El PAN frente al dilema: Renovarse o desaparecer
Los malos resultados electorales y la pérdida del registro del partido han llevado a la destitución de Jemima Alonzo como dirigente estatal del PAN
Se veía venir después de las elecciones. Los malos resultados sellaron su suerte. No cumplió su principal encomienda: recuperar el registro. Ante ese incumplimiento, no hay excusa que valga. Jemima Alonzo Que no es más dirigente estatal del PAN.
El Consejo Nacional anunció la “disolución” del Comité Directivo Estatal y la Comisión Permanente Estatal. Había motivos de sobra para proceder, pero cuidaron las formas, y se fueron por el argumento más fácil: “por no alcanzar el tres por ciento de la votación en cualquiera de las elecciones locales”. Le aplicaron a Jemima “el supuesto previsto en el inciso f), numeral 1, artículo 86 de los Estatutos Generales del PAN”.
Poco más de un año duró en el cargo Alonzo Que, cuya gestión estuvo envuelta en conflictos internos, escándalos y acusaciones de malos manejos de los recursos asignados al comité presidido por ella.
El más notorio de ese barullo fue la denuncia por acoso sexual y laboral que presuntamente sufrió Patricia del Carmen Ticul Tamayo por parte de quien fungía como secretario de Fortalecimiento de la dirigencia estatal y es familiar político de la exdirigente panista.
Lejos de creerle la emprendió en su contra y el hostigamiento se agudizó. El caso llegó hasta el TET que falló a favor de la denunciante y resolvió que Jemima, Jiménez y otros miembros del comité sí ejercieron violencia política en razón de género.
Se enfrascó en disputas estériles con liderazgos panistas tradicionales que reclamaban trato justo y no actitudes arbitrarias. El caso más ilustrativo es el de Juan José Rodríguez Prats a quien relegó en la lista de candidatos a diputados pluris y lo mandó a competir, sin dinero y sin apoyo, por una diputación de mayoría en el distrito 20.
Su apuesta electoral resultó fallida, principalmente con la candidata a la gubernatura, y se alió con personajes de dudosa reputación, quienes le hicieron creer que, con ellos, tenían asegurado el registro y ganarían posiciones.
Fue la peor votación registrada en la historia del PAN, aunque Jemima presumía que había duplicado los votos con respecto a los comicios de 2021.