Tren de ausencia y olvido
HAY DE TRENES a trenes. Por ejemplo el del olvido es distinto al de la ausencia
HAY DE TRENES a trenes. Por ejemplo el del olvido es distinto al de la ausencia. El primero va avanzando a trompicones porque hay un sentimiento que lacera al recordar lo que lo provoca y busca en vano olvidarlo. Y digo en vano porque es una intención muchas veces no lograda. Pongamos el ejemplo cuando se dice o expresa de que "ya olvidé" ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo lo explica? Porque al explicar lo que ha olvidado con seguridad tiene que saber el qué, y es allí donde nos damos cuenta que en realidad no ha olvidado. Que es un intento solamente, fallido, eso sí. Más claro que el agua. Es una intencionalidad que no llega a su fin. No se olvida lo que se dice que se ha olvidado.
EN CAMBIO EL TREN de la ausencia, que dice la canción, se refiere a quitarse del lugar donde suceden los hechos. Algo huele la persona -quizá indiferencia- y es mejor, así lo considera, poner pies en polvorosa, ruedas en riel, distancia de por miedo y de por medio. Que lo que suceda ha de suceder, si es designio del destino. Elucubraciones mías, por supuesto. Y peor aun cuando dice que "mi boleto no tiene regreso". Ah que la canción. Dice de antemano de una decisión tomada al influjo de los acontecimientos. Y a otra cosa mariposa.
PORQUE EN RESUMIDAS cuentas somos memoria. Dame un recuerdo y te expongo una conferencia de los sucesos. Dadme un punto y te moveré el universo. Y aquí refiero a puntos sobre las íes, y el universo es lo que alcanzamos cada quien a comprender, que no es mucho en comparación a todo lo que existe. Cuando en lugar remoto te encuentras a alguien conocido, expresamos que "es muy pequeño el mundo". Y la respuesta: "no es que sea pequeño, es que nos movemos poco". Así es que es todo un suceso el que nos encontremos luego de generaciones y en tantos siglos de no vernos. Coincidir. Ah.
EN LAS NOCHES antes de dormir o al despertar de madrugada aparecen todos los fantasmas. Sí, tú. Ustedes. Los que estaban en el fondo de la noria. Sí, la memoria es un pozo. Y hacen movimiento con las manos para llamar la atención. Y vuelven, y vuelven y vuelven. Como reiteraciones que no somos nada sin todos esos recuerdos, sin todos ellos. Somos la memoria que atesora en imágenes todo lo que hemos vivido. Aún que ni los recordemos, o creamos que ya los hemos olvidado. Pero están en todas nuestra células, aunque no vuelvan a pasar por la memoria de manera consciente. Sea un olor, un perfume, un aroma. Sea una humedad, una terquedad, una oquedad, una edad, una nimiedad. Una ansiedad de ver. De verte. Una verdad.
TOMO CAFÉ PORQUE recuerdo y gozo. Porque sublima los instantes. Porque deja huella en la memoria. Porque la memoria es también la piel. Porque el café viene desde muy lejos y va a todas partes. Tomo café porque me mueve, me motiva, me conmueve. Porque el olvido es nada cuando se toma café. Porque el recuerdo pasa a ser tangible y toco con las manos lo que pienso. Porque mueve todo mi interior. Porque mueve a risa. Porque es poema que envuelve y desnuda. Porque es viaje al cielo. Porque es nada y es todo. Porque es la entrada al laberinto del amor. Porque es mar de sensaciones.
CUANDO DE VERDAD llegue el olvido, es porque he muerto. De nada sirve la memoria sin imágenes ni sensaciones. La memoria pierde su nombre o queda vacía sin tener los elementos del pasado por donde caminamos y volamos. La memoria ha de volverse piedra y ceniza, es cierto. Pero mientras hay vida es la esencia del ser. Es la tierra prometida. Es la posesión de lo humano.
EL TREN DEL OLVIDO no existe. O en todo caso es el fantasma que nos sacude en las madrugadas. Abre los ojos. Abre la ventana. Mira la luna. Mira las estrellas. Eres quien eres por lo que recuerdas, sueñas y anhelas. Cuando olvidas dejas de ser. Cuando recuerdes te alimentas el alma.
EL TREN DE LA AUSENCIA al revés se verla (palindrome). Es la presencia que nos acompañas a donde quiera que vamos. Como la casa que dejamos, nos entregó un ladrillo memorial que va con nosotros a todo lugar. Y es lo que atrae el sueño de la casa familiar, en cuyo patio despertamos al juego de la carne vivificante.
CUANDO HUYES es la presencia que te sigue. Cuando te ausentas es la presencia qué te inquieta. Nadie huye de sí mismo. Cuando te alejas es porque tras los talones va el fantasma del recuerdo y no lo puedes evitar. Cuando te marchas es porque hay un Dios que te castiga por tratar de cerrar el corazón con el pretexto de superioridad ansiado. Cuando te marchas es porque ya vienes de regreso. Y no hay nadie. No hubo nadie. Fantasmas de fantasmas de fantasmas.
EN EL TREN DE LA AUSENCIA me voy. Mi boleto no tiene regreso. Lo que quieras de mí te lo doy. Pero no te devuelvo tus versos. No volveré. No volverás. Porque el río no remonta. El tiempo no vuelve. Un minuto del pasado está más lejos que cien años del futuro.