Vocaciones y burocracias
07/04/2025
Educación pública y privada, algunas consideraciones.
Dicen unas sentencias atribuidas a Confucio: "Si tu plan es para un año, planta arroz. Si tu plan es para diez años, planta árboles. Si tu plan es para un siglo, educa a tus niños".
En nuestro país hay un atraso educativo de más de un siglo y esto no debió suceder puesto que a partir de la Revolución Mexicana las cosas debieron mejorar en todos los sentidos, sin embargo: "El talante nacional de la Revolución se había ido debilitando por la debilidad e inconsistencia de la acción educativa, que no lograba preservar para la Revolución el apoyo de los jóvenes", estipula don Enrique González Pedrero en un artículo titulado "Aniversarios" en Puntos de Referencia, donde recuerda a dos grandes intelectuales que hablaron de la muerte de la revolución: don Jesús Silva Herzog y don Daniel Cosío Villegas.
En su artículo "Sin lectura no hay memoria reflexiva", Ricardo Garibay acentúa el desprecio por la inteligencia de la siguiente manera: "... entonces desde el triunfo de la Revolución contemplamos que la educación pública se transforma en instrucción pública, cada vez más exangüe, limitada, débil y menos necesaria. Se pone muy poca atención en los niños de primaria y en los jóvenes de la secundaria y preparatoria. Con esto las universidades reciben enormes muchedumbres de jóvenes casi analfabetas, que no han leído que no se les ha fomentado la lectura, el amor por la palabra escrita, que es la única vía por donde los pueblos se superarán".
Estas palabras pueden causar molestia e incomodidad, no obstante, se tiene que voltear a ver la realidad tal cual la vivimos en el primer cuarto del siglo XXI: por más que se haya intentado modernizar y tecnificar la educación en nuestro país en las décadas más recientes y se hayan implementado reformas ideológicas no sólo en el sector público sino también en lo privado, la tarea no ha sido hecha. Tenemos un país politizado o más bien partidizado pero no educado.
¿Qué tanto se han actualizado los programas de estudio de las escuelas normales y las licenciaturas relacionadas con la docencia y la enseñanza en México? En la vida diaria sólo observamos que a pesar de las nuevas tecnologías los resultados educativos recaen en el analfabetismo funcional, el utilitarismo que demuestra que una persona que hoy tiene más de 70 años de edad y cuya educación académica no va más allá del tercero de primaria, sabe más que un individuo egresado del nivel medio superior.
Es difícil aceptar esta realidad. La tecnificación académica no ve más allá de cuestiones burocráticas, del control de los tiempos entre docentes y educandos, de recabar evidencias o indicadores que revelan la "efectividad" de la enseñanza, de las buenas relaciones entre sindicatos e instituciones gubernamentales pero el verdadero objetivo se ha quedado al margen o en buenas intenciones.
Decía González Pedrero: "Enseñar a aprender es, probablemente, la esencia del oficio de educar". Esto se relaciona con la vocación profesional, con las ganas y alegría que en verdad poseen los profesores cuando están frente a grupos de niños y jóvenes que serán quienes tomen las riendas de sus vidas y el destino de su nación. Si una institución educativa selecciona a los mejores profesores, pensando no solo en el conocimiento y dominio de sus materias sino en el compromiso social de educar correctamente ¿por qué ejercer un control burocrático que no hace más que interferir con el proceso de aprendizaje de los educandos?
Tal vez sea necesaria una ruptura extrema con los sistemas educativos heredados, estudiar a fondo la realidad de nuestra geografía, su estado socioeconómico, las vulnerabilidades cotidianas y, hoy, los riesgos que acarrea la inseguridad para poder moldear un verdadero plan educativo regional con vista a una integración nacional que mejore la educación pública y privada. Que nos haga mejores.
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