LA PATRIA ES IDENTIDAD
Es mi convicción que el pueblo mexicano ha venido recuperando el sentido cultural de la patria, después de muchos años de haber sido monopolizado por el gobierno y su partido
Es mi convicción que el pueblo mexicano ha venido recuperando el sentido cultural de la patria, después de muchos años de haber sido monopolizado por el gobierno y su partido. Se llegó al grado de considerar traición a la patria votar en contra de los colores de la bandera indebidamente identificados con el símbolo del PRI. El desprestigio acumulado por tal partido arrastró, por consecuencia, el deterioro del concepto de la patria llegando hasta el despectivo de patriotero. La recuperación a que hago alusión va en paralelo a un vigoroso proceso de politización en todas las escalas de la sociedad como una vertiente importante de la transformación y la revolución de las conciencias y de fortalecimiento de la identidad nacional.
Hoy se exalta la cultura de lo mexicano revalorándola; comenzando por el reconocimiento de la grandeza de las culturas originarias y sus ejemplares vestigios, así como los valores de la solidaridad y la apreciación de lo que nos es común. Todo ello a contrapelo de la influencia extranjerizante ejercida por los medios de comunicación que, por la vía del consumo, impone pautas racistas y discriminatorias, respaldadas en el abuso de la libertad expresión. Incluso se ha pretendido denostar a los héroes de la patria so pretexto de exhibir el lado humano de las figuras del panteón .patrio.
A distingo de las actitudes totalitarias, la valorización de lo mexicano no se hace en devaluación de lo universal. Nada humano nos es ajeno, pero en prioridad por lo propio, de modo de ofrecer al mundo lo que nos enriquece y recibir del mundo la contribución de su excelencia. Se enaltece el valor del arte popular oriundo sin menosprecio del originario de otras partes, como tampoco se desprecia lo autóctono ante lo universal, como llegó a ser costumbre en los últimos tiempos.
Reinó una especie de complejo de inferioridad que desvió la mirada y no reconoció lo vernáculo, principalmente en materia de expresiones artísticas. Hoy crece el orgullo por lo bello de nuestras expresiones artísticas y por su reconocimiento mundial. Cobra sentido de identidad y de patria orgullosa.
Hace falta avanzar en la expresión económica de esta revalorización cultural para que derive en la caracterización del consumo, en términos de preferir el consumo interno de lo internamente producido. Privilegiar el comercio con el vecino conocido respecto de la frialdad de un anaquel hermoso pero impersonal. El dinero que pague a mi vecino por su producto o su servicio, de alguna manera servirá para pagar mi trabajo; mientras que el frío anaquel está conectado a un embudo que lleva a la cuenta bancaria de alguien desconocido que jamás me regresará. El patriotismo económico implica ser solidarios para engrandecer el mercado interno.
Yo siento mucha satisfacción al contemplar obras de magnitud mayor ejecutadas por mexicanos, después de muchos años en los que se prefería a los extranjeros. Me dolió mucho ver quebrar empresas nacionales emblemáticas por la competencia desleal de las foráneas. Me causa entusiasmo contemplar una refinería construida bajo la dirección de mexicanos y por mano de obra mexicana. Igual que el Aeropuerto Felipe Ángeles o el Tren Maya, entre otras grandes construcciones. Constato el orgullo de los trabajadores recuperados en su respetabilidad.
Es de vital importancia la recuperación del prestigio de México en el mundo, producto de un ejercicio de política internacional soberana y digna, que no tiene que pelear con nadie sino buscar que nadie se pelee; que se finca en principios y valores de fraternidad universal. Hoy resulta que un Presidente tildado de aldeano y que no habla el inglés, sin hacer turismo político emerge como un estadista de talla mundial. Me enorgullece.
Todo lo anterior me lleva a clamar: ¡MÉXICO CREO EN TÍ! ¡VIVA MEXICO!
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