Paraderos
Legisladores y líderes partidistas mal evaluados en la confianza ciudadana
Los tabasqueños confían más en un familiar que en un diputado o un dirigente político. El 86% le tiene más confianza a un consanguíneo que a un legislador (34.6%). En los que menos creen son en los líderes partidistas, apenas el 23.8%.
Estos datos corresponden a la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) levantada en 2021 y difundida a mediados de este año. Esa desconfianza no es gratuita, se la han ganado a pulso los actores políticos en mención.
El más reciente papelón de los legisladores lo protagonizaron al aprobar, como en los viejos tiempos, las 26 cuentas públicas de los tres poderes del estado, de los órganos autónomos y de los 17 ayuntamientos.
Lo que se pudo apreciar el lunes pasado en el Congreso local fue una simulación. El mundo al revés. Desde la tribuna, un legislador priista, con un pasado de corrupción, se desgarró las vestiduras, escandalizado porque no se castiga a quien roba al erario.
Así cómo van a generar confianza en los ciudadanos si su desempeño deja mucho que desear cuando se trata de exigir cuentas claras y transparentar el manejo del dinero público. La percepción ciudadana es que actúan como tapaderas.
La ENCIG también reporta números desfavorables para los diputados y dirigentes políticos cuando de corrupción se trata, sólo superados por los policías a quienes se considera los más corruptos en la entidad, con el 92.2%.
El 87.4% y 74.6% de los tabasqueños considera que la corrupción es una práctica frecuente, respectivamente, en los partidos políticos y en los legisladores.
Es preocupante que en la tierra del presidente se tenga este nivel de percepción ciudadana, que la corrupción sigue dando de qué hablar en quienes se supone la deben combatir. Algo se tendrá que hacer para cambiar esa opinión tan desfavorable.