Cultura y educación en tiempo de campañas: cuando lo fundamental nunca está de moda

La política como herramienta para mejorar las condiciones de vida

EL RECIENTE DEBATE, o la cita frente a las cámaras, de quienes aspiran al gobierno estatal, tuvo como temas: medio ambiente, salud y grupos vulnerables; seguridad pública, justicia y combate a la corrupción; así como política y gobierno. En tanto que la comparecencia de las candidaturas a la Presidencia, el primer encuentro giró oficialmente en torno a: salud, educación, combate a la corrupción, transparencia, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres,

Se ha dicho que el formato no ayuda mucho a que haya un verdadero debate, pero también tiene que ver con la cultura del público y de algunos participantes. También a quienes hacen eco de estos encuentros, porque se tiende a privilegiar el escándalo, más que la reflexión.

Habrá que recordar lo expresado por el intelectual y político Enrique González Pedrero: "Habiendo padecido las consecuencias menos amables de la política, algún instinto propicio me fue conduciendo a encontrarle el otro rostro, no mortífero y anunciador del caos, sino el susceptible de germinar orden, organización y, en suma, vida". Esto es, no la política como frivolidad y escalera para las ambiciones personales o de grupo.

De ahí que, habrá que entender la política como inseparable de la cultura, comprender –como señaló EGP- "que en el constante intercambio con la cultura, el ejercicio de la política, podía humanizarse; es decir, incidir para bien, y no únicamente para mal, en las condiciones de viva de la gente". (El profesor y las sirenas, 2003)

Y ¿qué es la democracia como modo de vida? Precisamente la política como pedagogía social y como una parte de la cultura, no como separada ni por encima de ella. Un asunto de calidad de vida, no de cantidad de cosas.                 

Hacia allá nos deben conducir los debates, la reflexión, el intercambio y la confrontación de proyectos. Son, al fin de cuentas, asuntos que deben desembocar en la educación y la cultura, o en una educación con cultura.

Faltan menos de 45 días para la elección presidencial. Cada partido y alianzas deben tener armadas sus plataformas en los temas de cultura y educación. ¿Es así? Sugerimos al lector revisar notas, entrevistas a candidatos y crónicas de los eventos. Cultura y educación, desierto alrededor.

MATERIA TÓXICA

HAY DESENCUENTROS POLÍTICOS y palabras hirientes que ´suman´ a la polarización. Ambiente tóxico. ¿De dónde provienen tales enconos? Un motivo puede ser desdeñar los temas de cultura y educación en el plano político y mediático. Si no hay formación, hay deformación. Aquello que diversifica el espíritu humano (cultura) y lo que permite identificar la ambición en todas sus formas para proteger libertades (educación), nunca sobra para mejorar la convivencia social.    

Cultura y educación no levantan polvo mediático ni aparecen entre las principales preocupaciones expresadas en las encuestas. ¿Por qué sucede así? Cultura y educación siempre se ven como problemas de largo plazo. Lo estructural, lo fundamental,  nunca está de moda. Proyectados hacia el futuro, ambos temas se olvidan y los equipos de campaña se vuelcan en asuntos que acaparan titulares y que pueden ser trending topic en redes virtuales. No más. Dominar la conversación pública significa, entonces, olvidar problemas centrales de la república. "Si no llama la atención, si no provoca escándalo, entonces no vale la pena hablar de eso", dicta la consigna mercadológica. Esos son los tiempos y modos de lo que llamamos política.     

Visto el desierto temático que habitamos, vale la pena insistir: cultura y educación importan porque trascienden intereses partidistas y resultan temas que construyen identidad nacional. Por ello, deben ser áreas estratégicas en cualquier proyecto de gobierno.

ÚLTIMO TREN AL FUTURO

¿QUÉ PAPEL JUEGAN la cultura y la educación en el siglo XXI? Si se ha definido nuestra época como "la era de la información" (Manuel Castells), entonces   cultura y educación representan áreas indispensables para promover (y tener) ciudadanía responsable. Pregunta: ¿los gobiernos quieren una ciudadanía responsable, que cuestione resultados y exija real rendición de cuentas. Pero que también participe constructivamente? Si la respuesta es no, el vacío temático cultura/educación en las campañas seguirá.  No todo se le puede y se le debe dejar todo al gobierno y a la llamada "clase política" (o clase partidista). Hace falta más sociedad. Abrir las anchas puertas para airear al poder.

Y de nuevo: lamentablemente, en la agenda de temas que captan el interés ciudadano, cultura y educación no pintan, o muy poco. Este desaliño ciudadano se traslada a los partidos. La ciudadanía ha hecho de otros reclamos su bandera y los políticos toman nota. De cualquier modo, es cuestionable la ´vista gorda´ de los políticos: no deben pensar como concurso de popularidad los problemas de la república. Mucho menos como concursos de "me gusta", o de fama efímera.

AL MARGEN

LA VIOLENCIA que vivimos es producto de ese abandono de la cultura entendida como el cultivo de uno mismo y de la colectividad.

(vmsamano@hotmail.com)