Mutis en el foro
El foro es abierto, con imagen de gran angular, para mirada panorámica. Se miran los sucesos desde todos los ángulos del mismo.
EL FORO ES ABIERTO, con imagen de gran angular, para mirada panorámica. Se miran los sucesos desde todos los ángulos del mismo. Ella habla en velocidad vertiginosa. Ella es Antonia San Juan, actriz cómica canaria. Las ideas bien hiladas. ¿Quién es ella? Él habla sin aspavientos. Y trata de imitar la velocidad. El manejo de las luces es espléndido. Un amanecer. El crepúsculo de la tarde. Y luego la oscuridad total, salvo la que enfoca al personaje. No, no cae el telón. No aún.
SE MIRA LA OBRA EN SILENCIO. Tal cual debe ser, y no confundir con indiferencia. De pronto una exclamación. Un susurro. Entra como en éxtasis la actriz. La carcajada es amplia. Luego el llanto, en un cambio tan repentino que sorprende a los espectadores. Sigue el discurso, dice el apuntador. Y empiezan las palabras a tomar el escenario, como si fueran personajes. ¿De dónde salen las palabras?
TANTOS DISCURSOS COMO MUNDOS. Tantos matices como cuerdas vocales. Tanta intensidad de volumen como los pechos que no son bodega. Tantas definiciones, significados, idiomas distintos, hilaciones diferentes. Una Torre de Babel se queda corta. Nadie escucha. De pronto el ulular de una sirena de ambulancia en aumento. O puede igual ser de bomberos. El impacto en el público es el mismo.
Un Hombre con máscara de caballo a escena. Otro como si fuera una jirafa. Una pulga baila. Un ratón con espejuelos y traje. El gallo sin plumas de Diógenes. Una gallina anuncia el huevo. Una hilera de hormiguitas. La pantera rosa. Un elefante con elefantito. La actriz estrella los llama uno por uno. Y les lee una cartilla, como dando indicaciones. No es circo, es teatro. Estamos en el foro. El auditorio intercambia los papeles. Ahora sí hay indiferencia total. Se cruzan dice la canción, sordos e indiferentes.
¿A QUÉ HAS DADO IMPORTANCIA ahora?, se oye a una voz preguntar en off. El público piensa y reflexiona. Los actores tras bambalinas empezarán a responder. Cada quien con su respuesta abrazada como si fuera la justificación de su vida. Importancia a la vida, la salud, la familia, el libro, siembra de hortalizas, escuchar música. Nadie habla de sus preferencias instintivas que mantienen en secreto.
"¿QUÉ PERSONAJES PROPONEN para la siguiente obra?", preguntó el escritor junto con el director. Este es un hombre estatura media, anteojos con cristales gruesos y sombrero de bombín, como mago. Imagino sombrero de utilería. Y los actores y actrices empiezan a decir en función de oficios y profesiones: un carpintero como San José, un humillado, como Cristo. Un filósofo, como Diógenes o Platón. Un peluquero palticador. No debe faltar una puta y un político pillo. Así quedó el escritor con la tarea de escribir la obra a la brevedad. El público siempre quiere más. Sangre, traición, amor y muertes.
LOS ACTORES SE QUEDARON A COMER de sus lonches y botanas que llevaban. "A mí me gustan los monólogos", dijo una. "A mí los diálogos", dijo uno. A mí el menudo también llamado mondongo. Los demás callaban o asentían con leve movimiento de la cabeza. "A mí que intervengan distintos personajes", dijo alguien desde una esquina. Y siguieron entre mordiscos a la comida, diciendo sobre lo que prefieren. Que si dioses y animales. Que animales en silencio o que hablen. Y así, hasta que el velador les avisó que era hora de retirarse.
"SERÍA BUENO ANTES DE IRNOS acordar sobre la propuesta que hicimos ante ayer, o ayer, ya no me acuerdo. Se me confunden los días. Que cada quien escriba un monólogo o diálogo. Y aquí los vamos viendo, como taller". Cierto, ya se me había olvidado. "A mí también, pero sería bueno. Y que pidiéramos al escritor que se incluya él mismo en un personaje con su vida misma, real. Como actor que se interprete a sí mismo. Y así poco a poco fueron saliendo del teatro.
"ADENTRO ES FUERA Y VICEVERSA", alcanzó a gritar uno. Explícate, le dijo otro. Y empezó un monólogo que bien merece rescatar, sobre la actuación que cada quien realiza de acuerdo a las circunstancias. Al amigo que le cuentas. A la persona que saludas con cariño sintiendo indiferencia por su vida. Al que te platica de temas ajenos a ti, y haces como que lo escuchas. Al llanto que sueltas cuando estás solo. Al miedo. A la incertidumbre de la vida. Y a la actuación que vas realizando en cada situación de tu vida.
NO SE DABAN CUENTA que habían entrado al teatro en lugar de salir. La actriz de cuyo nombre siempre quiero acordarme había salido sin despedirse. Hizo una seña a alguien de confianza. Guiñó un ojo. Entregó un recadito. Y salió del foro sin hacer mutis. Y entró a otro más pequeño: la vida misma. Al día siguiente de nota principal en la página roja.