OPINIÓN

PLANO TANGENTE
21/04/2025

EL TRABAJO DEL POLINIZADOR

"El rey de las flores trabaja y trabaja, su pueblo también trabaja."

Silvio Rodríguez


En las últimas décadas, el cambio de uso del suelo, el uso de pesticidas y la rápida transformación del hábitat han impulsado la reducción de las poblaciones de insectos polinizadores. La ausencia de polinizadores limita cada vez más la producción agrícola mundial (Bennett et al., 2020). En consecuencia, la polinización manual, en la que se añade polen a las flores a mano o con herramientas como cepillos, se explora cada vez más como estrategia para superar las limitaciones de la polinización y garantizar el rendimiento de los cultivos.

Alrededor del 75 % de las especies agrícolas dependen, en cierta medida, de la polinización animal, y aproximadamente un tercio se beneficia de la polinización cruzada al desarrollar una mayor cantidad o calidad de frutos. Asimismo, se ha demostrado que la adición manual de polen a cultivos comerciales tropicales, como el maracuyá y el café, mejora la cantidad de frutos y la calidad de las semillas mediante el control del origen de los donantes de polen. La adición de polen también puede aumentar el llenado de los frutos, es decir, un mayor número de semillas por fruto

Los cultivos autocompatibles son aquellos en los que las plantas tienen la capacidad de autofertilizarse. En estos casos, la especie es capaz de producir frutos y semillas mediante la autopolinización, utilizando su propio polen para fecundar sus óvulos. Este mecanismo es común en muchas especies agrícolas, como el trigo, el arroz, la avena y el centeno. En contraste, los cultivos autoincompatibles requieren polinización cruzada entre individuos genéticamente diferentes para producir frutos, promoviendo así una mayor diversidad genética.

En el cacao ( Theobroma cacao) se ha propuesto la polinización manual para mejorar el "cuajado" del fruto, como una posible solución a las limitaciones de la polinización natural. En condiciones naturales, aproximadamente el 10 % de las flores cuajan. La polinización natural es predominantemente biótica, como se ha evidenciado con experimentos en los que las tasas de cuajado de frutos cayeron a casi cero cuando se excluyó a los insectos voladores de las ramas (Vansynghel et al., 2022). Los insectos pequeños son los agentes bióticos necesarios para la polinización cruzada natural de las flores de cacao. Sin embargo, se detectan bajas frecuencias de visita en las flores.

En las regiones nativas de cacao, la visita infrecuente de insectos a las flores podría estar asociada con bajas tasas de cuajado natural de frutos, incluso del 2 %. En diversas regiones cacaoteras del mundo, se han intentado superar las limitaciones de la polinización. Experimentos iniciales han demostrado que la suplementación manual con polen aumentó las tasas de cuajado del 10 % al 69 % en regiones no nativas y del 2 % al 7 % en regiones nativas, pero el aumento del rendimiento depende, entre otros factores, de la composición genética de las plantas de cacao consideradas.

La compatibilidad genética podría desempeñar un papel especialmente importante en los cultivares y variedades nativas de cacao. El cacao es originario de la cuenca amazónica y, dentro de su área de distribución nativa, es predominantemente exógamo y autoincompatible; es decir, se necesita polen de una planta donante genéticamente no relacionada para un cuajado exitoso.

La selección del cacao nativo se ha orientado, sobre todo, hacia propiedades organolépticas como el aroma y el sabor. Por el contrario, las variedades de cacao de alto rendimiento se han diseñado para ser al menos parcialmente autocompatibles. Esto las hace más productivas al cuajar más frutos, pero comprometiendo la calidad de la mazorca y promoviendo la consanguinidad. 

Hay otros factores que contribuyen a la consanguinidad en el cacao, y es importante controlarla dado que puede conducir a una pérdida de diversidad en el cultivo. Por ejemplo, está la propagación vegetativa de clones, que puede reducir la diversidad genética si no se maneja adecuadamente. Y, también, la disminución en el tamaño de las poblaciones de cacao ha llevado a un aumento en la consanguinidad, ya que las poblaciones más pequeñas tienen menos variabilidad genética.

La alta consanguinidad puede resultar en depresión endogámica, afectando negativamente características como el vigor, la resistencia a enfermedades y la productividad. Por ello, es esencial implementar estrategias de manejo genético que promuevan la diversidad, como la introducción de nuevos materiales genéticos y el fomento de la polinización cruzada.

La polinización manual, cuando se planea bien, ofrece un sólido control de los cultivos. Se puede aumentar el rendimiento y la calidad de los frutos y, más importante, se puede guiar el perfil genético de la siembra. Sin embargo, esto para nada sustituye a los polinizadores ni los hace prescindibles. Su nicho en el ecosistema es vital por muchos otros motivos, y en sembradíos tan equilibrados como los del cacao se hace aún más evidente. Controlar la polinización es muy útil, y por eso también lo es detener aquello que mata a los polinizadores. (jorgequirozcasanova@gmail.com)



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