OPINIÓN

La otra mirada
11/02/2025

Xóchitl y Cuauhtémoc

Cuando el pasado jueves 6 del presente Xóchitl Gálvez, ex candidata del PRIAN a la presidencia del país, escribió en sus redes sociales que "la verdad es que los Pumas dieron a Hugo Sánchez, las Chivas al Chicharito y ahora el Cruz Azul a Santi Jiménez. ¿Y el América qué? Aunque les duela", de inmediato se me vinieron a la mente cuatro ideas:

          1.- que la ingeniera, como ya está en el olvido de la mayoría de la ciudadanía mexicana, quiso provocar principalmente a los americanistas para crear polémica y con ello volver a estar en la boca de sectores de la población;

          2.- que la empresaria de un plumazo borró a varios jugadores del Cruz Azul, equipo de sus amores, que han jugado en equipos de Europa: Guillermo Mendizábal, Francisco Palencia, Ricardo Osorio, entre otros;

          3.- que la exlegisladora del PAN de un plumazo borró a varios jugadores del Guadalajara que han jugado en equipos de Europa: Carlos Salcido, Francisco Javier "El Maza" Rodríguez, Omar Bravo, Marco Fabián, entre otros;

          4.- que la ex alcaldesa de Miguel Hidalgo en la capital del país de un plumazo borró a todos los jugadores del América que han jugado en equipos de Europa: Diego Laynez, Edson Álvarez, Raúl Jiménez, Guillermo Ochoa, Cuauhtémoc Blanco, entre otros.

          Desconozco si los jugadores o los equipos mencionados o ignorados por la ex candidata perdedora al gobierno de Hidalgo en 2010 ya le respondieron algo, o si al menos la afición lo hizo, pero quien sí se volvió en estos días una presencia constante en las redes sociales y en los medios de comunicación en materia deportiva, política y policiaca, fue uno de los americanistas que jugó en Europa (en el Real Valladolid, de España) y que fue ignorado por la política hidalguense, pero no por los compañeros de ruta de la ex funcionaria foxista, quienes después de que se dio a conocer que la fiscalía morelense había solicitado su desafuero como diputado federal de Cuauhtémoc Blanco a fin de ser sometido ante la justicia, se le fueron con todo al ícono del americanismo.

          Dice un adagio que la gente "no es monedita de oro para caerle bien a todos", y este dicho se puede aplicar a la perfección a este personaje público del medio deportivo y político que despierta pasiones, de amor o de odio, pero no pasa desapercibido por lo que hizo en el fútbol o en la administración pública o en la política, porque eso sí, a Cuauhtémoc Blanco nadie le regatea sus cualidades futbolísticas, pero se le reprueban sus desplantes exagerados y hasta groseros en contra de sus adversarios en la cancha, y se le condena la abominable violencia física que tuvo hacia el comentarista deportivo David Faitelson captada por las cámaras de televisión, y la que siendo gobernador de Morelos supuestamente cometió en contra de una familiar suya, y por la que el depuesto fiscal, Uriel Carmona, de esa entidad lo quiere llevar a juicio y a la cárcel si resultase culpable de lo que se le acusa (y si es culpable, digo yo, claro que merece purgar la condena que la ley estipula para ese tipo de delito).

          Pero también hay que reconocer que lo que la oposición no le acepta es que haya salido del barrio y que de pobre pasara a ser un exitoso deportista y, después, político. Y en este punto, y si se quiere de manera forzada, su historia de éxito se puede equiparar a la de Xóchitl Gálvez, ya que ambos se forjaron en la cultura del esfuerzo, pero a ella se le reconoce y acepta porque, aunque lo niegue, está cercana al PAN y al PRI, mientras que él a MORENA.

          Otro punto de, llamémosle, coincidencia entre Xóchitl y Cuauhtémoc, además de su nombre náhuatl, es la presidencia del país, y es que mientras la primera en la realidad aspiró a ese encargo en el proceso electoral de 2024, el segundo, en la ficción, sí llegó a ese cargo el mismo 2024.

          El escritor, conductor, periodista, actor, compositor, músico y cantante, Fernando Rivera Calderón, en 2018 publicó "Los mariachis callaron", texto ingenioso e irreverente que inicia el 6 de junio de 2026 cuando al nuevo aeropuerto llega la joven Kalelia para el funeral de su papá, un connotado periodista del club al que pertenecen Pascual Riopán del Monte, Carlos Morín, David Pérame y Joaquín López Témpura.

          Esta joven viene de Canadá a donde su papá la mandó después del sismo del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México, por lo que no presenció el gobierno de Andrés Miguel López Labrador (2018-2024), ni el triunfo en 2024 de Cuitláhuac Blanco, a quien por cierto acompañan como colaboradores Manuel La Liendre Herrera, Asno Bon Ruquín, el Dr. García, y Esteban Alce. Las aventuras de Kalelia van acompañadas de diversos sucesos, entre los que sobresalen dos: 1.- la muerte del ex presidente Labrador el 10 de junio de 2026 y la represión a sus seguidores; y 2.- la inauguración del mundial de fútbol un día después, del cual la selección mexicana podría coronarse campeón porque el presidente Blanco dice que se desarrollará en el estadio más grande del mundo y porque hizo un pacto con el mismísimo Lucifer.

          El tema de este libro es "una distopía tragicómica" que, si se le ve de manera apurada y apretada, podría ser similar a la que el país viviría si el pasado domingo 2 de junio de 2024 hubiese triunfado la candidata de la Coalición Fuerza y Corazón por México. Pero lo que sí es cierto es que tanto Xóchitl Gálvez como Cuauhtémoc Blanco son el reflejo de ese sistema que se niega a morir del todo.





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