Sobre advertencia…
No es para preocuparse sino ocuparse de quien posee la figura presidencial del Estado Mexicano
No es para preocuparse sino ocuparse de quien posee la figura presidencial del Estado Mexicano, su salud no es la optima desde aquel infarto agudo de miocardio que sufrió el 3 de diciembre de 2013 por el cual ingresó hospital Médica Sur. El Ejecutivo del país debería tener presente sus propias palabras pronunciadas la tarde del 1 de diciembre de 2018 en el zócalo de la Ciudad de México, recién protestado al cargo, «Yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes, soy del pueblo de México».
Andrés Manuel López Obrador, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, debe tener en cuenta que ya no es Andrés Manuel López Obrador, el actor político opositor ni el luchador social que incluso desde 1991 enfiló el «Éxodo por la Democracia» hasta el «Éxodo por la Dignidad y la Soberanía Nacional» de 1994, ambos por conflictos poselectorales, cuando tenía la vitalidad que con el discurrir del tiempo por naturaleza humana ha venido a menos.
«Dios perdona pero el tiempo a ninguno», enuncia literal la pieza musical «Abrázame muy fuerte» del extinto cantautor Juan Gabriel, a propósito de la exigencia que trae consigo a un gobernante quien como en su caso el Ejecutivo Federal debe delegar y no centralizar.
El primer contagio por la pandemia ocurrido el 27 de febrero de 2020 y el cateterismo cardiaco este 22 de enero de 2022 causó un nerviosismo en los círculos sobre todo político, económico, además del entorno internacional, teniendo sentido que los reflectores se centraron no sólo por el personaje sino aún más por ser el Presidente de México, el Jefe de Estado ante el mundo.
Superadas las 780 mañaneras a partir de las 7:00 horas entre semana, mediando las reuniones de gabinete, y un segundo contagio este 10 de enero 2022 merman aún más la salud física.
López Obrador ha dicho que el Secretario de Gobernación le «aligera la carga», el depositario de la política interior y hombre de confianza; razones por las cuales debería considerar bajarle a un ritmo de trabajo. Aunque le acompañe un discreto equipo médico, no puede jugarle al valiente al residir en su investidura la estabilidad del país.
Los 12 años de gestión que comprometió realizar en su período 6 años será un imposible.
Tendrá por su propio bien que evitar los exabruptos, aún más porque los «Conservadores» no han sabido capitalizar las oportunidades de restarle puntos ante el colectivo social. Hay otro modo de visibilizarse, porque noticia siempre será.
Una sociedad que en medio de la controversia le mantiene su respaldo invariable en la infinidad de encuestas propias y las conocidas en lo público por encargo de los medios periodísticos, incluido el tracking de cada día a cargo de la Consulta Mitofsky que consigna una popularidad promedio del 60 por ciento y en Tabasco, su «Tierra y agua», puntea arriba del 70 por ciento.
Los «Conservadores», los partidos políticos opositores al Régimen de la «Cuarta Transformación» aún no procesan el ramalazo de la elección presidencial del 1 de julio de 2018, cuando el 53.16 por ciento de quienes emitieron su voto, optaron por la alternancia, por sus compromisos de campaña.
«Va por México» carece de argumentos y candidato que le permita ser competitivos, además de perder el PRI de inicio todas las gubernaturas renovadas desde 2018 a este 2022. Durango fue una cesión de su aliado Acción Nacional que igual perdió cuando menos la mitad de sus territorios; el PRD se quedó sin Michoacán, su único reducto. Por lo contrario, Movimiento Ciudadano sumó en este lapso a Jalisco y Nuevo León.
«Va por México» pasará sin pena ni gloria, salvo que negocie con Movimiento Ciudadano la coalición total de las oposiciones para retener en 2023 Estado de México y Coahuila, para llevar en su caso la eventual candidatura presidencial de Marcelo Ebrard, quien no comulga con la «Cuarta Transformación» ni milita en Morena. Ricardo Monreal ya negocia con las partes.
eduhdez@yahoo.com