El divino tesoro de José Agustín
Tesoro no encontrado
Aunque nacido en la ciudad de Guadalajara el 19 de agosto de 1944, a José Agustín siempre se le consideró un escritor guerrerense, ya que además de ser registrado en Acapulco, fue miembro de una familia importante de esa entidad del sur de la república mexicana, amén de que la trama de varias de sus novelas tienen como fondo al mismo puerto poseedor de la considerada bahía más hermosa del mundo ("Se está haciendo tarde -final en laguna-", "Dos horas de sol").
Nacido como José Agustín Ramírez Gómez, desde un principio y de manera normal firmó sus obras con su simple nombre, y así fue aceptado por su siempre fiel y amplio público lector. La obra de José Agustín nunca ha perdido frescura, su lenguaje es ameno, sus temas le interesan a la juventud de todas las épocas, y es que tratara el tema que tratara, siempre lo hizo con un lenguaje acorde a los tiempos, y los tiempos para él nunca envejecieron, siempre conservaron su juventud ("La tumba", "De perfil").
Por ahí el imaginario popular dice que la juventud es un divino tesoro, y si eso es cierto, entonces la obra de José Agustín es un gran tesoro, tan importante como el del güey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, con la diferencia que a este segundo tesoro nadie lo ha encontrado, y el de José Agustín nunca se ha perdido, está ahí a la mano y a los ojos del público lector de novela ("Ciudades desiertas", "Vida con mi viuda") y de cuento ("La mirada en el centro", "No hay censura"). Del amante del cine (como director: "Ya sé quién eres -te he estado observando-", como coguionista con José Revueltas: "El apando"); y del teatro ("Círculo vicioso"). Porque su obra abarcó estos y otros ámbitos, como el ensayo político ("Tragicomedia mexicana"), la crónica cultural ("La contracultura en México: la historia y significado de los rebeldes sin causa, los jipi tecas, los punks y las bandas"), la crítica musical ("La nueva música clásica", "Los grandes discos de rock: 1951-1975"), y la autobiografía ("El rock de la cárcel"), entre otros muchos rubros.
Y así como la obra de José Agustín no ha perdido juventud, el escritor se hizo presente en el ámbito cultural y del espectáculo nacional desde muy joven, y desde muy joven también tuvo éxito, tanto que apenas cumplidas las dos décadas de vida ya era el escritor de moda y mantenía un noviazgo como de película, pero en la vida real, con la actriz y cantante de moda, la mismísima Angélica María, considerada desde entonces como la novia de México, y a la que acompañó en parte de su aventura cinematográfica (como coguionista de una de las películas clave de la artista: "5 de chocolate y 1 de fresa").
Pero José Agustín no se quedó ahí, siguió su camino y a la vez permaneció en el tiempo, en su eterna juventud, en su sonrisa jovial y en su charla cautivadora. Pero así como tiene fieles lectores, también tuvo detractores, y con muchos de ellos sostuvo polémicas, ácidas con algunos, y fraternas con otros, pero siempre enriquecedoras para todos, principalmente para los lectores, sobresaliendo su comentario referente a la declaración de Carlos Monsiváis sobre el festival de rock de Avándaro realizado en 1971.
Por su parte, Alex Lora, el eterno líder del grupo musical llamado simplemente El Tri, tiene una canción en la cual se describe a sí mismo, misma descripción que puede ser considerada también como un retrato de otros tantos jóvenes eternos amantes de ese tipo de música y de posición ante la vida, José Agustín incluido: "soy un chavo de onda y me pasa el rock and roll", dice la canción y dice bien. (*Escritor)
José Agustín murió hace un año, el 16 de enero de 2024, siete meses antes de cumplir ochenta años de vida, y lo hizo siendo más joven que muchos jóvenes. Y su obra, es importante decirlo, no ha perdido frescura y nunca envejecerá.