Bien dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador que quien llegue en su relevo después de las elecciones del 2024 se correrá al centro, estará menos a la izquierda que él. Menos al extremo del que se quejan sus adversarios. Por eso veremos en estos días y meses decisiones más polémicas, pero que el Presidente considera necesarias.

Como el anuncio que en septiembre de 2024 enviará al Congreso una serie de reformas constitucionales para hacer inamovible la Cuarta Transformación, como las de la Guardia Nacional y del Instituto Electoral, que bloqueó la Suprema Corte. De ahí su “Plan C” para obtener mayoría legislativa. En esta ruta, de proteger sus acciones, está el decreto que establece como de seguridad nacional al Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y nuevos aeropuertos en Chiapas y Quintana Roo.

Cuando todavía no cesaba la polémica de lo que llamaron sus opositores “decretazos”, se anunció la expropiación de tres tramos del Ferrocarril del Sureste (Ferrosur), propiedad del empresario Germán Larrea que está a un paso de comprar Banamex. El tramo pasa a formar parte de “la plataforma logística multimodal del Corredor Transístmico”. Y lo que falta…