Los alumnos inquietos son a la vez muy nobles (I)
Todos los grupos en lo general tienen entre 1 y 5 alumnos inquietos
UN AMIGO, JOVEN MAESTRO: "oye profe Toño, de casualidad tienes en digital el libro "Poema pedagógico", que tanto nos has hablado de eĺ?" "De "casualidad" no, pero sí lo tengo". Es uno de mis libros de cabecera. Tuve conocimiento sobre él en mi escuela Normal. Es una novela de memorias, anécdotas del pedagogo ruso Anton Makarenko, quien relata en ese libro las peripecias por las que pasó como director de una escuela de jóvenes delincuentes.
TODOS LOS GRUPOS en lo general tienen entre 1 y 5 alumnos inquietos. Sucede en todos los niveles, porque son los mismos alumnos que van pasando de grado y nivel. Los y las maestras de educación especial tendrán explicaciones profesionales al respecto. Y el maestro en general que no tiene este apoyo o aun teniéndolo (en las pocas escuelas), deberá trabajar con todo el grupo y para ello requiere saber que tener estos alumnos no es ni con mucho un problema. Son, sí, un reto y un desafío por resolver. Y hay que echarle manos a la obra y razón más emoción en lo cotidiano.
EN AQUELLOS AÑOS de primera juventud leí solo unos diez o doce capítulos de ese libro, pero se me quedó grabado el tema: trabajar en la enseñanza a jóvenes delincuentes. Y me acordé del libro en el 2020, cuando mis compañeros maestros me alertaron que el grupo que me habían asignado, el "D", estaba conformado por diez alumnos de cada grupo "A", "B" y "C", los cuales sus respectivos "maestros" no querían. Ante la noticia que las oficinas centrales les habían autorizado un nuevo grupo, aprovecharon su oportunidad para "deshacerse" y evitar las preocupaciones y el sufrimiento cotidiano de "lidiar" con ellos.
ESTO QUE ME DIJERON lo relacioné con el libro no porque fueran delincuentes, sino en lo que cabe de inquietos. Allá con Makarenko, en la Rusia de 1920, los habitantes de lo que después sería conocida como Colonia Gorki, eran ladronzuelos de casa y a mano armada, que al defenderse las víctimas de los hurtos, en ocasiones se convertían en asesinos, rebeldes a los cuales sus familias ya no los podían controlar, jugadores de naipes, bebedores de alcohol y personas así. En resumen inquietes en grado sumo. Ante circunstancias así, mis nuevos alumnos eran angelitos de Dios, para dar una idea. Pero, inquietos, sí.
EL DOCENTE ANTE UN NUEVO GRUPO no sabe cómo viven sus familias. A varias de ellas de manera genérica les decimos disfuncionales. Y no es precisamente así, sino que cada quien vive en circunstancias distintas, y por lo tanto funcionan de manera distinta. Para mencionar algunas: viven con padre y madre y hermanos; viven con sus abuelitos porque su madre trabaja; madres solteras y su figura paterna la ejerce bien el hermano mayor, el tío, el abuelo, etc. Ahora bien, si en cada circunstancia se vive con armonía, las consecuencias en las conductas serían menos. Pero hay situaciones de violencia leve o extrema. Y en ocasiones asuntos más graves, como golpes, gritos, violaciones. Etc.
LOS ALUMNOS EN SU CONDUCTA reflejan lo que sucede en su casa. Son como espejos. O los liderean bien en su entorno familiar, o no los liderean. Y ellos esperan cobijo emocional en la escuela. Sea que son tímidos en exceso, ensimismados por la represión familiar, o son rebeldes porque es la única manera de encausar su cotidianidad. Y el maestro y la maestra es lo que tienen ante sí a diario. Y en estos tiempos todo ello lo agravan los distractores de las redes sociales. No es tarea fácil. Y más si esto se agrava con condiciones de infraestructura escolar pésimas, pupitres a punto de caerse, baños insalubres. Los alumnos buscan consuelo, estima, y en ocasiones encuentran más represión. (Continuará)