Escala Crítica: Narrativa y nación: apariencia, realidad, legitimidad; de clonaciones y ciudadanos
Plantear el factor legalidad como parte de esa batalla narrativa
Disputa por la nación: pasa por la narrativa, pero no todo
* Construcción opositora: la sombra alargada de AMLO
* Narrativa vigente: instituciones y ciudadanía, otros carriles
Con la narrativa hemos topado en la disputa por la nación hacia el 2024. Todavía no llega el momento de plantear el factor legalidad como parte de esa batalla narrativa. Llegará y, quizás, la discusión tendrá un fondo jurídico que ahora se olvida. Es delicado, para la república, que la política real de acceso al poder no se regule por la ley.
Las líneas que siguen explican qué es la narrativa, pero no intentan supeditar lo que sucede en política a lo que se cuenta sobre ésta. Las palabras necesitan hechos, tarde o temprano. La narrativa no basta por sí sola para el control político de un país.
QUE DE DÓNDE, AMIGO, VENGO
La teoría narrativa surgió en el campo político desde una estrategia persuasiva con tonos emotivos: historias personalizadas ilustran la condición humana, pasiones e intereses.
Las ideas que unen la narrativa y la ciencia política comenzaron con el psicólogo estadounidense Walter R. Fisher (1931-2018), quien acuñó el término ‘paradigma narrativo’ para afirmar que “contar historias, dramatizar, es la forma de comunicación más persuasiva y, por lo tanto, es fundamental para la política”. Premisa: la aceptación política depende más de emociones que de razones. Se trata, en términos populares, de construir melodramas que el pueblo siga con interés y que generen identidad social. “El ciudadano necesita sentirse parte de una misión. Hay que contarle la política como una novela”, dictaminó Fisher. ¿Le suena al lector?
NARRATIVAS EN LO ALTO
Tan evidente es el dominio de la narrativa por parte de AMLO en los últimos años, que la oposición agrupada en el Frente Amplio por México tuvo que construir un perfil de aspirante (Xóchilt Gálvez) por fuera del discurso neoliberal de derecha. La decisión encierra una contradicción ideológica inocultable. “Hay panistas que se quejan porque Xóchilt es antiabortista” (Julio Hernández, Astillero, 29/06/2023). De cualquier modo, es homenaje involuntario a la eficacia comunicativa del presidente López Obrador, me comenta un lector. En alguna ocasión, Héctor Aguilar Camín afirmó: “AMLO crea realidad con sus palabras”. Este exceso analítico, que parece elogio, encierra una perfidia: que AMLO es sólo palabras y no tiene hechos de su parte.
Si de narrativa se trata, el Presidente pasó a la ofensiva (3/07/2023) al destapar precisamente a Xóchilt Gálvez como “la candidata elegida por la oligarquía, esa mafia que quiere volver por sus fueros en 2024”. Jugada audaz: si Xóchilt fuese la elegida, AMLO puede decir “se los dije” y el proceso opositor de selección de candidato se verá como simulación; si Xóchilt no es nominada, la percepción será que AMLO ejecutó el primer antidedazo de la historia. Santiago Creel, aspirante panista reciclado, respondió a AMLO: “Aquí tu dedito no decide nada”. Error de enfoque: el Presidente no decide. AMLO dijo saber lo que decidió la oposición desde la cúpula. Xóchilt le dijo ‘machista’. Previsible.
La narrativa es de contrapuntos, aunque luego ‘los contrarios se acercan’. La analista Blanca Heredia captó la posible estrategia opositora: “Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum parecen, vista su procedencia social, más fifís que Xóchilt Gálvez. Nótese, junto con su lenguaje popular, el énfasis que pone Xóchilt en que no eliminará los programas sociales del presidente López Obrador. Es un giro a la narrativa que se lanza desde Palacio”. (La hora de opinar, Foro TV, 28/06/2023)
¿INSTITUCIONES SIN CIUDADANOS?
Acotación pertinente: narrativa política y narrativa mediática no son lo mismo, aunque lo parecen. Esto ameritaría una Escala adicional. La narrativa mediática en México apuntaló por 36 años el modelo político neoliberal. Esto nos lleva a la división entre actores, comentaristas y espectadores, y al debate sobre quién tiene el patrimonio de la narrativa: ¿el actor, el comentarista o el espectador? Son niveles diferentes de responsabilidad social, a distinguir con precisión.
Y otra idea clave de Fisher: “No es que la política deje de lado a los sujetos. Todo el discurso de la política se centra en el sujeto”. Referida a nuestro país, diríase: muchos políticos se disfrazaron de instituciones. Intocable, la ‘política de instituciones’ ocultó el desprecio del sistema hacia los ciudadanos. Ésa fue la narrativa que rompió AMLO.
(vmsamano@yahoo.com.mx)