futuro educativo

Soñar futuro educativo

UNO SUEÑA. Y ese es un derecho que nadie nos quita. Por ejemplo, en educación, que todas las escuelas tuvieran las condiciones en infraestructura. Hay problemas de recursos económicos, pero se avanza. Esa parte es muy importante, pero no basta.

UNO SUEÑA QUE TODOS los alumnos llegaran a la escuela con el estómago lleno por el desayuno y el corazón contento. Eso igual es muy importante. Para ello se requiere que haya siembra y animales de traspatio, empleo en la ciudad y bien pagado, inversiones que creen empleo, etc. Muchos niños y niños llegan con el estómago vacío.

Y MÁS AÚN: que el desayuno fuera nutritivo, lo cual le diera suficiente energía y garantizara el crecimiento saludable de los chicos. Muy importante, pero no basta. Recuerdo que en los días destinados a reflexionar sobre la hipertensión y la diabetes, cuando me tocaba hablar ante padres de familia, les pedía que levantaran la mano quiénes toman refresco embotellado, y la mayoría la levantaba.

UNO SUEÑA, QUE EL AMBIENTE en el trabajo escolar fuera de concordia y responsabilidad, como de seguro lo es en muchas escuelas. Digamos, la mayoría. Y no basta. La altura de miras y la visión de futuro como sociedad es responsabilidad de todos, sin excepción: de arriba, en medio y abajo. ¿Cómo queremos vernos como sociedad en los próximos veinte años? ¿Hago lo que debo hacer en mi ámbito de responsabilidad para lograr dicha visión?

HASTA AQUÍ HAY VARIAS condiciones que faltando el cumplimiento de alguna se dificulta el trabajo escolar. Y no es suficiente, y mucho menos ayuda echarles la culpa a maestros, padres de familia o gobierno. Educar no es asunto exclusivo de la escuela, como nos han hecho creer. Es asunto de toda la sociedad. Es decir: no basta que en las escuelas se trabaje bien.

UNO SUEÑA. Y ESTOS SUEÑOS es necesario plantearlos, recordando que hacer es la mejor manera de decir. Y recordando que si se hace lo mismo, no podemos esperar resultados distintos. Se requiere conciencia y visión. Por supuesto ¿Y cómo lograrlo? Esos son los retos.

Y BIEN ES CIERTO que el que está consciente de lo anterior no se anda quejando. Simplemente está consciente de que tiene un área determinada de responsabilidad y allí hará lo que considera que debe hacerse. Si es docente, lo hará en su grupo. Si es director, lo implementará en su escuela. Si es supervisor, en su zona escolar. Si es padre, los hará en casa con sus ejemplos. Y así en secuencia.

Y REITERAR QUE LA EDUCACIÓN es asunto de todos. Así por ejemplo, el barrer el frente de la casa es una lección para los hijos. Y cuando el padre tiene en la mano un papel de basura, y busca dónde depositarlo sin tirarlo a la calle. Así se logra que el niño en su escuela mantenga limpio su entorno. Porque está recibiendo las lecciones de casa. La limpieza normal de los parques corresponde a los habitantes de su alrededor. El servicio municipal de limpia lo hará en otros lugares.

ES DISCUTIBLE LA AFIRMACIÓN que dice: "la casa educa y la escuela enseña". ¿Pero qué enseña?, sería la pregunta. Más allá de los planes y programas de estudio, importantes y guía en la ruta de lo que los alumnos deben saber, llegarán entre cinco y siete niños por grupo que tienen una familia en la que no tienen paz y tranquilidad, y no les dan rumbo a sus hijos.

YO SUEÑO QUE ESTOS cinco-siete  niños cuenten con un maestro que tenga conciencia que su deber pedagógico mayor es lograr darles guía y ruta a ellos. Estimación, respeto, motivación, valorarlos. Y que no se escude en ese dicho que "no los educaron en casa, yo no tengo esa responsabilidad". Al contrario, ese es el deber que cumplen los mejores maestros bajo la siguiente premisa:

A ESTOS NIÑOS NO LOS LIDERARON en su casa. Si no los lideran en la escuela, entonces los liderarán en la calle. Y es cuando decimos: el gobierno tiene la culpa, los padres tienen la culpa, la sociedad tiene la culpa, los medios de comunicación, la internet y las redes sociales tienen la culpa. La culpa es de todos, porque es la sociedad que educa.

LA ESCUELA ES EN ESTOS AÑOS un lugar de resistencia, donde se trabaja en analogía como el mito de Sísifo: la piedra del conocimiento y valores la levantamos en la escuela. Y fuera de ella, dicha piedra cae de nuevo y al día siguiente hay que levantarla de nuevo. O como el mito de Penélope, que lo que tejen los y las docentes en conocimientos y valores en la escuela, fuera de ella se desteje.