Ejercicio democrático: aprender a debatir, escuchar y no descalificar
A pesar de la evidente importancia de la comunicación en democracias como la nuestra, la mayoría de los candidatos lleva semanas sin entender que hacer proselitismo es más que salir a la calle a saludar ciudadanos: se trata, principalmente, de difundir propuestas y contrastar ideas.
A pesar de la evidente importancia de la comunicación en democracias como la nuestra, la mayoría de los candidatos lleva semanas sin entender que hacer proselitismo es más que salir a la calle a saludar ciudadanos: se trata, principalmente, de difundir propuestas y contrastar ideas. Son ellos los que tienen que comunicar, deben hacerlo bien, y a pesar de que varios cuentan con grandes equipos, parece que les faltan buenos asesores o, peor, no tienen nada relevante qué decir.
La comunicación es tan importante en las sociedades modernas que se ha dicho, no sin cierta razón, que los medios de comunicación son el "cuarto poder". Sin embargo, para comunicar se requieren algunas condiciones básicas y, lamentablemente, son un puñado de candidatos los que entienden que todo empieza con un mensaje claro qué comunicar. La mayoría carece de equipos de prensa competentes, han sido incapaces de plantear una oferta estructurada y seria de propuestas, ni siquiera son no son capaces de reaccionar a los sucesos de interés público.
Los compañeros reporteros están verdaderamente emproblemados ante la obligación de darle el mismo espacio a todos los candidatos, cuando dos o tres son los que sí tienen un equipo competente, que sí comparte sus propuestas, reacciones, fotos, audios y videos, mientras que el resto no atina a redactar si quiera un boletín decente, o si quiera entrevistar al candidato con un tema que sea relevante para la sociedad. Es una verdadera desgracia que la mayoría de los candidatos no tenga que ofrecer más que sonrisas, saludos y ocurrencias.
Una de las condiciones básicas de la comunicación es que haya un mensaje, algo qué decir. Poquísimos son los candidatos que sí han asumido su labor: la responsabilidad de dar la batalla ideológica y de propuestas para convencer por qué son la mejor opción. Los demás piensan que basta escuchar y saludar a la gente para ganarse su voto. No obstante, es responsabilidad de la ciudadanía exigir que se eleve el nivel de debate.
Hasta el momento ha habido más debate acerca del debate (que si cuánto cuesta, cuándo va a ser, quién va a transmitir) que sobre los temas que aquejan a los tabasqueños. Casi todos los candidatos coinciden en que es imperativo abordar el tema de la seguridad, que hay rezagos económicos y sociales. Pero sobran dedos de una mano a la hora de contar quiénes han propuesto claramente qué van a hacer al respecto, que se han tomado el tiempo de explicar cuáles son sus estrategias, más aún, que han dejado clara su postura ideológica, sus principios rectores.
Desde luego que el debate es uno de los hitos en todo periodo electoral, precisamente porque se trata de que los candidatos contrasten directamente estas posturas. O así debería ser. Sin embargo, el debate público no debe restringirse al debate televisivo, especialmente cuando ese formato tiene serias limitantes, para empezar, de tiempo. Hoy que existen más medios y acceso a la información que nunca, quien no difunde sus propuestas es porque no tiene.
Muchos han hecho del ataque su único discurso. Somos los ciudadanos quienes debemos ponderar cuando la crítica está o no bien justificada. Somos nosotros quienes debemos entender que establecer el tema es apenas un punto de partida y exigir que el debate público sea de mayor profundidad. Si alguien sabe qué es lo que no funciona bien es la gente. Lo que se necesita es pasar de señalar qué se va a atender para pasar a la discusión de cómo hacerlo.
La realidad es que los mexicanos no saben debatir. La mayoría apunta con mera descalificación o insulto por falta de capacidad para argumentar. O peor, sinceramente no tienen interés en la opinión del otro. Tristemente, los candidatos son reflejo de eso. El debate televisivo entre candidatos se pondera como una ocasión en que la parte del electorado indeciso pueda tomar una decisión, o bien, ofrecer la oportunidad para que con auténtico nivel en las propuestas y capacidad persuasiva, algún candidato o candidata pueda convencer incluso a quienes tenían pensado votar por alguno de sus competidores.
Los tabasqueños estamos citados este domingo para el debate entre aspirantes al Gobierno de Tabasco, el único al que la Ley Electoral y de Partidos Políticos obliga. Quizá va siendo tiempo de obligar a que haya más debates aunque sea solo en redes sociales, especialmente para las elecciones de alcaldes y regidores, así como diputados locales. Una humilde propuesta para nuestros próximos legisladores.