"¡Mi niño, mi niña, que gusto de verte!"
La sociedad requiere la poética de los niños
UNO
"Pum, explotaron los huevos y nacieron pollitos". No es casual escuchar que un niño o niña diga una expresión como esta. O "Las mariposas son flores que vuelan". Ellos, por supuesto, dicen expresiones mucho mejores, claro, variadas y distintas. Porque los niños tienen la enorme capacidad de asombro intacta. Y la curiosidad por descomponer y componer cosas. Solo que en algún momento entran a la escuela y cambia en la gran cantidad de casos las formas de aprendizaje, a veces contrarias o contradictorias.
DOS
Los niños y las niñas tienen la gracia y por tanto la capacidad, de jugar con cualquier cosa. Arman un castillo con tierra o arena. Hacen canales con agua y puentes de tierra, carreteras, y sus carritos y camiones sin motor ni nada contaminante los hacen pasar por allí, sin tránsitos que pidan mordida, ni baches en los caminos. Hasta que todos sucios son llamados por su madre para hacer las tareas escolares. Las cuales muchas veces son asuntos que no están dentro de su interés.
TRES
Hay un cuento didáctico que me gusta mucho y es explicativo de este fenómeno, de los caminos que arrastran a los niños a la rutina y lo gris. En ese texto se cuenta del niño que llega por primera vez a la escuela. En el grupo el maestro les dice: "niños hoy vamos dibujar una flor". El niño entusiasmado saca sus colores y va a empezar a dibujar la flor, cuando les dice el maestro. "Esperen, todos van a empezar igual". El niño se frena para esperar a los demás. "Ahora sí", dice el maestro. Y cuando todos están listos y van a empezar. Les dice: "esperen, les diré cómo". Los niños se frenan de nuevo. Y el profe les dice "van a dibujar una flor roja, hojas verdes y tallo café. Y así la dibujan todos.
CUATRO
Digamos, pasa un año y al siguiente la familia de este niño cambia de ciudad. Entra a otro grupo de otra escuela. Y el maestro (otrooo maestro) les dice: "¡niños vamos a hacer un dibujo". Todos los niños entusiastas y eufóricos con un "ehhh" empiezan a dibujar, de distintas formas y colores. Solo el niño personaje de esta historia está inmóvil. Se le acerca el maestro y le pregunta: "oye y tú por qué no empiezas?". Y el niño le responde: "es que usted no ha dicho qué dibujar". "Lo que quieras, dibuja lo que quieres". "Pero no nos ha dicho cómo". "De cualquier color y mezclas, de cualquier tamaño y forma". Y el niño empezó y terminó de dibujar una flor roja con hojas verdes y tallo café. (La autora es Helen Buckley, el texto completo se encuentra en internet)
CINCO
De Mark Twain, escritor norteamericano, sarcástico, corrosivo y cáustico, es la frase o se la atribuyen a él, que dice: "yo estaba recibiendo educación, hasta que entré a la escuela, se frenó todo eso, y empecé a aprender". Y esta otra más: "Muchos niños de escuelas públicas (y privadas) parecen solo conocer dos fechas: 1492 y 4 de julio (en EEUU) y por regla general, no saben qué sucedió en ninguna de las dos ocasiones".
SEIS
Yo he estado de visita en pocos talleres-estudios de artistas plásticos, amigos o amigas. Y prácticamente es como un área de juegos. Son espacios de trabajo como para niños grandes. Me parecen lugares formidables, y dan ganas de quedarse allí más tiempo (en mi caso que voy de visita a esas casas). Todo eso y además plática amena, la bohemia en muchos casos, brillo en la mirada, sonrisas, y la chispa festiva hasta en los silencios.
SIETE
El nudo para desatar precisamente esta contradicción del aprendizaje del niño y la escuela formal, es cómo conciliar el maravilloso mundo infantil de juegos y descubrimiento del mundo, y las prácticas escolares, sin que sea un rompimiento brutal entre dos mundos que a veces parecen opuestos a la naturaleza infantil. Ese es el dilema en que se encuentran muchas escuelas, y solamente los buenos maestros lo saben resolver muy bien, especialmente las maestras y maestros de preescolar.
OCHO
Escríbele una carta al niño que fuiste, a la niña que fuiste. Y dile sobre su futuro que es tu pasado. Y concíliate con él si es necesario. Y dile como mi amigo Óscar Hoscar Magaña, excelente persona y profesionista activo y propositivo, saluda ya de adulto a todos a quienes se encuentra, aparte de transmitir alegría: "¡Mi niño!, que gusto de verte, que gusto de saber de ti". Y en tus ratos libres vuelve a volar el papalote, a recorrer tu colonia en bicicleta y a soñar en un mundo mejor. La sociedad requiere la poética de los niños. Y esa sonrisa de los juegos multiplicada. Solo así. Te lo juro. Solo así.