Forcejeos…

Transición gubernamental y sus desafíos

El final de cada sexenio gubernamental siempre ha dado de que hablar. Particularmente por los forcejeos propios que se presentan ante la conclusión y entrega del poder a quien lo asumirá, esta vez a partir del 1 de octubre próximo.

Dentro de todo esto, un tema que ha causado mucho revuelo es el de la reforma judicial, incluida en el paquete de reformas legislativas anunciadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el pasado 5 de febrero, durante el acto cívico relativo al aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

Reforma que, por cierto, ha sido objeto de un sinfín de comentarios de miembros de la clase política, legisladores federales, ciudadanos, servidores públicos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Judicial de la Federación, y cuyo tema ha estado prácticamente a diario en las conferencias “mañaneras” en Palacio Nacional e incluso ha trascendido al exterior del país.

Ha habido de todo, como en botica: opiniones de expertos y no expertos y hasta algunos políticos que, de la noche a la mañana, asumiendo poses de eruditos en la materia hablan de la reforma con una gran soltura, destacando la opinión de la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, quien afirmó en una entrevista que se trata de una “reforma de gran calado”.

Y en ese concierto de opiniones hay algunas, como las del Ministro de la SCJN, Juan Luis González Alcántara, expresadas en el 7º. Foro sobre la Reforma al Poder Judicial en la Cámara de Diputados que dejan entrever el fondo del asunto:

“No podemos simular que no molestó una resolución que se apegó a la norma constitucional en el caso de la Guardia Nacional, esto es la consecuencia del malestar de quien tiene el ejercicio del poder que deberíamos reflexionar si nos conviene como sociedad cambiar todo porque se emitió una resolución apegada a la Constitución, no hay de otra, esa es la razón”. 

Y agregó: “La reforma al Poder Judicial deriva de la molestia que generó al gobierno la sentencia que invalidó que la Guardia Nacional estuviera bajo el mando de la Sedena”.

Señalamientos cuya respuesta de parte del mandatario tabasqueño, no tardó mucho en llegar: “Escuché a un ministro de estos cuyo nombre es preferible olvidar, diciendo que lo mío es un capricho querer reformar el Poder Judicial porque ellos no aceptaron que la Guardia Nacional perteneciera a la Sedena, y que por eso me enojé”.

Y al mismo tiempo puntualizó: “(Si) Estoy molesto con el Poder Judicial porque se han dedicado a liberar delincuentes”. 

El intercambio de mensajes dejó en claro que en tanto el Ministro González Alcántara explica lo que, de acuerdo a su opinión, es el motivo que generó la molestia del Presidente para querer reformar el Poder Judicial; a su vez, el tabasqueño que jamás se queda callado ante alguna presunción o acusación en su contra, respondió que él está molesto con el Poder Judicial (ciertamente) porque se han dedicado a liberar delincuentes.

Los forcejeos –al término del sexenio— entre el Poder Ejecutivo y miembros del Poder Judicial de la Federación son más que evidentes y a nadie debe sorprender pues en tiempos de la 4T se ha observado una auténtica separación de poderes a diferencia de lo que sucedió en el pasado inmediato.

A estas alturas los mexicanos tenemos bien claro la forma de gobernar del oriundo de Tepetitán; como también se ha observado que los miembros del PJF esgrimen sus opiniones en torno a lo que ellos consideran como el principal motivo que originó dicha reforma judicial.

Reforma que, como argumenta el gobierno de la 4T, el pueblo las pidió en el proceso electoral pasado pero que hoy --a toda prisa-- buscan que sea aprobada en septiembre; aunque habría que observar lo declarado por la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero: se trata de “una reforma de gran calado” y es cuando entonces debían hacerse bien las cosas, no al calor de un sentimiento de ira, molestia, enojo o algo parecido. (altar_mayor@yahoo.com.mx)