Salinas Pliego como intelectual orgánico del neoliberalismo (II)
Nos dice el autor en la primera parte de esta entrega:
"La única ideología de la derecha es la hipocresía", Carlos Monsiváis.
Nos dice el autor en la primera parte de esta entrega: "No hay que menospreciar el discurso dado en Argentina en una reunión de la Internacional Derechista (CPAC) por Ricardo Salinas Pliego aunque se trate de una maniobra para esconder su carácter esencial de evasor fiscal y no de empresario". Ubica el contexto del enriquecimiento de Salinas Pliego así como su papel como "intelectual orgánico" del viejo sistema, contrariamente a los "intelectuales orgánicos" que asumen una actitud crítica y de "verdadera liberación". Esta es la segunda y última parte:
LA DESIGUALDAD IGNORADA
No deja de ser interesante el planteamiento de Salinas Pliego (en la reunión de CPAC):
"La clave del mal es la igualdad, y el subyacente que viene ahí es la envidia. Los zurdos no pueden ver a alguien que tiene éxito porque no sé, de chiquitos los dejó caer su mamá o les habló feo y entonces no han podido salir adelante y entonces piensan que se merecen más de lo que tienen y es horrible ver a un tipo que le vaya bien en la vida y la envidia no la pueden manejar y de ahí viene un tema del robo y del despojo. Y como la gente no se deja robar tan fácil, viene el tema del autoritarismo y la macana y el golpe. Entonces, del lado zurdo está el mal, la envidia, el robo, el autoritarismo y del lado bueno está la verdad, está la libertad, está el esfuerzo premiado y está la prosperidad para todos...A mí lo que me apasiona es resolverle la vida a millones de personas y lo hago muy bien y por eso gano mucho dinero".
"Nadie quiere ser esclavo, es indigno ser esclavo...si el Estado te quita la mitad de lo que ganas eres medio esclavo...Estamos esclavizados porque no tenemos el derecho a portar armas"...
La parte central del discurso de Salinas desnuda la idea neoliberal de su supuesta teoría económica tras la que siempre se ha escondido y muestra descarnadamente su concepción antropológica u ontológica del hombre de la que parte. Según él la desigualdad no es fruto de una estructura social y una relación económica de propiedad y acciones de despojo, sino de la suerte, el esfuerzo, un problema psicológico individual y sólo le faltó decir que de la gracia divina. Y del otro lado hay una masa de incapaces traumados por no ser capaces de hacer los esfuerzos necesarios para ser "exitosos". Pero, como demuestran el psicoanálisis o la teoría de las representaciones sociales de la psicología social, en realidad, al describir al otro, se describe a sí mismo: alguien que ha hecho su fortuna mediante el robo, el despojo (cotidiano de los deudores de Electra y clientes de Banco Azteca) y que es todo lo contrario a un "self made man" (un hombre construido por su propio esfuerzo individual) porque ya de entrada sin mover un dedo heredó una fortuna fruto de una antigua empresa. Y más importante, recuperando una ideología y práctica heredada de su padre, define la actividad empresarial sobre la base de una ideología individualista y narcisista donde no existe justificación para pagar impuestos para el bienestar colectivo -los define como robos-; y sólo acepta al Estado en tanto proteja sus intereses particulares, pero propone el derecho a resistirse mediante la violencia si representa intereses comunes de la sociedad. Como está ocurriendo en los planes de inversión que ofrecen ahora los bancos, la ganancia no está dada por una mayor producción o productividad y ventas o procesos de innovación y competencia, sino en no pagar impuestos o especular con la inflación. Se trata de una estructura y sistema social que defiende como intocable detrás de todo su rollo de historias de éxito.
Y sobre lo del tiempo y la esclavitud, basta recordar que obligó a sus empleados a ir a trabajar durante la pandemia; y sin embargo no les reconoce el derecho a armarse para resistirse a sus abusos megalomaníacos. El no explota, ni abusa: "resuelve". Y, sin embargo, junto con Coppel, son los dos mayores ejemplos de que los pobres son una mina de oro que se pueden ordeñar paguito a paguito. En su libro el capitalismo histórico Immanuel Wallerstein demuestra como los pobres son una verdadera mina de oro para los propietarios, intermediarios y comerciantes ricos. Los pobres producen riqueza, sólo que son despojados.
Estamos en la era de los falsos empresarios independientes y exitosos: el poder actual de Salinas no viene de su esfuerzo, innovación o habilidad empresarial, sino de recibir una empresa formada y en funcionamiento por el propio Estado, supuestamente comprada con un préstamo de dinero -es decir, si realmente pago algo-, y además, como Trump, siempre está en quiebra -como los empresarios rescatados por el Fobaproa- para defraudar tanto a sus socios como a sus acreedores. El Estado es bueno cuando rescata a los empresarios fraudulentos: "nosotros en México pensamos que ya habíamos llegado a una situación democrática, había una competencia entre partidos" (casualmente Denisse Dresser dijo lo mismo cuando aquello de que nos había quitado las cadenas). Pero es malo, cuando, de acuerdo a lo que mandan las urnas, apoya la supervivencia económica, de salud y anímica del resto de la población. Y finalmente, como si ignorara el alcance de la violencia en los últimos años, propone alzar el nivel de armamentismo particular, lo cual sólo le da fuerza a la hipótesis de que los poderes económicos fácticos locales están asociados con los llamados carteles para mantener una guerra permanente de extorsión contra el resto de la población.
Y por cierto, tras la inundación del sureste de 2007, este Salinas le propuso al gobernador Juan Sabines de Chiapas, financiar ciudades ecológicas, entre ellas el Nuevo San Juan Grijalva. Si tienen la oportunidad de visitarlas, se darán cuenta de que son verdaderos campos de concentración.
Estamos en la hora estelar de los megalomaníacos disfrazados de empresarios que quieren reconstruir a la sociedad de acuerdo a sus caprichos y fantasías como el Mago de Oz (por cierto, dicen que -como siempre-vale mucho más la pena leer la novela Wicked que ver la película). FIN. El autor es investigador, docente universitario y activista)