PIB estatal en 2019 (DataMexico), el agua ofrece oportunidades subexploradas:
- Ecoturismo: Costa Rica, con el 5.5% de su PIB proveniente de esta actividad (Statista), demuestra que biodiversidad es negocio. Los Pantanos de Centla, hábitat de 1,200 especies, podrían replicarlo.
- Acuicultura: Vietnam exporta $9,000 millones anuales en productos acuícolas (Statista). Tabasco, con 194 granjas piscícolas y humedales que cubren 688,200 ha, tiene potencial para ser un hub alimentario (CONABIO).
- Tecnología hídrica: Siguiendo a Israel (que recicla 90% de sus aguas y exporta $2,000 millones en soluciones) (ONU), el Nodo del Agua de Tabasco podría impulsar innovación local.
Geopolítica del agua: Tabasco en el mapa global
Con el 25% del agua renovable de México, Tabasco no es solo un actor local. Proyectos como la transferencia Sur-Norte de China (que mueve 44,800 millones de m³ anuales y genera 60,000 millones en economía) revelan la importancia económica del agua. La gestión inteligente podría convertir al estado en exportador de soluciones, no solo de recursos. Imaginemos un proyecto que combata las sequías del centro y norte del país, al igual que las demandas energéticas con energías renovables, todo desde Tabasco como personaje protagónico.
Conclusión: Reinventarse o ahogarse
Tabasco está en una encrucijada. Su futuro no está bajo la tierra, sino en sus ríos. Para capitalizar su agua, necesita:
- Despetrolizar su política: Invertir en infraestructura verde, no en subsidios a energías fósiles.
- Legislar con visión: Regular contaminantes y promover acuicultura sostenible.
- Cooperar globalmente: Aprender de modelos como el Murray-Darling australiano ($8,000 millones anuales en agricultura) o Sudáfrica, que recupera 1,200 millones de m³ al año con empleos verdes (Economics of Waters.org).
El agua es el único "oro azul" que se revaloriza con la crisis climática. Tabasco, dueño de este recurso, podría escribir un nuevo boom económico... si deja de mirar al pasado.
(Colaboración para Diario Presente)
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