La lucha por México es tarea permanente
La experiencia política nos enseña que no se debe conceder ninguna ventaja a los adversarios, ni bajar la guardia en ningún momento
Nadie en la izquierda mexicana debe pensar que, tras el contundente triunfo del pasado 2 de junio, la lucha política ha terminado o que pueden tirarse a la hamaca a descansar. No hay que equivocarse: el esfuerzo por mejorar las condiciones del pueblo de México es un trabajo constante. Cada día debemos mantenernos alertas ante los adversarios, pues, aunque la derecha esté debilitada, sigue presente y activa.
Es cierto que la derecha esta herida, pero no derrotada. Se recupera rápidamente, lamiéndose las heridas que el pueblo le infligió, y sigue reaccionando con desesperación a cada oportunidad que se le presenta, como podemos observar a diario.
Las acciones de la derecha se manifiestan en los medios de comunicación, en la televisión, en la radio, en las redes sociales, en el poder legislativo, en el poder judicial, en el empresariado, en los grupos religiosos, en algunas universidades, en grupos extranjeros y en las distintas instancias del gobierno.
La experiencia política nos enseña que no se debe conceder ninguna ventaja a los adversarios, ni bajar la guardia en ningún momento. Recordemos lo que ocurrió en el sexenio que está terminando: aunque se lograron importantes cambios legislativos en el primer trienio, el segundo periodo se vio obstruido por una derecha fortalecida en el Congreso, que impidió modificaciones constitucionales necesarias para continuar apoyando al pueblo de México.
Aunque en la reciente elección presidencial el pueblo infligió una derrota significativa a la derecha, esta sigue viva, con una gran capacidad económica y una habilidad notable para recuperarse. La elección es clara: debemos mantenernos siempre alerta ante las reacciones de nuestros adversarios.
La lucha por el poder político es un proceso continuo. La historia muestra que la esencia del ser humano es la lucha entre el bien y el mal. En 1988 y 2006, la derecha y sus aliados le robaron al pueblo de mexicano las elecciones presidenciales. En 2018 y 2024, la izquierda ganó esas batallas, pero aún estamos lejos de ganar la guerra.
El equipo que encabezará la presidenta Claudia Sheinbaum a partir del 1º de octubre debe mantener viva la mística del humanismo mexicano. Todos los titulares de la administración pública federal deberán llevar a cabo una rigurosa limpieza en la estructura burocrática de sus dependencias para erradicar la corrupción, especialmente en las áreas de compras y obra pública federales.
El nuevo gobierno debe aprovechar los avances logrados y perfeccionar los métodos que han demostrado ser efectivos. Es crucial concluir todas las obras y programas iniciados por el presidente Andrés Manuel López Obrador. El proyecto de construir una nación democrática es un esfuerzo colectivo en favor del pueblo de México, iniciado por el presidente López Obrador, que continuará con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, y seguirán trabajando los futuros presidentes elegidos por el pueblo.
Debemos reforzar la educación política del pueblo mexicano para consolidar la revolución de las conciencias, un paso fundamental para avanzar en la cuarta transformación de México. Como decía Nelson Mandela, “La educación es el arma más potente que puedes usar para cambiar el mundo”. Para seguir transformando a México, es esencial educarnos políticamente.
Debemos comenzar con los niños y los jóvenes quienes son las semillas que germinarán y se convertirán en los árboles frondosos que darán frutos para las generaciones futuras, contribuyendo a construir el gran México del porvenir.
La izquierda debe proteger los logros alcanzados hasta ahora, ser digna de la confianza depositada por el pueblo y utilizar el poder político de manera eficaz para conservarlo durante muchos años en beneficio de México.