Desde la geopolítica
11/04/2025
¿Y si Trump no se va? El fantasma del tercer mandato
Por si las guerras comerciales, las tarifas punitivas y la erosión institucional no fueran suficientes, Donald Trump ha comenzado a coquetear abiertamente con un escenario aún más inquietante: un tercer mandato presidencial. En una entrevista exclusiva con la NBC, el 30 de marzo de 2025, el exmandatario declaró que "no estaba bromeando" al insinuar su intención de buscar un nuevo cuatrienio en la Casa Blanca. Añadió, sin ambigüedades, que existen varios caminos para lograrlo, pese a que la 22ª Enmienda de la Constitución prohíbe explícitamente ser "elegido" presidente más de dos veces.
Y es precisamente en esa palabra —"elegido"— donde Trump y sus asesores han detectado una grieta constitucional. La enmienda establece que: "Ninguna persona podrá ser elegida para el cargo de Presidente más de dos veces", pero no menciona nada sobre llegar al poder por la vía de la sucesión presidencial, contemplada en la Ley de Sucesión de 1947. Esta legislación determina el orden jerárquico en caso de fallecimiento, destitución, renuncia o incapacidad del presidente en funciones y establece el siguiente orden de sucesión:
1. Vicepresidente
2. Presidente de la Cámara de Representantes
3. Presidente pro tempore del Senado
4. Secretario de Estado
5. Secretario del Tesoro
6. Secretario de Defensa
7. Secretario de Justicia
8. Secretario del Interior
9. Secretario de Agricultura
10.Secretario de Comercio
11.Secretario del Trabajo
12.Secretario de Salud y Servicios Humanos
13.Secretario de Vivienda y Desarrollo Humano
14.Secretario de Transporte
15.Secretario de Energía
16.Secretario de Educación
17.Secretario de Asuntos de los Veteranos
18.Secretario de Seguridad Nacional
Trump ha sugerido este camino: postularse como vicepresidente junto a un candidato leal como JD Vance y después llegar al poder mediante la sucesión. Es decir, JD Vance aparecería en la boleta de 2028 como Presidente y Trump como Vicepresidente. Al ganar las elecciones, Vance "renunciaría" y Trump ascendería al poder, vía sucesión presidencial.
En 1999, los académicos Bruce G. Peabody y Scott E. Gant publicaron el artículo " The Twice and Future President: Constitutional Interstices and the Twenty-Second Amendment" (En español: "El presidente de dos veces y del futuro: Intersticios constitucionales y la Vigésimo Segunda Enmienda"). En este texto los autores plantearon que un expresidente que ya ha cumplido dos mandatos podría ocupar la vicepresidencia —siempre y cuando sea constitucionalmente elegible— y luego asumir la presidencia mediante sucesión. Este argumento es controversial, pero no es nuevo. Y aunque muchos juristas lo cuestionan, su simple existencia basta para agitar las aguas.
La 12ª Enmienda introduce un posible candado: "ninguna persona inelegible para el cargo de Presidente será elegible para la Vicepresidencia". Si se interpretara que Trump, tras dos mandatos, ya no es elegible como presidente, su candidatura a la vicepresidencia quedaría invalidada. Pero este es un terreno nebuloso y no resuelto por la Corte Suprema. Así que este escenario plantea un amplio debate, con intensas batallas en lo político, lo jurídico y la opinión pública. Además, hay que recordar que la Suprema Corte tiene mayoría conservadora, lo cual podría ser favorable para Trump.
Más allá del escenario de sucesión, Trump podría apostar por una estrategia más frontal: impulsar una reforma constitucional que elimine el límite de mandatos presidenciales. El Artículo V de la Constitución estadounidense establece dos vías para enmendarla: mediante el voto favorable de dos tercios en ambas cámaras del Congreso y la ratificación de tres cuartas partes de las legislaturas estatales, o mediante la convocatoria de una convención constitucional solicitada por dos tercios de los estados.
Hagamos las cuentas:
- En el Senado (100 escaños), se requieren 67 votos. Los republicanos tienen hoy 53, por lo que les faltarían 14.
- En la Cámara de Representantes (435 curules), se necesitan 290. Los republicanos cuentan con 222, por lo que necesitan 68 votos adicionales.
- En cuanto a los estados, hay actualmente 27 estados con mayoría republicana en ambas cámaras legislativas. Si se suma Nebraska —que tiene un legislativo unicameral controlado por los republicanos— serían 28. Solo faltarían 10 estados más para alcanzar las tres cuartas partes necesarias (38 de 50).
¿Está Trump en posición de lograrlo? Aún no, pero no está lejos. Las elecciones intermedias de 2026 podrían ser decisivas. Con un Partido Demócrata fragmentado, desgastado y sin una figura cohesionadora, los republicanos podrían avanzar en su objetivo de reconfigurar las reglas del juego a su favor.
La posibilidad de un tercer mandato de Trump, por remota o controversial que parezca, ya no pertenece al terreno de la ficción. Se ha instalado en el discurso público, en las interpretaciones jurídicas y —lo más inquietante— en la imaginación política de una base que no reconoce límites al poder de su líder. El termómetro democrático medirá esto en 2026. Y ahí están los números. Entre más se acerquen los republicanos a las cifras necesarias para una reforma constitucional, más peligrará la democracia estadounidense. La pregunta ya no es si Trump quiere irse, sino si el Partido Demócrata podrá impedir la enmienda en las elecciones intermedias de 2026
DEJA UN COMENTARIO