Desde la geopolítica

La crisis de los misiles ucraniana

La Guerra en Ucrania ha llegado a otro punto de inflexión, con una escalada provocada por un tipo de armamento: misiles. Incluso el propio ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró en el G-20 que esto constituía una "nueva fase de la guerra". Zelenski se empeñó en conseguir estas armas para reforzar las operaciones en el frente y Biden le cumplió la promesa, cuando levantó la prohibición al uso de misiles estadounidenses de largo alcance, por parte del ejército ucraniano. Ucrania recibió misiles balísticos ATACMS que tienen un rango de 300 km, sistemas de lanzamiento múltiple Himars con rango de 80 km y obuses M777 de 40 km de alcance.

Esto cambió el equilibrio de poder, porque ahora Ucrania puede atacar el territorio ruso desde lejos y fue lo que sucedió con el ataque a Bryansk. Una jugada que fue más símbolo político que éxito militar, primero porque envió el mensaje de que Ucrania podía golpear a Rusia y segundo, porque de los seis misiles ATACMS, cinco de ellos fueron derribados y uno dañado. La andanada ucraniana solo terminó en un incendio con 12 explosiones secundarias, por lo que no tuvo gran potencial destructivo.

Lo preocupante vino después, con la respuesta de Rusia al atacar con un misil balístico hipersónico hacia la región del Dnipró. Aquí Rusia mostró su poderío con un nuevo modelo de misiles hipersónicos: el Oréshnik. ¿Pero qué es un misil hipersónico? Y ¿por qué esto es relevante? Conviene recordar que este armamento es nuevo y se desarrolló con la finalidad de evadir los sistemas anti-defensa, gracias a que pueden viajar hasta 10 veces la velocidad del sonido (MATCH-10). Y pocos países tienen esta tecnología, China ha hecho avances en ello, mientras que Estados Unidos aún no los tiene. También es posible que Irán los tenga, ya que se rumora que utilizó uno en sus ataques a Israel.

Rusia atacó con el Oréshnik desde Astracán, a mil kilómetros del objetivo y recorrió esa distancia tan solo en 15 minutos. La mala noticia es que se intensifica la guerra, la buena es que estos misiles no llevaban cargamento nuclear, aunque sí pueden armarse de esa manera. Y de hecho ese es el mensaje, que Rusia puede llevar la guerra al terreno nuclear si pierde ventaja estratégica.

Zelenski ahora pidió otro tipo de armamento: sistemas de defensa antiaérea. Su propósito es intentar contrarrestar los misiles de Rusia. Pero este no podrá frenar los misiles hipersónicos, porque hasta el momento, no existe defensa desarrollada para contrarrestarlos, debido a su extrema velocidad. La estrategia es clara, seguir armando a Ucrania y resistir para no perder la guerra. Zelenski no quiere negociar y el objetivo militar es ganar la guerra. Al respecto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania mencionó que el país necesita paz "a través de la fuerza, no del apaciguamiento", con lo cual se evidencia el rechazo a la propuesta de Trump.

En 1962, la Unión Soviética envió misiles balísticos a Cuba y a Estados Unidos le pareció una amenaza a su seguridad nacional. Ahora en 2024, el mundo vuelve a sentir el temor de un posible conflicto nuclear, esta vez en Ucrania. Aunque con Trump, este escenario parece poco probable, ya que él dijo en campaña que se sentaría con Putin a ponerle fin a la Guerra en Ucrania. Así que Zelenski solo tiene de aquí al 20 de enero de 2025 (fecha en que Trump asume la presidencia de Estados Unidos), para intentar equilibrar la balanza y llegar mejor parado a las negociaciones.