Poder Político
21/04/2025
Verdugos del mundo
El mundo, la humanidad, ancestralmente se haya rehén de los desafortunados acontecimientos bélicos, escalado incluso en los años recientes a la advertencia por prender la mecha de una irracional tercera guerra mundial; de origen por Vladimir Putin hacia la Organización del Tratado del Atlántico Norte si intervenían directamente en su invasión a Ucrania, desde febrero de 2022, país del que en palabras de Donald Trump su presidente Volodimir Selenki sería el responsable. Dos naciones predominantes en la contemporaneidad que son corresponsables del estatus quo de degradación.
Entrampados en el laberinto de la ambición expansionista territorial creyéndose dueños para hacer y deshacer con Putin presidente de Rusia en lo que va del siglo, exceptuando 2004-2008, y Trump por segunda ocasión de los Estados Unidos de América, en el orbe no hay hasta ahora alguien de su nivel que les plante cara; el chino Xi Jinping entra en la ecuación, aliado a su rival Japón y con Corea del Sur para hacer ese contrapeso de compartir el mando de la geopolítica y geoeconomía.
Aunque en el caso de la nación norteamericana, el Senado y la Cámara de Representantes tienen la autoridad para que mediante un juicio político pueda remover a su actual Jefe de Estado; argumentos hay, bastaría con unos cuantos para retirarle la banda presidencial y abandone la Casa Blanca, habida cuenta que les representa un real peligro en medio del blindaje que este ha puesto para deportar y censurar, incluso al Capitolio.
La ausencia de sentido común por parte de un personaje ruin que usa la investidura presidencial para extorsionar al mundo por su desbocada ambición económica facciosa no tiene por qué sorprender con declaraciones discriminatoria y de odio, al declarar que México desaparecería de la faz con el estallido de una bomba nuclear. Su enfermiza obsesión psicológica neofascista le evidencia.
Qué paradoja que, en medio de la vertiginosa evolución digital y tecnológica, regidas por la inteligencia artificial, con los que aún no aprende a cohabitar la mente humana que les concibió; por lo contrario, haya la incapacidad o negativa a establecer la comunicación asociada al oficio de la genuina política como las vías para conciliar que priorice la pacificación para la subsistencia entre las civilizaciones.
Cómo frenar los múltiples frentes de guerra que en «Tierra Santa» con un Israel conflictuado con Palestina, Siria, Irán, y demás naciones, con la complacencia de un aliado como los Estados Unidos; cuando los gobernantes del mundo de poseer pasaron a ser poseídos por el mando.
Los Jefes de Estados no se dieron la oportunidad de acatar un llamado a cohabitar en armonía y paz, un mensaje conciliador que se sigue sosteniendo desde el Estado Vaticano, desde que el papado de Juan Pablo II hasta Francisco, quienes incluso predican con el ejemplo al reunirse con los otros líderes del cristianismo y también de otras creencias. Todos, con el mismo exhorto.
Nada más no se puede dar crédito que sí haya financiamiento para la guerra y no para remediar un anárquico «Efecto Invernadero» consecuente con la irracionalidad del calentamiento global y el cambio climático vinculados a los combustibles fósiles, la industria, así como la deforestación; cuando ese recurso urge justo para transitar hacia remediar la subsistencia de los ecosistemas que permitan darle oxígeno a la vida entre las civilizaciones, la flora y la fauna.
El agua que cada vez escasea más al transitar a un recurso finito por la mezquindad entre las elites dominantes, con gran gradualidad es motivo de verdaderas guerras; sin este recurso natural hay peligro de extinción entre civilizaciones y sus actividades agropecuarias, pasando por la industria. Sí se sabe, pero la inconciencia impera.
Para qué tanto avance en la ciencia y tecnología, si no se pone al servicio del mundo las bondades y sus alcances para lo que aplica en sus respectivos ámbitos como la salud acechada por eventuales pandemias; accediendo a una calidad de vida, a la justicia social.
La degradación en la educación y los valores igual tiene todo que ver para quedar las masas a merced de una obediencia ciega, a normalizar lo anormal. La capacidad de asombro y de reacción es nula ante una ausencia de criterio.
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