RECUERDE LAS MONEDAS PARA EL BARQUERO...
La última vez que lo saludé fue antes de la pandemia, en la sala de redacción del diario Tabasco HOY
La última vez que lo saludé fue antes de la pandemia, en la sala de redacción del diario Tabasco HOY, había llegado con mi otro maestro Raymundo Vázquez Soberano, quien se acercó y me dijo: "Ahora te va a saludar el maestro Balcázar"; en esos momentos hablaba con un directivo. Le respondí a Raymundo: "Ya no se acordará de mí, soy unos 20 años más viejo", y él me dijo: "No te preocupes, también él es 20 años más viejo". Reímos.
Cargaba un sombrero de ala corta y nos saludamos con efusividad, cruzamos algunas palabras sobre los años de mi carrera y nos despedirnos. Ya no volví a ver a mi gran maestro Elías Balcázar Antonio.
Recuerdo que en unas de sus clases en la universidad, el maestro Balcázar dijo que el método dialéctico atribuido a Carlos Marx, éste se lo había copiado a otro filósofo, al escucharlo, un alumno que estaba sentado cerca de mí, se volteó y me dijo en voz baja: "Ese maestro sabe bastante".
Y así era, bastaba escucharle una sola vez para darse cuenta de su sapiencia. Elías Balcázar era un intelectual y cuando impartía sus clases, caminaba de un lado a otro en el salón, se acercaba al pizarrón y lo rayaba haciendo esquemas para explicarnos las teorías.
De sus clases recuerdo vivamente que nos habló del concepto filosófico del todo y la nada, y la forma cómo lo explicaba utilizando conceptos vivos con un lenguaje que parecía deslizarse como las aguas de río, sin tener que rebuscar conceptos en su pensamiento, también le recuerdo hablándonos de Keynes y su teoría económica, pues el maestro Balcázar era economista.
Sobre su infancia en su natal municipio de Paraíso, el maestro Balcázar le relató a uno de mis hermanos, que cuando eran infantes, corrían por las calles y cuando alguien estacionaba su auto sobre la banqueta, ellos se subían al cofre de los vehículos y así cruzaban. Desde entonces, el maestro ya era un irredento, concepción que nunca cambió sino que acuñó con un pensamiento crítico que estimulaba igual a sus alumnos en las aulas universitarias.
Fue el maestro Víctor Sámano, director de Diario Presente, quien el domingo al filo de las 11 de la mañana, me posteó el dato del fallecimiento de maestro Elías Balcázar Antonio, después vi las esquelas virtuales y supe que habíamos perdido a un verdadero intelectual y académico.
No tenía palabras para escribir acerca de mi gran maestro, pero al leer el texto "Elías Balcázar se marcha de Farmesi", de mi otro maestro muy recordado en su cátedra de epistemología, Raymundo Vázquez Soberano, publicado en Diario Presente el 15 de enero de este 2025, sentí la impetuosidad de decir que fui alumno de ese gran maestro, que tuve el honor de tomar sus cátedras sobre filosofía e historia y que sin lugar a dudas, era una mente privilegiada, lúcida, un intelectual en toda la extensión de la palabra, y sobre todo, una gran persona con quien se podía platicar con confianza, pese a ser alumno.
Para quienes fuimos sus alumnos, nos queda su gran enseñanza, no las teorías, no los autores, no la pedantería, no la jactancia, sino la humildad y la sencillez, ahí es donde estriba la trascendencia de las personas.
Buen viaje maestro, recuerde las monedas para el barquero, y a donde llegue, imparta sus clases con amor y vocación.