Mi nombre es "Dra. Marilyn Cote"
Se piensa la realidad digital como unidad, y no como medio
Se piensa la realidad digital como unidad, y no como medio. En noviembre, la Dra. Marilyn Karina Cote Mendieta (MC), Lic. en Derecho, Criminalística y Psicología se viralizo debido a que, sin formación comprobable en psiquiatría, fue respaldada a por instituciones como Doctoralia y empresas de servicios médicos de alto nivel en Puebla, México.
En su Facebook se contabilizan más de 13k seguidores; la actividad de esta pseudo profesional constaba de prescribir tratamientos de alto perfil que prometían restaurar la salud mental de sus pacientes/clientes. En redes sociales las opiniones de los usuarios en su mayoría, criminalizan, condenan, humillan a MC, esto me hace repensar cómo las personas se tornan policías o verdugos de los otros, apelando a lo ético y la corrección política. Hay personas que realizan conductas similares a MC y lo que hay en común entre ellos, independiente de sus intenciones, es que replican el sistema cultural neoliberal que demanda conductas híper competitivas e híper consumistas. Las redes sociales hoy son el caleidoscopio de la alienación, creencias y paradigmas colectivos de la sociedad contemporánea mexicana.
La lógica capitalista y neoliberal presupone que somos libres y autónomos. Resalta que el sentido de la vida es el éxito individual, y su obtención pende de mecanismos como la ventaja, la meritocracia o la competencia desleal. Existir en la sociedad del 2024, implica, en términos del mercado cultural neoliberal, ser y mostrarse liberal, híper competente, híper individual e híper egoísta. Esto implica el prerrequisito de ser intolerante, impulsivo y suspicaz. El estrés y ansiedad que generan las culturas híper consumistas e híper competitivas propician personalidades neuróticas, de baja empatía que, en determinadas situaciones sociales, se engrandecen más si las condiciones personales se ven precarizadas.
Usualmente la falta de empatía decanta en la impulsividad; su expresión cotidiana, sería reducida a un tipo de impaciencia, intolerancia o incluso a la ira y envidia. Esta es la descripción en abstracto de MC y de muchas personas que viven en las sociedades neoliberales, se hacen el reflejo del neoliberalismo. Pretender vestirnos de una máscara que de poco a poco va desgastando la conciencia social pues debe sostener la frágil y solitaria egolatría que piensa que podemos vivir sin nada más que nuestro éxito, entendido como retener o acaparar, sea la fama o lo económico.
Antiguamente nuestro valor social era comunal y colectivo que implicaba la relación con los recursos que son parte de todos; respetarnos y compartir, era respetarse. Hoy el ser humano es análogo a cuánto dinero tiene y que tan famoso, o que tantos seguidores tiene en redes. Las redes se han vuelto el agenciamiento de la identidad y represión individual e identitaria. Los fenómenos que se viralizan son todo congruentes con la sociedad postmoderna donde, tiktokers dan consejos de nutrición, personas en desgracias y pobreza son humillados y expuestos, los coach hacen sectas de control conductual, psiquiatras sin ética manipulan familias, influencers dan opiniones sin tener formación sobre economía, filosofía o ciencias políticas. Y todos ellos se tornan autoridades morales en la cultura neoliberal.
Pero a ellos nadie los culpabiliza aún. ¿Acaso cada generación tiene topes morales sobre qué aceptar y qué no aceptar?
En uno de los videos que usan para burlarse de esta persona, ella, MC dice no estar arrepentida de su vida pues, ´hizo lo que quiso, cumplió sus deseos´. La libertad es un tema muy confundido. Para ser libre usualmente debe haber autonomía y autodeterminación; las personas obtenemos de formas contradictorias la felicidad o el placer y, esto suele asociarse con ser libre, en MC podemos ver que trató de evadir el sufrimiento por medio del éxito. Este deseo dañó a muchas personas, incluyéndola.
Es el deseo lo que el neoliberalismo usa de grillete para su justificación cultural ´desea, esfuérzate y lo obtendrás´. Analizar esto desde esta perspectiva amplía la condena de moralidad superficial hecha en estas semanas, es imperante saber mirar y repensar qué validamos individual y socialmente. En un tiempo donde la familia está en crisis y las necesidades básicas se vuelven inalcanzables para muchos, deberíamos recordar que los valores correctos llevan al éxito correcto; evidente es que la voluntad social opera en función de la lógica neoliberal y sus valores son mercantiles. Recuperar la vida anímica hoy sería recuperar los valores que sostuvieron nuestras vidas anímicas antes como, familia, solidaridad, amistad, amor, que parecen ser valores anticuados y contra económicos. Pero solo después de cierto tiempo en la vida, cobran un sentido congruente y agnticapitalista.