Lo primero es lo primero

"Primero resuelva los problemas de su familia, luego los de su colonia, después los de su ciudad, luego los de su país"

1. Hace casi 30 años me desmayé en público. Fui con el médico de mi pueblo (Dr. Márquez) y luego de veinte preguntas concluyó que lo que yo tenía era estrés. Hace poco se lo recordé. "Qué buena memoria tiene", me dice riendo, porque le agregué el nombre del tranquilizante, Frisium 10. "Ya está descontinuado", me aclara. Aquella vez me dijo que era una enfermedad de la modernidad. Las preguntas habían sido referentes a mi familia (lejana), a mi trabajo (profesor), a las preocupaciones de la clausura y llenado de documentos finales, a otros intereses de ocupación: política y sindicato. Si llegaba o no a la iglesia (no); y a lo que me interesa leer en los periódicos. Esa vez fue mi respuesta: las invasiones y genocidio de Estados Unidos, la corrupción en el gobierno y cosas por el estilo. Me recetó Frisium 10 por dos meses. Y me curó completamente. 

2. Actualmente hay varios focos de atención en el mundo. Es cierto. Dos de ellos sobresalientes son las olimpiadas de París 2024, recientemente inauguradas, y la perpetración -de años- de masacres en Gaza, franja de Palestina. Hay otros: las elecciones en Estados Unidos y Venezuela. Y ciertamente, la guerra de Rusia Ucrania. ¿Hay algo más irracional que las guerras? Bastaría enterarnos de las devastaciones de una sola, para no conciliar el sueño. Sin embargo la historia de la humanidad es un recuento de ellas: derramamiento de sangre permanente. Y al enterarnos no dormiríamos nunca. 

3. Tomo café intenso, con aroma y sabor agradables. No estoy en la sierra con incomodidades propias de esos lugares, sino en el confort de mi casa, que es también la de ustedes. Casa, por demás provisional, aunque no rento. Todo en la vida es provisional. Pienso en las lecturas públicas de amigos de ayer, a las que no fui. Pienso en el cierre de la carretera por un grupo de vecinos que protestan contra el mal servicio de la CFE. Y yo aquí en mi casa; y ayer viendo la inauguración de las olimpiadas.

4. Me llamaba la atención ayer en la inauguración de Paris 2024 el desfile de delegaciones en el río Sena, la tecnología a favor del espectáculo. Pero también la referencia que hacían los cronistas de la tv comercial cuando agregaban al nombre de un país africano la frase "fue colonia de Francia". No decían lo mismo de las colonias que lo fueron de Inglaterra o que lo siguen siendo, y tampoco de las colonias en el pasado o actuales de Estados Unidos. 

5. Bien que concilio el sueño, eso sí. No me lo quita el café nocturno que tomo. Hasta pareciera que me ayuda. En la tarde me la pasé escribiendo la crónica de la inauguración de dichos juegos que iniciaron en París, la ciudad luz, la del amor, la de la Enciclopedia y la de la Marsellesa y la revolución francesa. Hasta me digo que debo aprender francés, nomas me digo como idea peregrina, para leer en su idioma original a la pléyade de escritores franceses: Zola, el de "Naná" y el "Yo acuso"; Maupassant, el de "Bola de cebo"; Víctor Hugo, de "Los miserables"; y Francis Villón, ladrón poeta, de Los testamentos, entre otros.

6. Tampoco me quitan el sueño las noticias a las que aludo. Estamos plagadas de ellas en los noticiaros que nos bombardean, para que las sintamos como algo "normal", y pasemos a otra cosa mariposa. Tengo amigos que las explican desde los púlpitos universitarios como producto del modo de producción del capitalismo en su etapa más salvaje y cromagnona. Les entiendo. Pero ellos y yo hacemos lo mismo en el día a día de tomar café y platicar de lo mismo. Tienen claridad, y eso es una gran ventaja. Mi desventaja es que me fugo a la lectura literaria y ando leyendo a Boris Pasternack con Dr. Zhivago, a Kafka con su mundo paralelo donde el estado nos trata como escarabajos; a Ismail Kadaré con su Palacio de los sueños, ministerio donde se analizan los sueños declarados obligatoriamente por los ciudadanos.

7. Mientras tanto leemos noticias sobre desplazados en varias partes del mundo,  feminicidios, desapariciones físicas, atentados terroristas, muerte de peces, humo contaminante en el ambiente, fraudes electorales, las luchas sangrientas por el poder, magnicidios, control de poderes, y tantos agravios criminales. Cuando leemos historia no es menos de lo que nos enteramos. Y cada vez parece que se repiten los acontecimientos. Y el ciudadano común no sabe de dónde le llega la desgracia. A dónde se va el esfuerzo de su trabajo.

8. Mi día no es diferente a los anteriores. Tienen sus variantes sí. Pero en lo general van siendo los mismos. Acudo a un café dos o tres veces por semana. Me reúno con amigos y platicamos sobre distintos temas. Saboreo mi café. El que tomo hoy es distinto los de los otros días. Ahora más intenso, de uno que tenía guardado y tiene cuerpo, aroma y sabor. Me asomo a las noticias que refiero. Y me entero de cómo van las disputas electorales en Estados Unidos y Venezuela. Miro peleas femeniles de box en las olimpiadas. Sé que en Gaza, Palestina sigue la masacre. Sé de los migrantes que cruzan países para llegar a la frontera de los países industrializados a los que llaman pomposamente primer mundo.

9. Cuando se presentan discusiones sobre  asuntos cotidianos, de libros, lecturas, ficción, charlas en escuelas, concursos de declamación y oratoria, siempre se nos recrimina que perdemos el tiempo y no atendemos asuntos torales como el análisis de los modos de producción, para comprender que somos explotados. Que formamos parte de los asalariados. ¿Duermen bien? Yo sí. Nada me quita el sueño. Mi doctor de cabecera, un médico general, actualizado siempre, me curó muy bien hace casi 30 años de las preocupaciones por lo que no depende de mí.

10. Al respecto me gusta recordar cuando vino su santidad el Dalai Lama a México. Dio su conferencia para explicar la lucha por la independencia de El Tibet, invadida y dominada por China imperial. Al final vino el tiempo para las preguntas y respuestas. Una señora evidentemente de clase alta, preguntó al Dalai sobre cómo podría ella desde Las Lomas, DF, ayudar a la independencia de su país. Y Su Santidad le dijo: "primero resuelva los problemas de su familia, luego, los de su colonia, después los de su ciudad, luego los de su país, y así llegará algún día para ayudar a resolver los problemas de El Tíbet en su lucha por la independencia"