La independencia energetica mexicana (II)
Segunda y ultima parte
Según datos de la Secretaría de Energía (SENER), en el 2022, el consumo de energía en México superó en un 40.28 % a la producción de energía primaria. Esta tendencia fue por la falta de inversiones directas extranjeras, en el sector de generación de electricidad, y esto podría incrementar en un mayor porcentaje, debido a que más del 60 % producido de la luz, utiliza gas natural, y este proviene en gran medida de importaciones de nuestro socio comercial por las diferentes interconexiones; a lo largo e ancho de la frontera. Adicionalmente, debe el dejar en claro que no se lograra una independencia respecto a los combustibles que son importados como la gasolina, diésel e turbosina; por no tener la certeza en las refinerías que operen con una eficiencia por arriba del 75 %, una refinaría olmeca que solo cubrirá una parte del mercado, y la confirmación en el último informe de gobierno que Deer Park, envía una cierta cantidad de combustibles y que solo cubren entre el 2 a un 5 % del total de la demanda diaria.
Como hemos llegado a esto a estar por debajo del uno en el índice de independencia, a según el balance energético de la SENER, dice que:
- 2012 a 2018, presento una tasa media de crecimiento anual de un - 3.27 %, esto se debió a que la producción de energía primaria decreció a un ritmo de 3.16 % anual, mientras que el consumo creció a 0.11 % anual.
- 2018 a 2020, el índice de independencia energética creció a un ritmo de 1.78 % anual, debido a que en este período la producción de energía primaria creció a un ritmo de 0.14 % anual, y el consumo, decreció a un ritmo de un 1.62 %. Pandemia del COVID-19.
- 2020 a 2022, son considerados años atípicos debido a los sucesos internacionales que se presentaron, la pandemia por COVID-19 y el conflicto Rusia-Ucrania. Sin embargo, en el mismo período la producción de energía primaria tuvo un crecimiento de 3.25 % anual, pero el consumo de energía creció a una tasa más acelerada de 10.21 % anual.
Es decir, la demanda del consumo de energía aumentando, y la pregunta cómo poder cubrir al todo, si no hay inversión pública suficiente, y la privada está contraída, y a la espera de los cambios que puedan ocurrir en los próximos meses en las políticas públicas.
Debido a que el índice de independencia energética liga la producción de energía primaria con el consumo final, sin considerar la producción de energía secundaria en los centros de transformación, y la desagregación del consumo final por energéticos, es fundamental considerar el incremento en la producción de energía primaria y secundaria en el corto plazo.
México invierte entre 55 a 60 mil millones de dólares en el sector energía en forma anualizada, a donde el 90 % es público, y solo el 10 % privado. Este porcentaje puede cambiar, incrementando más el gasto del erario al sector energético, pero dependerá cuanto presupuesto es asignado a las empresas del estado, y en donde la política energética, indica a donde deben de ir estas en el sector energético, dejando a un lado a la vocación en cómo fueron creadas, volviéndolas en unas todólogas.
Para ser independientes energéticos, requiere mejor invertir, en su totalidad a partir del 2026 en forma anual, entre 90 a 120 mil millones de dólares (privado-público), y la pregunta; para hacer esto, el gobierno deberá aumentar el déficit presupuestal, y, por lo tanto, la deuda pública. Es decir, los riesgos financieros; deben ser asumidos por la nación, o mejor compartir con el mercado por medio de privados.
La realidad nunca seremos independientes energéticos ante la falta de un peculio seguro, y políticas públicas que no den certidumbre jurídica, financiera, social y económica.
(– Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos)