¿Y de ahí?
25/03/2025
Desaparecidos: el primer paso para atender la crisis es reconocerla
La crisis de desaparecidos es uno de los talones de Aquiles más notorios de la 4T, entre otras razones, porque no se ha querido reconocer como tal. Una crisis que tiene a miles de personas buscando a sus familiares en todo el país, donde la noticia de una fosa, un crematorio, fotografías de cientos de zapatos o mochilas, parece la esperanza de haberlos encontrado. La durísima realidad en la que encontrar indicios de que una persona desaparecida murió ahí es una buena noticia porque permite elaborar el duelo. Cerrar un ciclo tan doloroso que incomoda a todos, desde los amigos y conocidos, hasta el gobierno y la delincuencia organizada.
¿Usted conoce a alguien con un familiar desaparecido? Yo sí. Es comprensible que ante una realidad tan incómoda uno no sepa qué decir o cómo apoyar. Pero es inaceptable que las autoridades asuman la misma actitud. El caso es que así ocurre. Y los buscadores se van quedado cada vez más solos con su su dolor, hasta que se dan cuenta de que son miles de personas las que buscan, como ellos. Ante la indiferencia, se organizan para hacer lo que las autoridades tendrían que hacer.
En ese sentido, es lamentable que una realidad tan dolorosa pueda ser descalificada como un vil montaje. Lo sucedido en Teuchitlán el fin de semana pasado fue un desastre que alteró una escena de investigación criminal y banalizó los hechos hasta convertirlos en un espectáculo. No obstante, hay indicios fuertes de alteración dolosa del sitio. Posturas aparte, que hubo un pésimo manejo del caso desde las primeras detenciones en el lugar el año pasado, es algo que no se debe olvidar ni debe quedar impune.
Sin entrar en controversias, los datos oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas reportan a 125 mil 312 personas bajo estos estatus. De los cuales, 2 mil 773 casos son de Tabasco. Es innegable que el registro es una herramienta importante, sin embargo, por la misma incertidumbre y sensibilidad de los datos de que trata, desde un principio hay conceptos que son tan relevantes como cuestionables. La distinción entre persona desaparecida y no localizada, ¿en qué radica? De los desaparecidos se presume que fueron víctimas de un delito, mientras que de los no localizados se presume que no quieren ser ubicados por diversas razones. El concepto es complicado de aplicar, a falta de indicios, muchas veces la etiqueta se asigna de forma arbitraria.
En el registro, además, se cuentan 210 mil 370 han sido localizados con vida y 17 mil 819 personas localizadas sin vida. No obstante, desde que la comisión actualizó el registro, organizaciones de familiares de desaparecidos señalaron irregularidades. En dos casos, se dio de baja a personas sin mayor información, no se informa que fueran localizadas, sólo se borraron del registro. Además, se dio por aparecidos con vida a diez personas desaparecidas en el contexto de la guerra sucia en México, pero el proyecto A dónde van los desaparecidos confirmó que ninguno de ellos está con sus familias. Por el contrario, sus hijos son activistas que continúan buscándolos. Así, decenas de buscadores sólo sintieron más rabia e impotencia al ver que a sus familiares se les da por localizados, pero nadie puede decirles dónde.
La comisión y los mecanismos interinstitucionales de búsqueda deben reforzarse, no cabe duda. Sin embargo, poco ayuda que todo esfuerzo por dimensionar el tamaño de la crisis se tome como un ataque al partido en el poder. Es contradictorio que, por una parte, la presidenta diga que no se va a confrontar con las madres buscadoras, mientras en los hechos se ha negado a reunirse con ningún colectivo y el presidente del Senado pone en tela de juicio los hallazgos en Teuchitlán.
Incluso si no se hubiera alterado el sitio, o si no fuera un centro de exterminio, hay que encontrar a los que faltan. El primer paso para atender la crisis es reconocerla. Basta ya de acusar de derechairos, prianistas, conservadores, o lo que sea a quienes señalan lo mismo que las cifras oficiales. En este país han desaparecido miles. Hay que encontrarlos a todos, incluso a los que piensan diferente y militan en la oposición. De eso se tratan las garantías de vivir en democracia.
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