No somos nada

En eso que es la tierra andamos, vivimos, soñamos, anhelamos, amamos...


MIRO UNA FOTOGRAFÍA. En ella se ve algo ovalado que reconozco bien podría ser la tierra y una esfera mucho más pequeña, que sería, entonces la luna. Y en eso que es la tierra andamos, vivimos, soñamos, anhelamos, amamos, odiamos, extrañamos, lloramos, reímos, admiramos y sentimos envidia. Allí se han hecho guerras de exterminio masivo. Pero no han logrado el exterminio total de la vida. Solo que al parecer a ese punto raudos nos encaminamos.

NO. NO NOS ALCANZARÁ el tiempo en la vida para darnos cuenta exacta de lo pequeño, minúsculo casi la nada que somos. Una leve partícula entre muchas otras que mira y oye, y que eso le basta para conformar una visión del mundo. Somos cuerpo con pensamiento. Somos algo que piensa (Meditaciones de Descartes). Aunque hay cuerpos que no piensan, siempre es loable hacer el esfuerzo. ¿En qué? pensar en la vida, la muerte, el amor, el cosmos, el tiempo, lo fugaz de la vida, qué pasa luego de la muerte. Sí, dudar del cielo y del infierno. Dudar como daga filosa  que levanta el cuero cabelludo de la idea, para ver qué hay debajo.

MIRO ESAS ESFERAS en la fotografía, que me dicen fueron tomadas por una de las naves que comúnmente algunos países (dos o tres, no más) mandan al espacio como una selfie de la humanidad. No importa la pobreza y miseria de nuestro alrededor, lo que importa es la imagen en el autorretrato. Así en el individuo y su indiferencia, como en la tierra y su deterioro ambiental.

DE NIÑOS NOS ACOSTÁBAMOS panza arriba en un parque. Y mirábamos lo azul del cielo. "Allá va un avión". No, es un platillo volador". Veíamos las algodonadas nubes y les buscamos formas: un gato, un conejo, una batalla de lestrigones, etc. Y por las noches en el techo de la casa hacíamos lo mismo. Era como otra cara de la moneda. En esta los astros luminosos, a lo lejos, titilan, como si temblaran del frío cósmico. ¿Y si sí?

TODOS, UN BUEN DÍA, hicimos lo mismo. Otros lo siguieron haciendo, lo de asomarse a las alturas. Lo de admirar los crepúsculos como en llamas  rosas, rojos y anaranjados, colores entremezclados como enjambre. Y otros no se asomaron más. Se quedaron, lívidos y vergonzantes, metidos en asuntos de ganancia y plusvalía, prisas para los horarios, circular entre tráfico endemoniado, hacer ejercicio en bicicletas fijas, y mirar series en las plataformas en las que cambias de una a otra aplanando un botón.

YO MIRO LA FOTOGRAFÍA de la tierra y me pongo a pensar en los millones de años en los que ha evolucionado la vida, desde las minúsculas células, los organismos pluricelulares, el paso del ambiente acuático al terrestre, y en este los millones de años de las plantas y los seres, hasta arribar al que camina en dos extremidades y ya en el presente, que fija su vista encorvado en un teléfono de marca.

LAS TANTAS GUERRAS GRIEGAS y asiáticas, las invasiones, los tantos generales y tropas, la tanta muerte derramada. Los tantos gobernantes y la construcción de palacios; los inventos que iban modificando cada vez más el comportamiento humano. Todo eso en esa esfera que vemos en la fotografía. También los heroicos, las historias de amor, con sus pleitos, los cueros jóvenes y duros de mujeres y hombres, y los mismos en decrepitud, reconciliaciones, despedidas y besos al por mayor. Sueños y esperanzas. Todo allí en la tierra.

A MANERA DE REFLEXIÓN. De nada sirven los desvelos, el insomnio, las preocupaciones, celos, odio, envidias, que solo quitan tiempo y enferman la salud física arrastrada por la emocional. De nada sirven las disputas por tierras; quién la tiene más grande; más ceros en las cuentas quien conquista más de todo. Al fin de cuenta no escaparemos con vida. Y todo lo que nace tiene que morir en su justo momento.

SE CUENTA DEL BORRACHITO que entró a un velorio. Y poniendo la mano en el ataúd gritaba desgarrador: "No somos nada. No somos nada. Nada." Quienes los escuchaban y veían, consideraron que era familiar del muerto. Pero no lo conocían. Pero de que su pensamiento era profundo en una conclusión filosófica que como individuos vivientes no somos nada. Queda el cuerpo inerte. El alma y pensamiento se fueron a otra parte. Quedan allí los despojos. No somos nada. Uno de los asistentes se atrevió a preguntarle qué era del muerto, su familiaridad o si era solo amigo. "¿Qué no escuchó que no somos nada?"

EL PLANETA TIERRA con su luna grandotota y el sistema solar con su magna estrella de luz. En la foto se ve algo así como la vía láctea, formada por millones de planetas y estrellas. Y más allá el mundo en su magna exactitud y perfecta armonía, aun en el previsible caos ordenado. Más espacio, más cuerpos celestes o de otro color. Nuestro vasto, magno, universo. Y nosotros. Si decimos que la tierra e suma punta de alfiler ante todo el universo. Y eso si acaso. Ahora imaginemos lo que somos nosotros. Y los buenos antecedieron en la vida.

EN EFECTO. SOMOS UN CUERPO que piensa. Que envejece. Y que indefectiblemente morirá. Y se transformará en polvo. Regresa a la madre tierra. Polvo de estrellas también se dice. Flor breve en el espacio y el tiempo. No somos nada. Mientras tanto la amistad y el amor justifiquen la existencia humana. Va mi abrazo.


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