OPINIÓN

Tan lejos y tan cerca
25/02/2025

Cuentan los que dicen saber que allá en los tiempos en que Porfirio Díaz gobernaba al país, que en alguna ocasión el presidente externó una expresión que pintó de cuerpo entero el momento histórico que vivía México, abundando que esta situación se reflejaría y extendería durante el posterior devenir histórico nacional.

         "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos", afirman los cronistas que Porfirio Díaz externó, y que esta expresión, además, marcó al país todo el siglo veinte y lo que va del veintiuno, y es que hoy en día cuando México está en un transitar internacional y nacional orientado a ser cada vez más una nación independiente, se antoja hacer una paráfrasis del dicho de Porfirio Díaz, pero orientada no solo hacia lo internacional, hacia lo externo, sino también hacia adentro del mismo país, hacia lo nacional, hacia lo interno.

          Y es que además de que a partir del 20 de enero pasado cobró mayor relevancia el dicho de Porfirio Díaz ("Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos"), ahora también se puede hacer una segunda afirmación, dura pero certera: "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de algunos mexicanos".

          Es decir, en el presente y en el futuro inmediato México enfrentará dos desafíos: su cercanía con Estados Unidos y su cercanía con algunos mexicanos que ven a Estados Unidos como un aliado para que el país no alcance sus objetivos y metas, o que al menos, le cueste trabajo lograrlo. Y es que, a decir verdad, no se puede tener otra concepción de lo que sucede en el México de hoy después de que un día sí y el otro también se viven situaciones que, lo menos, provocan indignación y pena ajena en la mayoría de los mexicanos.

          Estos hechos se pueden enumerar desde ópticas diversas, según los intereses particulares o de grupo, pero sin lugar a dudas sobresalen los orientados a actividades o palabras que atentan en contra del país, como son las expresiones y deseos de, para fortuna del país, solo algunos mexicanos por nacimiento o por naturalización. Y es que no dejan de sorprender que ante la política agresiva del actual presidente de Estados Unidos, estos mexicanos la aplaudan y le soliciten a aquel gobierno que intervenga en nuestro país, con un claro dejo de atentar en contra de los intereses de su país de origen o de elección.

          Dentro de estos mexicanos por nacimiento sobresalen, por un lado, el actor y activista de la ultraderecha confesional nacional e internacional, Eduardo Verástegui, quien incluso el pasado viernes 21 del presente ante una audiencia ultraconservadora en Washington terminó su discurso con el saludo de los nazis. Por otro lado, están algunos legisladores integrantes de la cámara de senadores que, cual paradoja de la vida política nacional, tiene entre sus atribuciones el coadyuvar con el poder ejecutivo federal en materia de política exterior y de relaciones internacionales: Lilly Téllez, Ricardo Anaya, Marko Cortés (los tres del PAN), principalmente. Y a estos mexicanos por nacimiento se les puede añadir el nombre de cierto número de empresarios, comunicadores, militantes partidistas y miembros de la autollamada sociedad civil.

          Y de los mexicanos por adopción, ha cobrado relevancia el actor de origen argentino Juan Soler por su declaración de amor a Donald Trump y a otros dirigentes de países como Javier Miley, Nayib Bukele, Georgia Meloni, todos gobernantes de ultraderecha.

          Pero hay otros mexicanos que con su silencio pueden decir mucho, como aquellos que se rasgaban las vestiduras porque con ciertas obras del pasado gobierno mexicano, según ellos, se atenta en contra de México, pero que ahora que al menos en el discurso sí se atenta en contra de México, su país, se hacen los desentendidos y entonces se les puede aplicar aquello que la sabiduría popular dice: "El que calla, otorga".

          Y sí, y aunque nunca pensé que en algún momento iba a estar de acuerdo con algo de Porfirio Díaz, es bueno recordar que "pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos", pero por desgracia ampliándolo a "pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de algunos mexicanos".





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