Julieta Campos en Tabasco
Hay vidas que alumbran porque dan calor y luz. Vida: calor y luz. Isidoro Pedrero Totosaus. Periodista tabasqueño.
En un espléndido ensayo literario titulado, "Esa Maraña Intrincada" Doña Julieta Campos describe su experiencia de vida al llegar con su esposo, Don Enrique González Pedrero, a encabezar el gobierno de Tabasco del año 1982 al 1987.
Escribe la singular escritora: "La vida es una maraña intrincada de experiencias que pueden -y suelen- contradecirse infinitamente entre sí. Monotonías y sorpresas nos van marcando los días y nos obligan a un ejercicio de adecuación constante a lo imprevisible. En mi propia biografía, los desplazamientos han marcado varios "antes" y "después", en una secuencia azarosa pero enriquecedora, que me ha obligado a ir metabolizando lo conocido y lo desconocido para sobrevivir a sucesivos cambios de piel."
"Quizá todos mis dilemas se resumen en un duelo entre la vocación por la escritura y la tentación de "hacer", de modificar, con acciones, la realidad. Fue en 1982 cuando el dilema se me presentó de una manera álgida. Fue en ese año en que sobrevino Tabasco. La biografía de mi marido, atravesada desde siempre por la vocación política, puso en ese momento a mi propia biografía una disyuntiva inesperada, que me obligó a hacer una opción ingrata entre mi proyecto de vida y el suyo."
"Precisamente cuando había empezado a insinuarse en ese repliegue recóndito del deseo donde se gesta la escritura la tentadora melodía de un libro absolutamente diverso de los que había compuesto hasta entonces, una especie de saga cuya perspectiva me había inclinado a iniciar la relectura de los Buddenbrooks de Thomas Mann y a buscar recuperar, en el recuento con parientes, viejas amistades y voces de desconocidos, aquí y en Miami, el talante de lo "cubano". Por primera vez en muchos años, la identidad de origen afloraba con la exigencia perentoria de "narrar la isla", de hacer una inmersión, hasta tocar fondo, en el escrutinio del pasado familiar."
"El "después" empezó en Tabasco. No solo descubrí allí al otro México sino a otra Julieta, mi otro yo, un territorio de mi cartografía interior que jamás había explorado. ¿Uno escoge? ¿escoge el destino? El azar de dos biografías que se habían cruzado y entrelazado, de la manera mas imprevista, en París, me trasladaba ahora a un sitio que conocía apenas, para representar un papel que se me anticipaba como una suma mas bien amenazante de interrogaciones sin respuesta. Una desconfianza igualmente acendrada hacia el poder me ponía en una incomoda tesitura ¿cómo compartir su ejercicio si había concebido siempre la función del escritor como el oficio de disentir, de hacer oír, con una voz siempre subversiva, el revés de cualquier discurso oficial?"
"No hubo mucho tiempo para dudar. El imperativo de un quehacer acelerado, de repente vertiginoso, desplazó sin pedirme permiso cualquier enigma hamletiano. Y lo primero percibí como una imposición intrusa y agobiante se fue transformando, casi sin intervención de mi voluntad, en algo denso y cada vez más cargado de sentido. Cuando vine a darme cuenta, había descubierto la insólita y embriagante fruición de pretender transformar – para mejorarla- la "realidad real".
"Del trabajo eminentemente solitario de la escritura y de la relación escolar con los alumnos en una aula universitaria pasé, de un día para otro, al trabajo con un equipo de colaboradores imbuidos igual que yo por el afán de articular las innumerables necesidades de la gente con la lenta adquisición de instrumentos para ir consolidando la capacidad de autogestión y el aprendizaje de que cualquier cambio duradero en las condiciones de vida solo puede fundarse en el afianzamiento de las capacidades de la gente misma para participar, como sujetos, en su propio desarrollo."
"Me entregue apasionadamente, pues, al esfuerzo de generar un experimento de desarrollo comunitario integral, partiendo de un método de ensayo y error y procurando que el ritmo de la gente fuera marcando el ritmo de un proceso que era esencialmente educativo y procuraba generar una toma de conciencia y fortalecer los sentimientos de identidad."
"La intempestiva intrusión de la política cambió de signo mi peripecia vital y catalizó algo que jamás había previsto: una energía de otra índole se movilizó en mí y me proyectó hacia fuera, me metió en vidas ajenas y me atrapó en una red de vínculos que se generaban en el quehacer práctico, en la intervención directa sobre situaciones y cosas, en el toma y daca cotidiano, y muy concreto, con gente que aspiraba, apenas, a protegerse un poco de la intemperie despiadada de la pobreza."
"Aventura contradictoria y ambivalente, fue aquella una inmersión en la más concreta realidad y en la utopía, es decir, en "ninguna parte". Tardé un poco en recuperar el uso de la palabra. Quiero decir en volver a escribir, que es mi manera de articular lo vivido y de poner un orden en el caos. Un texto en dos volúmenes que titulé "Bajo El signo del IX Bolon" y "El Lujo del Sol", fue un intento de recuperar la esencia espiritual de mi encuentro con Tabasco."
Sirva la publicación de estas breves líneas escritas por una de las mentes más lúcidas de México, como un modesto homenaje por un aniversario más de su natalicio, a quien dejó un enorme legado en los años que la vida le dio la oportunidad de servir a las personas más pobres de Tabasco.