Un negocio de moda

Nostalgia que incita el recuerdo de los éxitos ancestrales

Imbuidos en el embeleso provocado por los actuales triunfos del América y del Pachuca, por la nostalgia que incita el recuerdo de los éxitos ancestrales del Guadalajara y del Cruz Azul, y por la asignatura pendiente que los Pumas tienen en darle a su afición la satisfacción de lograr los laureles que merece, resulta importante no echar al cesto de la indiferencia un aspecto que el periodista Juan Pablo Meneses ha venido trabajando desde cuando menos hace una década: la compra de niños con potencial de futuros buenos futbolistas, y que con lenguaje claro y contundente no se cansa de afirmar que este es uno de los muy rentables negocios de moda. Y ha puesto ejemplos y dice que en todos los casos, se concreten o no esas futuras realidades, en el momento en que se hace la transacción de compraventa de niños futbolistas, todos los implicados se piensan ganadores. Se piensan ganadores los padres del niño en cuestión que de manera inmediata se embolsan unos dólares, el cazador de talentos (por decirlo de una manera amable) que descubrió al futuro crack y por eso ganó mucho dinero, el club que lo adquiere, y así sucesivamente, hasta llegar a los aficionados que, en los casos en que esas promesas se hagan realidad, pues disfrutan al jugador ya hecho y derecho.

El periodista, habrá que anotarlo, ha recorrido América Latina para documentar este hecho y exponerlo en un texto que precisamente se llama "Niños futbolistas", y lo hizo haciéndose pasar por un promotor que andaba en la búsqueda de niños talentosos en materia de fútbol para comprarlos y llevarlos a un equipo del viejo continente.

Porque eso sí, así lo consigna, hoy en día con eso de la globalidad y las redes sociales y los adelantos en materia de medios de comunicación, no hay niño en México, Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Chile, Argentina, o en cualquier país latinoamericano, que no sueñe con ser jugador del Barcelona, o del Real Madrid, o del Chelsea, o del Manchester, o del Milán, o cuando menos del Inter de Miami, o del As-Nassr de Arabia, y se podría anotar un largo etcétera.

Y Meneses ejemplifica este aspecto compartiendo lo que le sucedió en los campos de fútbol ubicados en la periferia de Guadalajara, Jalisco: allí muy pocos niños le expresaron que querían jugar en el Guadalajara o en el Atlas, ya que la mayoría dijo aspirar a jugar en el Barcelona con Messi como guía, o en el Real Madrid con Ronaldo Cristiano como ideal, y agrega que seguramente esto es debido a la cuestión del idioma y a lo que sucede hoy en día con la rivalidad ancestral de esos dos equipos españoles, competencia que se conoce en todo el mundo.

Y Meneses, quien se declara fanático del futbol, ha compartido más casos de lo que sucede en el mundo del comercio de niños futbolistas, de los cuales es pertinente resaltar dos: 1.- el de un niño que cuando apenas estaba en el vientre de su mamá ya tenía tres contratos para ser un futuro jugador en tres equipos de muy alto nivel económico y competitivo, infante que por cierto lleva los apellidos Agüero Maradona, por ser hijo de Kun Agüero y nieto de Diego Armando Maradona; 2.- y denuncia que si un niño es comprado y enviado a trabajar en la pizca de algodón durante ocho horas diarias, todo el mundo pondría el grito en el cielo ya que se diría que eso es tráfico de niños para ser esclavos, pero que si este hecho está orientado a que el niño sujeto al proceso de compraventa pase ese mismo tiempo en los campos de algún estadio de futbol, entonces se considera que se está puliendo a un niño talentoso para que se convierta en una estrella de ese deporte.

Tampoco hay que olvidar que todo empieza con la pobreza, con las ligas de fútbol infantil, con las escuelas de fútbol, y con la falta de una reglamentación adecuada para el comercio de niños talentosos en este y otros deportes. Y Juan Pablo Meneses no se cansa de invitar a que se le ponga mayor atención a esta situación que todos conocen pero que nadie regula, ya que, se puede afirmar, es un gran negocio para todos, aunque en la realidad son más los niños que se quedan en el camino que los que alcanzan el éxito en las ligas de fútbol mundial, con todo lo que ello podría implicar, sobre todo con una frustración por delante en aquellos infantes convertidos en adultos con un presente promisorio que nunca llegó.

*Escritor. cadenacardenasjavier@gmail.com