Ciudades ahogadas por los autos
SI SE ASOMARAN EXTRATERRESTRES a la tierra mirarían un fluir de autos por todas partes
SI SE ASOMARAN EXTRATERRESTRES a la tierra mirarían un fluir de autos por todas partes. Uno mismo se sorprende que aparecen de todos los tipos, colores y potencia. Adelante y atrás de nosotros. Nos rodean por todos lados. Incluso, si vamos dentro de uno, nos sentimos atrapados y más cuando de cinco filas hacia adelante se reduce el espacio y queda solamente una fila para pasar y pasan horas. Y estamos tan aleccionados para aceptar dócilmente esta realidad automovilística que nos ahoga, que pedimos que las calles sean más anchas y se hagan distribuidores viales.
LA INDUSTRIA AUTOMOVILISTA ES una de las más poderosas del mundo. Sin nombrar marcas tradicionales tanto norteamericanas y europeas, a estas se han sumado nuevas marcas de origen asiático, que ofrecen modelos, si no regalados, cuando menos más baratos que los de marcas antiguas y de mayor renombre. Y además, para que te quedes con uno, te ofrecen hasta las perlas de la virgen en seguro, empezar a pagar hasta abril, servicio de mantenimiento gratis la primera vez, el primer mes con descuento del 50 por ciento, un año de seguro gratis, cinco años de garantía, y hay una marca que ofrece garantía por diez años.
AUTOS POR AQUÍ y por todas partes. Signo del confort y de rapidez. Con muchos caballos de fuerza. Símbolo del poder. Símbolo del estatus. La industria automovilística viviendo sus mejores tiempos. Su auge de prosperidad. Sus accionistas al mando del mundo. Sus decisiones en detrimento de la naturaleza, nuestra única casa, nuestro único proveedor de suelo, alimento y de oxígeno.
AL PASO DEL TIEMPO, con innovaciones para mayor confort y seguridad, con bolsas de aire que protegen ante un eventual choque, con asientos reclinables para lo que se ofrezca, con cámara para ver cuando se utiliza la reversa, con radar que avisa que tienes algún objeto atrás, con piloto automático, con sonido envolvente, por lo cual se escucha una amplitud de sonidos, con micrófono para hablar con manos libres. Y tantas cosas más que dificultan al mecánico de la colonia detectar las fallas. Ya hasta hay vehículos que no necesitan conductor, pero se chocan también con quienes se pasan la luz roja del semáforo.
LAS EMPRESAS AUTOMOVILÍSTICAS tienen inversiones en la bolsa y fábricas en muchos países del mundo, incluido nuestro país y Brasil, por nombrar algunos. Y los autos siguen saliendo de sus fábricas para dominar las ciudades y en lo posible ahogarlas. Las nuevas ciudades prácticamente son diseñadas para el flujo aumentativo de autos y en las viejas ciudades sus calles son ampliadas en función de las necesidades requeridas para la circulación, estacionamiento y cementerios para los automóviles. Nadie me lo va a creer, pero he visto casas, en las que la sala la utilizan para guardar el auto.
EL PODER DE LA INDUSTRIA automovilística tiene sus cabilderos en los congresos de los países para impulsar leyes que les beneficia o para detener leyes que les afecta. Ante la industria automovilística se plegan gobiernos de todos los países. Ellos impulsan a candidatos. Y tienen las puertas abiertas en los gobiernos. Los distribuidores locales de autos invierten en la banca y en la política. Note usted que cuando un gobierno compra vehículos para renovar las flotillas sea de las dependencias o de las áreas de seguridad, las compran de determinada marca. Siempre hay sospechas, y siempre hay indicios que fortalecen las sospechas.
NI SE DIGA, LA INDUSTRIA DEL SEGURO de autos es asimismo empresa boyante. Son trasnacionales, no importa ante cuál caigas. El trato casi siempre es el mismo. Tienen opción para que adquieras el seguro de acuerdo a tus finanzas. Me tocó ver el accidente de una amiga, que cuando llegó el valuador de su seguro, revisó la póliza y dijo: "esta póliza es solo para presentarla en el pago de refrendo e impuestos. No cubre asistencia vial, como grúa para remolcarlo ni gasolina para moverlo, ni cambio de neumáticos". Y se marchó, como dice la canción de José Luis Perales.
MÉXICO ES UN CEMENTERIO de autos, y más la frontera norte. De Estados Unidos se importan pocos autos nuevos que venden las agencias. Y muchos más se importan autos usados que tienen 10 años de uso. Ya con estos años en movimiento, a los autos les falla todo, o con suerte aguantan entrega y a los dos o tres años empiezan fallar de una parte o de otra. Y finalmente llegan a los deshuesaderos, que son como cementerios de autos. Y estos espacios de cadáveres de hierro, plásticos y aluminio abundan por todos lados.
LA INDUSTRIA BOYANTE DE AUTOS requiere consumidores, sedentarios. Requiere clientes que anhelan una silla acojinada de cuatro ruedas con sonido cuadrafónico tipo teatro. Requiere de personas cuyo sueño y objetivo de vida es tener y acumular. Para la circulación de autos las ciudades hay que ampliarles, las calles hay que hacerlas más anchas, hay que hacer pasos y puentes peatonales, puentes para pasos de animales, hay que dedicar dinero para agrandar las carreteras y hacer distribuidores viales, no importa la educación ni la salud. Que por cierto los contaminantes en uso de gasolina y aceite es cada vez más patente. Los seres humanos son cada vez más reducidos. Hay más fauna atropellada (de todo tipo, incluyéndonos).
POR ESO ADMIRO A QUIENES caminan, corren y/o usan bicicleta, y que el auto solo lo usan por necesidad para trasladarse a su trabajo. Y por último: mientras la industria automotriz -sea estadounidense, china, alemana, francesa o italiana- requiere consumidores de autos, la industria farmacéutica requiere enfermos y la industria armamentista requiere guerras. Son los nuevos tiempos, los grandes negocios redondos. ¿La salud del planeta Tierra? No importa.