Comentocracia

La última semana de noviembre de 2018, la previa a la toma de protesta del licenciado Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república

La última semana de noviembre de 2018, la previa a la toma de protesta del licenciado Andrés Manuel López Obrador como presidente de la república, en los medios de comunicación se dieron dos colaboraciones que mostraron cada una, el pasado y lo que sería el futuro en la relación entre el poder político mexicano y lo que en ese momento aún se consideraba el cuarto poder: la prensa.

          La primera se dio cuando el periodista Juan Bustillos el martes 27 de noviembre de hace seis años, publicó la columna "Mis secretarios de gobernación" en la cual, entre otras, compartió una anécdota que mostró a la perfección lo que había prevalecido al menos en el periodo neoliberal, o aún antes, en la relación entre el poder político y la prensa. El heredero del periodista tabasqueño Regino Hernández Llergo al frente de la revista "Impacto", escribió que a Jorge Carpizo, último titular de gobernación en el sexenio de Carlos Salinas, "lo conocí en gobernación mostrándome ufano la ficha de la persona de quien los servicios de inteligencia habían identificado como Subcomandante Marcos. Me permitió leerla, pero no autorizó a apuntar los datos, memoricé casi todo. Muy orgulloso, creyendo tener la exclusiva periodística, la publiqué al día siguiente, pero la gran Aurora Berdejo, que era su amiga y vecina, lo hizo con todo y fotografía".

          La segunda había sucedido un par de días antes, cuando el caricaturista Helguera en el programa "El Chamuco" transmitido por TV UNAM el domingo 25, dijo que para realizar su trabajo él acostumbraba leer a columnistas que manejan información privilegiada y de primera mano, pero que a una semana antes del cambio de gobierno se había dado cuenta de que en los últimos días de la administración de Enrique Peña las colaboraciones de estos periodistas se habían vuelto huecas, con pura palabrería y sin información, porque las fuentes de estos comentaristas, aventuró, de seguro ya estaban desalojando los lugares de trabajo para entregarlos a sus sucesores de la 4T, y que por lo mismo habían dejado de estar en condiciones de filtrar información.

          La columna de Juan Bustillos mostró la relación entre el poder político y la prensa que había imperado durante décadas pero que estaba a unos días de fenecer. Mientras que el comentario del monero Helguera vislumbra lo que en unos días iba a implementarse como la nueva relación (o no relación, más bien) entre estos poderes: el político y la prensa. Así, con esta modificación o verdadera transformación en la relación de los políticos con los periodistas, desaparecieron las filtraciones de información basada en datos y en una fuente veraz, situación que había proporcionado sustento al trabajo del prestigiado columnista que las daba a conocer al público, filtraciones que fueron sustituidas en el trabajo de los periodistas por invenciones o, en el mejor de los casos, verdades a medias o sin comprobar, es decir: sin información y sin fuentes, lo que provocó que el prestigio de estos comunicadores se fuera diluyendo a la vista de la ciudadanía.

          Esta nueva realidad a la que los periodistas se enfrentaron, profundizó la difusión de fake news en contra de los políticos y de la política, y es que en esta nueva y emergente narrativa que la prensa tradicional implementó, "la verdad ya es irrelevante" (Raymundo Riva Palacio) y, además, se cree que entre más mentiras se diga es más probable que MORENA pierda (Carlos Alazraki). Aunque a decir verdad, todos estos comunicadores ya no comunican, y lo peor para ellos, es que no se han dado cuenta que su estrategia ha resultado fallida, y día a día, columna a columna, noticiero a noticiero, programa a programa, insisten en ella. En fin.

(*Escritor. cadenacardenasjavier@gmail.com)