Escala Crítica
Prevenir y combatir a la delincuencia, determinante para la gobernabilidad, el bienestar y el desarrollo
*En la agenda pública, la criminalidad ocupa el primer sitio de interés
*Hay una economía criminal que ha marcado el curso del mercado
*Los gobiernos deben recuperar territorio, es otra forma de soberanía
SIN DUDA que entre los acontecimientos más importantes del año, por su impacto en la vida pública y en las propias familias, podemos señalar las elecciones de gobernantes ocurridas en junio. Tanto la presidencial, que dio el triunfo a la primera mujer que ocupa Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum, como las otras nueve votaciones para gobiernos estatales. En lo que respecta a Tabasco, la llegada de Javier May Rodríguez al frente del Poder Ejecutivo, despertó amplias expectativas. Son tiempos complicados si observamos los contextos local, nacional y mundial, por la creciente interrelación de la economía, la sociedad, la política.
Puede parecer lugar común, porque la realidad siempre ha sido compleja, pero en nuestra época lo es aún más. Basta observar que a una acción corresponden reacciones que rebasan los cálculos de las llamadas agendas de riesgo...eso cuando se tienen. Lo peor que puede suceder es que quienes gobiernan o administran dejen las cuestiones al azar y a la fortuna (suerte).
Uno de los asuntos que este año se colocó en la primera línea de la agenda es el del llamado crimen organizado, o delincuencia organizada. Entendida esta en su sentido más amplio y que algunos estudiosos han denominado "economía criminal" o "criminalidad económica" en la que los delincuentes comunes y las bandas abiertamente criminales son apenas un cabo de la maraña ilegal. No digamos ya las guerras en las que gobiernos y empresas juegan también con el negocio de la vida y la muerte.
Resulta lógico que si los gobiernos deciden comenzar a combatir esta descomposición habrá reacciones violentas. Pero es posible y también necesario, porque sería absurdo que los gobiernos renunciaran...a gobernar.
DISPUTAR EL TERRITORIO
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EN UNA COLABORACIÓN anterior mencionaba cómo los gobiernos que llegan al poder mediante una mayoría expresada en las urnas proceden actualmente a una necesaria concentración del poder para hacer frente a las circunstancias que les dejaron otros gobiernos democráticos o autoritarios: la presencia de fuerzas no legales (y en muchos casos criminales) que disputan territorio y decisiones al poder legítimo.
Una reciente reforma constitucional otorgó amplios poderes a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, con lo que aumenta sus facultades para la investigación de los delitos, fiscalización de recursos y de coordinación del Sistema Nacional de Inteligencia en Materia de Seguridad Pública. Esta dependencia encabezará las acciones coordinadas entre los tres órdenes de gobierno en la estrategia de seguridad y la lucha contra la delincuencia organizada en el país. Es, por lo menos, el objetivo declarado.
La reforma es conocida como la "Ley Harfuch", por el titular de Seguridad federal, Omar García Harfuch a quien legalmente se le otorga el mando único para atender un problema, la presencia de las bandas del crimen organizado, que ya tiene características de riesgo para la seguridad nacional. Ya lo es para la gobernabilidad de los estados.
Varios son los intentos del pasado para, supuestamente, hacer más efectivo el combate a la delincuencia organizada. Se planteó en otro tiempo desaparecer a las policías municipales y crear un "mando único". Proyecto fallido.
TRABAJO, MUCHO TRABAJO
LA CONCENTRACIÓN de poder enfrenta por un lado el factor rendición de cuentas: dar resultados, con transparencia en el proceso. Si la concentración de poder no va acompañada de logros visibles y significativos, entonces la voluntad ciudadana expresada en las urnas puede revertirse. ¿Qué preocupa a opositores de la 4T?: que esa concentración de poder se convierta en dados cargados en sentido electoral y que, por ello, la rotación en el poder federal sea una quimera.
Aquí es donde la oposición tiene que actuar con inteligencia, imaginación política y trabajo de base (cercano a la gente), para no desdibujarse. Es tarea cuesta arriba. Recordemos el discurso político abarcador -horizontal, no vertical- de la izquierda lopezobradorista, más el trabajo de base -picar piedra, municipio por municipio- para convertirse en opción viable de gobierno. Sin ese trabajo de identidad partidista y de cercanía/conexión hacia los ciudadanos, el Proyecto de nación –y poder- 4T no hubiera logrado la hegemonía que ahora tiene.
Hay, por supuesto, también una larga historia de lucha anterior a AMLO –obreros, campesinos, estudiantes, etcétera- que implicaron sacrificios reales no mediáticos, razón que explica también las preocupaciones que quienes usufructuaron el poder y construyeron una "cultura" del fraude y el autoritarismo, retornen aprovechando la manga ancha de Morena.
Por otro lado, la concentración de poder enfrenta la crítica de la cultura democrática. La pluralidad de voces –necesaria para la competencia real- se asume de forma equivocada como ´plebiscito de consenso´, como si cualquier acción de gobierno necesitara unanimidad. En democracia, la mayoría tiene derecho de emprender acciones de gobierno que -se piensa- beneficiarán a la comunidad. El debate sobre la concentración de poder, ciertamente no es ocioso. Bien diferenciado en sus esferas (electoral y gubernamental) ayudaría a comprender cómo se ejecuta un proyecto de gobierno desde el ejercicio legítimo del poder.
Lo cierto es que así como en la política, el trabajo "de territorio" será determinante para desmantelar las redes criminales...al mismo tiempo que se termine la tolerancia en la llamada delincuencia de "cuello blanco" (políticos, funcionarios y empresarios).
AL MARGEN
Por un mejor año y con agradecimiento por acompañarnos durante este 2024 que concluye, nuestros mejores y más sinceros deseos por su bienestar. (vmsamano@hotmail.com)