México y la política energética

¿Podría México alcanzar una elevada proporción de soberanía? Para alcanzarlo, deberá impulsar la investigación sobre nuevas tecnologías, la creación de infraestructuras, y posibilitar la participación de los diversos agentes del sector

Un país sin energía significa no tener crecimiento y adaptabilidad en el futuro.

La nueva administración del país tiene el gran reto no solo comprender para qué requerimos la energía, sino también tener una mayor utilización de esta ante el bajo aprovechamiento de la misma.

La realidad: para tener una soberanía, independencia y autosuficiencia energética, requiere invertir a partir del 2026 en forma anual, entre 90 a 120 mil millones de dólares (privado-público), y la cuestión es que para hacer esto el gobierno deberá aumentar el déficit presupuestal y, en consecuencia, la deuda pública. Los riesgos financieros deben ser asumidos por la nación o bien compartirlos con el mercado a través de entidades privadas. Hoy en día, el sector energético, el 90 %, proviene de la parte pública.

Los datos, conceptos y definiciones energéticas deberán ser comprendidos, para tener un futuro definido del 2025 a 2050, en función del peculio disponible por el mercado, y para hacer que el país crezca en función del sector energético, el cual es el motor del PIB. Debiendo ser entendidos los siguientes términos, y el para qué deben ser utilizados:

Soberanía energética: En primer lugar, es imperativo establecer una conexión con la habilidad de una nación para tomar decisiones sobre su abastecimiento, incluyendo los conceptos de propiedad, seguridad, tecnología, combustibles e impacto en el medioambiente. Esto implica la gestión de la producción, distribución y consumo de energía. Cuyo propósito es asegurar el bienestar y el progreso sostenible de su sociedad. En la actualidad, ningún país en el mundo posee este concepto, debido a que, en muchos casos, depende de otras naciones.

¿Podría México alcanzar una elevada proporción de soberanía? Para alcanzarlo, deberá impulsar la investigación sobre nuevas tecnologías, la creación de infraestructuras, y posibilitar la participación de los diversos agentes del sector. Además de establecer políticas claras, y asegurar que los entes reguladores autónomos continúen, evaluando, supervisando y optimizando la forma en que la energía es generada, distribuida y consumida por la sociedad. Desde la perspectiva de ser accesible en términos de costo, confiabilidad y mejora de la calidad del aire, bajo el control de los gases de efecto invernadero, ante la nueva disciplina ambientalista, bajo el concepto de economía circular.

Independencia Energética: Se refiere generalmente a que un país posea la capacidad de producir toda la energía necesaria, y no depender de importaciones del exterior, ya sea de combustibles fósiles, electricidad o cualquier energía primaria. La forma de obtenerlo se basa en dividir la producción de energía primaria entre el consumo total de energía del mismo período. Por consiguiente, al estar en función del consumo y de la producción de energía, es susceptible a los incrementos y decrementos que presenten ambas variables en un período de tiempo, y al crecimiento económico de un país. ¿Cómo podrá ser logrado por México? No será posible, debido a la carencia de infraestructura energética para transformar la primaria, y la importación de energía primaria como el gas natural, e internación de energía secundaria como los combustibles fósiles. Asimismo, el no disponer de tecnologías propias, y depender de las empresas del Estado que puedan contratarlas. En la actualidad, estos costos podrán aumentar significativamente ante las incertidumbres jurídicas, normativas, financieras y sobre todo en el respeto de las inversiones privadas. Ante los cambios que pueden generar que ciertas obras, infraestructuras o cualquier contrato que inviertan, puedan ser considerados un bien de la nación, y pueden dar como resultado la tentación por parte del Estado, en ser expropiado, tal como se ha observado en los últimos meses. (Continuará. – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos)