Gabinetes para el gobierno, entre la campaña y el desafío de la administración pública
Tanto Claudia Sheinbaum como Javier May llegan a sus cargos con un fuerte apoyo popular
*La histórica legitimidad de Claudia y May, la prueba de los hechos
*El primer acto de gobierno es la selección de los colaboradores
*Campaña y lo que sigue: qué hacer, con quién hacerlo y cómo hacerlo
COMO usted sabe, tanto Claudia Sheinbaum Pardo como Javier May Rodríguez obtuvieron una votación extraordinaria en los comicios de junio pasado, para la Presidencia y para la gubernatura, respectivamente. Si bien las urnas otorgan legalidad al proceso, podemos decir que tanto Sheinbaum como May adicionalmente llegarán a sus cargos con un bono democrático importante, un bono de legitimidad: casi un 60% en el primer caso, con unos 36 millones de votos, y más del 80 por ciento en los comicios estatales tabasqueños.
Esta legitimidad tiene que ser refrendada y ampliada en el ejercicio de gobierno, de manera que le también al equipo de trabajo cumplir con este desafío. La tarea de gobernar es cada vez más compleja. Le mencioné en una colaboración anterior, y esto también lo expresé en el programa “A Fondo” que conduce Jesús Sibilla, que es la selección de su gabinete el primer acto de gobierno de quienes resulten elegidos para un cargo en el Poder Ejecutivo: durante la campaña expresaron QUÉ pretenden hacer, la siguiente etapa es CON QUIÉN lo van a hacer. Veremos luego CÓMO lo harán.
En el caso de Claudia Sheinbaum, los primeros dos bloques del gabinete fue bien recibido por el perfil de los designados, aunque hay críticos que cuestionan precisamente lo que desde otra perspectiva se observa como virtud: la formación técnico-científica de quienes fueron nominados. De los doce conocidos hasta ahora, sólo tres militan en Morena: Marcelo Ebrard, Raquel Buenrostro y Rogelio Ramírez (aunque este último tiene un perfil más técnico, aunque progresista). Otra crítica que se hace es que la mayoría es de la Ciudad de México, lo que hace extrañar la presencia de una mayor representación del resto del país. Son, se subraya, personas que han trabajado al lado de la doctora Sheinbaum y por lo tanto tienen su confianza.
En el caso de quienes acompañarán a Javier May en el arranque ya se han mencionado profusamente los nombres y también por lo menos la mitad de ellos trabajan o trabajaron cerca del ex alcalde y ex dirigente estatal de Morena. De igual manera, no todos son militantes ni “fundadores” del movimiento, pero se entiende que fueron valoradas cualidades que serán puestas a prueba de inmediato. Respecto a los “fundadores”, un valor subrayado por Javier May, se puede distinguir el mensaje simbólico en la designación de Darvin González Ballina (en el origen del Frente Democrático Nacional), José Ramiro López Obrador (Pepín) y Rafael Elías Sánchez Cabrales. Habrá, seguramente otros, en los cargos medios.
Tienen, pues, la gran responsabilidad de responder a las expectativas creadas por el liderazgo de Javier May.
BATALLA DESDE LA OPOSICIÓN
UN POCO de contexto, como lo referí en el programa de Chuy Sibilla.
Cierto, como se ha publicado, que Javier May es el candidato a gobernador con más votos históricamente. Para hacer memoria: Arrancarle uno o dos puntos porcentuales al PRI era poco menos que imposible hasta los años setenta. El gran viraje ocurrió en Tabasco en 1988 con la primera incursión de Andrés Manuel López Obrador como candidato: consiguió que le reconocieran el 21% de la votación con el Frente Democrático Nacional, contra el 78.5% de Salvador Neme por el tricolor. Aunque la diferencia para el PRI siguió siendo abrumadora, con AMLO se inició el creciente declive del partido en el poder. Hasta antes de 1988 prácticamente no había oposición en Tabasco.
En términos de porcentajes podemos recordar que el último gran gobernador surgido del PRI –pero con tendencias socialdemócratas y de izquierda-, Enrique González Pedrero, llegó al poder con el 96% de los votos computados, en 1982…pero en un tiempo en que todo el proceso electoral lo controlaba el partido en el poder. Actualmente, a pesar de los señalamientos de la oposición sobre una “elección de Estado” en fechas recientes, las circunstancias son diferentes. En condiciones de mayor equidad en la contienda, el gobernador electo Javier May obtuvo 8 de cada diez sufragios depositados en las urnas.
Ya en 2018, Morena había dado muestra de su poder de convocatoria y movilización a las urnas en Tabasco, impulsado por el llamado “efecto Obrador”: obtuvo entonces el 61 por ciento de los votos. El electorado le dio su confianza a Morena. Este año sumó un 20% más…a pesar de que la participación porcentual electoral fue menor. Y también a pesar de que hay quienes plantearon la elección como un referéndum: los votantes distinguieron entre la administración saliente y la que llega.
Si bien es cierto que la fuerza electoral de AMLO se traslada en parte a algunos candidatos, no sucede en todos los casos como se ha visto en los municipios.
En 2015, en su primera participación electoral, Morena obtuvo sólo una alcaldía, precisamente con Javier May como candidato; al interior de un sector morenista conocen la forma en que le fue impedido el triunfo a Octavio Romero en el municipio de Centro, a pesar de que el propio López Obrador se sumó directamente a la campaña.
En 2018 para Morena fue distinto en Tabasco: ganó la gubernatura, logró 15 alcaldías, perdió dos, y se llevó 21 diputaciones de mayoría. En 2021 se quedó con 14 alcaldías y las 21 diputaciones. En 2024 obtuvo 10 alcaldías y perdió 7, mantuvo las 21 diputaciones. Muchas lecciones se deberán obtener tanto en la oposición como entre los vencedores. (vmsamano@hotmail.com)