MASCOTAS Y SALUD MENTAL
Todos aquellos que tienen la suerte de compartir su vida con una mascota, saben los beneficios que estos pequeños amigos pueden aportarnos
Todos aquellos que tienen la suerte de compartir su vida con una mascota, saben los beneficios que estos pequeños amigos pueden aportarnos. Las mascotas son grandes compañeras para todas las personas y nos hacen más felices. Además de ser muy fácil encariñarse de ellos, acabamos sintiéndolos como un miembro más de nuestra familia.
Existen muchos estudios que han comprobado que nuestros mejores amigos enriquecen nuestra calidad de vida, no solo en el plano emocional, sino que también lo hacen físicamente. Las investigaciones han determinado que convivir con animales desde pequeños nos ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de sufrir alergias o enfermedades respiratorias, entre otros problemas.
Según la American Heart Association, las mascotas pueden reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. Sus estudios determinaron que las personas que salen a pasear sus perros realizan un 54% de la rutina física diaria recomendada, y por ello la persona es menos propensa a sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, diversas investigaciones apuntan que el mero hecho de acariciar a un perro o contemplar a los peces de un acuario tiene un efecto relajante que reduce la frecuencia cardíaca.
También se ha determinado que las personas que comparten su vida con una mascota sienten menos tristeza e, incluso, experimentan mejoras en procesos de depresión cuando juegan o interactúan con ella. Cuando las personas ven, tocan y escuchan a sus animales de compañía o hablan con ellos, experimentan un sentimiento de buena voluntad, alegría, cariño y felicidad. Esto favorece a reducir el estrés, los niveles de ansiedad y a sentirse acompañados.
En los procesos de duelo, se ha identificado que la presencia de mascotas puede favorecer a la resolución de la pérdida con mayor rapidéz y a reducir la sensación de vacío subjetiva. Por otro lado, la afinidad de cada individuo con su especie favorita, permite un vínculo, muchas veces más fuerte que con algunos humanos.
Es muy importante entonces identificar que nuestros pequeños compañeros de vida tienen un rol muy especial y benéfico, siempre y cuando se les den las condiciones adecuadas para dicho papel. La falta de tiempo, descuido o incluso explotación (uso de animales no calificados para tareas de apoyo), va en total perjuicio de sus necesidades y a su vez nos priva de estos privilegios y ventajas al compartir el camino con ellos.
Ante esto, mi recomendación final es: ¡Adopta una mascota!, y si ya la tienes, cuidala y dejate querer. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra, colaboración para PRESENTE)