Viaje y naufragio

Elevar los sueños es vital, pero sin una ruta clara para aterrizar, corren el riesgo de quedar atrapados en el vacío.

ELEVA TUS SUEÑOS lo más que puedas, como un cometa. Pero no te confundas. Habrá siempre necesidad de buscar la manera que aterricen y no se queden en las alturas. Al respecto ilustra la canción de Silvio Rodríguez, "Los tres hermanos": "De tres hermanos, el más grande se fue/ Por la vereda a descubrir y a fundar/ Y para nunca equivocarse o errar/ Iba despierto y bien atento a cuando iba a pisar/ De tanto, en esta posición,/ caminar/ Ya nunca el cuello se le enderezó/ Y anduvo esclavo ya de la precaución/ Y se hizo viejo/ queriendo ir lejos/ Con su corta visión..."


HAY QUIENES DISFRUTAN un aromático café en el centro de la ciudad. Y lo toman en compañía. En lo particular me gusta ver ambas situaciones. Los que lo toman en grupo y los solitarios. Estos andan acompañados de ellos mismos. Los otros necesitan quien los escuche y a quién escuchar. Se habla de revoluciones y guerras intestinas.


Y TAMBIÉN SE HABLA de Simon Biles, de futbol en la Eurocopa y nunca de quién mató a Palomino Molero. Dependiendo de los grupos son los temas. Si son gente de teatro, si son peluqueros, si son políticos y si son jubilados sin mayores aspiraciones. Sigue Silvio:  "...De tres hermanos, el del medio se fue por la vereda a descubrir y a fundar/ Y para nunca equivocarse o errar/ Iba despierto y bien atento al horizonte igual/ Pero este chico listo no podía ver la piedra, el hoyo que vencía a su pie/ Y revolcado siempre se la pasó/  Y se hizo viejo queriendo ir lejos/ A donde no llegó..."


HAY SUEÑOS IMPOSIBLES pero es lindo soñarlos. Si por ejemplo sueño con la modelo o actriz de moda es porque ando iluso por la vida con ensoñaciones. Entonces miro una serie en la televisión y me enrolo yo mismo en lo que estoy viendo. Me miro a mí mismo como personaje de esa serie, sin relacionarla con la serie de la vida real donde al parecer formo parte de ella.


Y HAY MESAS DE CAFÉ donde se escucha solo el barullo de quejas, como moscas en declive, como abejorros zumbones, como mosquito que circunda las orejas. Allí se van hilvanando en tejido torpe  los infortunios que nos atosigan y no nos sueltan como el perro que dicen al morder se le traban las mandíbulas y no puede soltar al mordido.


Y CLARO, HAY MESAS DONDE se reúnen los de buenas costumbres, los de falsas promesas, los bien portados. No sé de sus pláticas porque nunca me he acercado a ellos. Y con ellos a veces se acerca un líder espiritual o uno de esos que pregonan la literatura de la autoayuda. Y continúa Silvio: "... De tres hermanos, el pequeño partió/ Por la vereda a descubrir y a fundar/ Y para nunca equivocarse o errar/  Una pupila llevaba arriba y la otra en el andar/ Y caminó vereda adentro el que más/ Ojo en camino, y ojo en lo porvenir/ Y cuando vino el tiempo de resumir/ Ya su mirada/ estaba extraviada/ Entre el estar y el ir/ Eh-eh-eh, eh-eh-eh/ Ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve..."


CONVERSAR HISTORIAS ES EL COMÚN de los hombres y mujeres. Las más de las veces el que cuenta es el protagonista aunque no lo especifique. Está por lo regular el truco decir que le pasó a otro, como el amigo de un primo. Y a la prima se le cuenta igual para escuchar de sus historias. Y así nos vamos enterando de amores clandestinos, de parejas de película, de vecindarios como un universo.


CONVERSAR ES METERNOS EN UN HILADO de recuerdos donde hasta el más nimio de ellos forma parte del todo de nuestro pasado. Y se componen de hechos, circunstancias, prolegómenos, disgresiones, secretos de pocos o muchos, confidencias y mucho más para ponerle crema a lo que se cuenta.


YO SUEÑO MUCHO. Mas me considero escéptico. Sé que las cosas pueden ir mal o bien, pero que es la misma inercia de la existencia. Que la ruta que llevamos no es la adecuada. Pero que a eso el planeta no lo considera. Todo pasa y todo pasará. Si la vida de una generación oscila entre los 75 y 80 años, ya han pasado miles de generaciones de todas las especies, con sus extinciones y la vida cambia para seguir igual.


EL ESCÉPTICO NO CREE EN LA MENTIRA, porque la detecta. Cree en la verdad pero no la busca. Mira que está nublado y no le interesa si llueve o no. Se guarece, eso sí. Y escucha la lluvia al caer en las láminas de zinc y no entona canciones, ni farfulla contra ella. Solo deja pasar, como si fuera un espectador más de los amores eternos que terminan en seis meses. Y de la vida que pasa con ilusionados, ilusionistas, decepcionados y esperanzadores.


HAY UNA PINTURA QUE SE LLAMA La balsa de la Medusa, del francés de Theodore Gericault, pintada entre 1818 y 1819. En ella destaca a 13 sobrevivientes de un naufragio. El tema fue de la vida real, y luego de entrevistar a los sobrevivientes logró reflejar la actitud de cada uno de ellos ante la circunstancia. Y vemos quiénes están en el suelo vencidos, quiénes ponen atención a la arenga del líder que tiene la esperanza de sobrevivir, y dos o tres que respaldan la ideas del líder. Me da la idea dicha imagen que la vida es un naufragio. Y cada quien tenemos actitud distinta.