Alejandro Moreno (Alito) y el persistente desmantelamiento del PRI

Con su reelección en la dirigencia nacional del PRI, Alejandro Moreno se asegura de mantener el control por un periodo más, y potencialmente otros tres consecutivos.

"Alito" Moreno se salió con la suya: será el enterrador de lo que queda del PRI. Así interpretan sus malquerientes su reelección a chaleco en la dirigencia nacional. Se mantendrá otro periodo más y puede prologarlo por tres consecutivos más, para eso sus huestes modificaron los estatutos, faltaba más. 


En asamblea a puerta cerrada, unos 440 consejeros a modo sellaron la imposición a despecho de quienes se opusieron a ese cacicazgo que, en el terreno electoral, ha sido calamitoso, perdió casi todas las gubernaturas que estuvieron en juego a manos de Morena y que, por primera vez en una elección presidencial, no postuló candidato propio.  


Alejandro Moreno puede cantar victoria de haber asegurado la presidencia del CEN del PRI; expresidentes priistas ven ese resultado como el principio del fin de un partido que tuvo el poder absoluto, que ejerció una hegemonía política durante más de 8 décadas. 


"El PRI es un partido secuestrado por la ambición personal de Alejandro Moreno, alejado del buen desarrollo institucional del partido", denunciaron, entre otros, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Codwell y Enrique Ochoa, en un pronunciamiento que hicieron público tan luego de que se dio a conocer la reelección de "Alito". 


Señalan que el INE y el TEPJF pueden subsanar todas las "ilegalidades" cometidas por Morena Cárdenas, desde la asamblea nacional hasta su reelección, pero lo que no se podrá resarcir, aseguran, es "el daño moral" provocado por "los actos ilegales" de la "Alito" y su cofradía. 


Si uno revisa los números del PRI en los procesos electorales bajo la conducción de Moreno Cárdenas, podrá advertir lo desastrosa que ha resultado su gestión. 


Un reportaje del diario español El País dio cuenta de ellos y lo sintetizó en el titular de ese trabajo periodístico: "10 gubernaturas perdidas, cinco millones menos de militantes y un naufragio en la elección presidencial". 


La concentración de poder de "Alito" ha sido perniciosa para su partido, pero el único que parece no entenderlo es él, cegado por su ambición desmedida.