¿Venganza de los parias?
17/04/2025
La música del narcotráfico, controversia y permanencia en México
El par de actuaciones en Jalisco y en Michoacán de un grupo de música regional mexicana, grupera y de narcocorridos el último fin de semana de marzo pasado, durante las que implícita y explícitamente se le rindió un homenaje a uno de los narcotraficantes más buscados por la justicia mexicana y por la de Estados Unidos, revivió dos aspectos que han estado presente en el país desde hace cuando menos medio siglo. Primero, la aceptación de los narcocorridos por parte de un sector del público y de las autoridades.
Segundo, el rechazo y el combate a los narcocorridos por parte de otro sector del público y de las autoridades.
En el Prólogo al libro "Que me entierren con narcocorridos" del periodista Edmundo Pérez y publicado en 2012, el también periodista Ricardo Ravelo planteó tres importantes interrogantes referentes a la relación que existe ente artistas y narcotraficantes:
INTERROGANTE UNO.- "¿Qué mueve a los cantantes y gruperos a ligarse con los capos, las madrinas y los distribuidores de droga?"
INTERROGANTE DOS.- "¿Qué atracción ejercen estos hombres de poder mafioso en los artistas?"
INTERROGANTE TRES.- "¿Acaso quien es contratado por el narcotráfico para ofrecer un espectáculo ya no puede abandonar ese mundo y a esos clientes?"
Después de exteriorizar estos cuestionamientos, Ravelo aventuró una posible respuesta a los mismos: "A partir de la lectura de este libro, todo me indica, dijo Ravelo, que las relaciones entre artistas y los capos derivan de una adicción tan potente como la heroína u otras drogas.
En ese mundo hay olor a prostitución, a drogas, a dinero sucio".
Por su parte, la internacionalista Gabriela Garduza Estrada en su artículo "La cultura del narcotráfico", publicado en febrero de 1995 en la revista "Hormigas" del Instituto Zacatecanos de Cultura, analizó lo que en aquel momento era la aceptación de los narcocorridos por parte de un importante número de la ciudadanía, concluyendo con unas líneas que vienen muy bien a cuento hoy en día para dar una opción de respuesta a esta situación de los narcocorridos.
Así, después de recordar canciones famosas hace tres décadas en donde se ensalzan a narcotraficantes, la especialista escribió: "Todos ellos (los narcocorridos) relatan sus glorias (las de los narcotraficantes) y sus gracias, afianzando en el subconsciente del pueblo la idea de que no son tan malos, de que hasta simpáticos parecen y de que solo protagonizan la venganza de los parias".
Al leer estas las últimas palabras, lo primero que se viene a la mente es una interrogante: ¿venganza de los parias?, uno se cuestiona, y la misma autora sugirió una respuesta: "Nuestros narcos, al menos los más conocidos, no nacieron ricos sino en la escasez, en medio de la identidad de la masa, de los sin fortuna, de los sin estudios y sin expectativas. Son el más auténtico producto de una sociedad que alaba el triunfo económico sin importarle como fuere obtenido".
A pesar de que este texto se escribió cuando todavía las bandas mexicanas de narcotráfico estaban por debajo del poder e importancia de las colombianas, sus expresiones siguen con una gran vigencia, y como muestra de ello, reproduzco un par de párrafos:
PÁRRAFO UNO.- "Los narcotraficantes constituyen una clase emergente detentora de gran poder y riqueza que transforma a las clases sociales tradicionales establecidas a su alrededor. Bajo el atractivo del dinero fácil tanto obrero y campesinos, como profesionistas y empresarios, son tentados a integrarse a la trasnacional de la droga, pero eso sí, cada cual a su nivel".
PÁRRAFO DOS.- "El narco es el paria que triunfó, el que se burla de los pudientes, del cacique, del gobierno y hasta de los gringos".
El narco y su expresión en los narcocorridos (y en menor medida en el cine, en la literatura y en las series de televisión), son una cotidianidad que hoy 2025, como en 2012 y en 1994, que también se quiere combatir con medidas como la prohibición de su difusión, pero como dijo Ricardo Ravelo en el Prólogo al libro "Que me entierren con narcocorridos": "Quizá (el narcocorrido) ya no pueda escucharse, pero lo que no se puede censurar es la libertad de creación porque es inherente al ser humano".
Pero además, siguiendo a Garduza, se puede decir que los narcos de aquellos días como los de la actualidad, son los "parias" exitosos en el mundo capitalista a través de operar una industria y una empresa que los ha convertido en "zares" todo poderosos, tanto que en ocasiones llegan a ser socios de algunos integrantes del sector industrial, empresarial, comercial, político, policiaco y del mundo del espectáculo, tanto de México como allende la frontera del Río Bravo.
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