OPINIÓN

Pagar el gallo que se debe (I)
28/08/2023

"CRITÓN, LE DEBEMOS un gallo a Esculapio. Hay que pagarlo"

"CRITÓN, LE DEBEMOS un gallo a Esculapio. Hay que pagarlo". El que habla es el filósofo Sócrates y son sus últimas palabras, ya sin fuerzas, condenado a muerte, ha bebido la cicuta (veneno). Y hay diversas interpretaciones sobre ese enunciado. Una de ellas es que agradece la salud que tuvo, y el Dios de la salud es precisamente Esculapio. También puede ser que no tenga ya conciencia ni control de lo que dice. Y como le sugirió uno de los verdugos, al sentir débiles las piernas, en ese momento se acuesta en el camastro. Y finalmente muere. Con él muere uno de los grandes maestros de la humanidad, cuyas ideas formaron y siguen formando a miles de filósofos. Cuando el maestro de grupo pregunta a sus alumnos, y lo hace indagando lo que el alumno puede encontrar dentro de sí, construyendo el conocimiento, está utilizando el método socrático, conocido como "La Mayéutica".

UN JURADO POPULAR lo había condenada a muerte. La acusación pública es que corrompía a los jóvenes. La verdadera causa es que los enseñaba a dudar de los dioses vigentes, de reflexionar sobre lo que es justo y no, lo que es bondadoso y no. Y a través de esas reflexiones constantes y permanentes, porque no hacía otra cosa en todo el día- se formaban los ciudadanos que criticaban las corruptelas y delirios del gobierno ateniense. En esos tiempos (IV a de C), para llevar a un ciudadano a juicio, buscando el ostracismo, bastaba con que cualquier persona, sin pruebas anotara el nombre de alguien, fuera por envidia, celos, etc. Y luego se le fueran sumando firmas, hasta llegar a 6 mil. Y listo, el juicio. En estos se contemplaba discursos del acusador y del acusado y argumentos de algunos testigos. Y el jurado deliberaba. En el caso de Sócrates, lo condenaron no al ostracismo (que viviera fuera de Atenas), sino a la muerte.

SEGÚN LAS CRÓNICAS de la época, en la primera vuelta la condena a Sócrates fue a muerte por 220 votos contra 280. Luego procedía que el condenado, para salvar su vida, ofreciera un castigo alternativo. Sócrates, socarrón, no se defendió como esperaban, que pidiera misericordia por su vida, que tenía esposa e hijos, que se arrepentía. En lugar de eso, con actitud altiva, señaló que la acusación no se sostenía, que estaban allí -ya viejos- los jóvenes sobre quienes se decía que los había corrompido. Y nombró a más de una decena de ellos, que por cierto estaban en el juicio acompañados de sus hijos. Entre ellos a Critón, Cristóbulo, Lisanias, Esquines, Antifonte, y más. Y no ofreció pago de dinero para salvar su vida, porque de eso sí podían acusarlo, de ser pobre, sin riquezas ni nada. Ante su actitud arrogante, la segunda votación fue abrumadora: 360 contra 140. Luego de su muerte, los atenienses se arrepintieron. Pero ya era tarde.

¿Y POR QUÉ CUENTO todo esto? porque siempre desde la escuela Normal, estudiando para maestro, escuché que Grecia fue la cuna de la civilización. ¿La razón? Porque en esa geografía mediterránea nació el concepto de la palabra Filosofía, que se puede definir como la ciencia que hace pensar; etimológicamente como la ciencia amiga de la sabiduría, La palabra filos (amigo) somos (sabiduría). Quienes filosofan son los amigos de la sabiduría. La triada de la que mucho se habla, como los filósofos más importantes son Sócrates, Platón y Aristóteles. Pero la historia de la filosofía habla de cientos de ellos. Nombro aquí solo cinco: Pitágoras, Demócrito, Diógenes, Critón, Fedro. Y antes de ellos, aunque su pensamiento puede seguir vigente en la actualidad, son los presocráticos. Entre ellos Anaxímenes, Anaximandro y otros. (Continuará)




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