¿Y de ahí?
22/04/2025
Los libros seguirán contribuyendo a transformar la realidad.
Mañana es el día internacional del Libro. Una herramienta que tiene más auge que nunca en la historia, tomando en cuenta que ahora también un libro puede ser digital, o un audiolibro. Definir al libro como un objeto físico, como un conjunto de hojas escritas, ha dejado de ser realista.
Ahora, quizá podríamos pensar en los libros más como herramientas, que sirven para aprender, para entretenernos, para pensar, para investigar, para tratar de saber, para imaginar, para plantear problemas y para resolverlos.
Con los libros pasa como con el resto de toda nuestra realidad cotidiana, en la que lo digital forma cada vez más parte de ella.
Es cierto que lo digital no es exactamente real, y qué bueno, porque sería horrible salir de casa si todo el mundo fuera como en X, sin embargo, lo digital es real de formas a las que todavía no nos terminados de adaptar cuando surgen otras formas, nuevas, que tienden a ser más complejas.
Todavía hace un par de generaciones, la gente se escribía cartas de una profundidad de contenido que difícilmente se consiguen hoy, cuando podemos escribirnos todo el tiempo cualquier mensaje a través de correo electrónico o WhatsApp.
Es casi como si a medida que se ha vuelto más fácil comunicarnos, nos hemos quedado con menos qué decir, al menos, en lo escrito. Muchos prefieren hablarse por horas o mandarse mensajes de voz muy largos.
La mayoría de las comunicaciones personales han pasado al plano digital, sin que por eso dejen de ser reales para todos los que de ese modo se mantienen en contacto.
Así como es real ese contacto, ese aspecto positivo, lo son muchos aspectos negativos, como el acoso en redes, la difusión de pornografía o imágenes sexuales sin consentimiento, por poner dos ejemplos de situaciones que son tan comunes que ha sido necesario legislar.
La realidad de estas acciones, que se llevan a cabo a través de medios digitales, no deja de ser delictuosa, nociva, de modo que ha requerido que se hagan los ajustes correspondientes.
La ley se adapta mucho más lentamente que las personas a estos cambios.
Apenas recién el pasado 11 de abril el Tribunal Colegiado del Primer Circuito, en Ciudad de México, asentó una jurisprudencia en el sentido de que el contenido en páginas web o electrónicas es un hecho notorio, susceptible de ser valorado como tal en una decisión judicial.
En el caso específico, el inconforme alegaba que una notificación se hizo no con él ni con alguien autorizado, sino en un domicilio que según él es diverso del de la empresa demandada, pero ese domicilio coincide con el de una de las sucursales que aparecen en la página de la empresa.
Es un criterio que parece sencillo, lógico, pero que tiene la inmediata repercusión de que todo lo que se publique en internet, incluidas redes sociales, pasa a ser considerado como hecho notorio. Esto, que aquí facilitó a la autoridad llevar a cabo una notificación, puede tener enormes repercusiones.
Es un llamado de atención a ser plenamente responsables de lo que publicamos, cómo y dónde lo publicamos, pues dado el caso que se consideren hechos notorios, no podrían desestimarse alegando que algo fue simplemente una publicación. Se acorta la brecha entre lo digital y lo que tiene efectos hasta legales en la realidad.
Esto es algo que haríamos bien en comprender, sin importar las diferencias en formación y edad.
Que sí, son diferentes la generación que creció escuchando la radio respecto de la generación que creció viendo la televisión, como será bien distinta la generación que creció conectada a internet desde una computadora respecto de los que vienen teniendo acceso a internet desde bebés a través de un teléfono o una Tablet.
Los medios cambian, pero incluso en el mundo digital, lo fundamental es saber leer. Los libros, sean códigos y leyes, libros para aprender programación, literatura clásica o moderna, siguen siendo la base para la difusión y conservación de conocimiento.
Si un meme es la unidad mínima de información cultural que se transmite de persona a persona, los libros han sido vehículos de esa información desde mucho antes que ese concepto se hubiera pensado, o el concepto en el que se basa su analogía, que son los genes.
Portadores de contenido a través del tiempo, los libros, físicos o digitales, seguirán contribuyendo a transformar la realidad.
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