Reposo del caminante

UNO.-Los que escriben nos enseñan que la palabra es movimiento, los libros. Que solamente a través del lenguaje es como se articula el pensamiento del hombre.

Los viajes enseñan que el movimiento, la palabra y el lenguaje pueden ser esculpidos, pintados, o se escuchan, se ven, se huelen, se sienten.

Que quienes nos encontramos en  situaciones eminentemente humanas, y ponemos al servicio del poema  ese  quinto puente (el de los sentidos) hay algo que nos permite estar en contacto con el otro, y el estar en contacto con el otro es ser uno mismo...y esos otros.

Son precisamente los viajes, los momentos que nos dan materia para los textos que leemos que algunos construimos...

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DOS.-A mí me enseñaron los viejos que no es pues en los falsos palafitos sino en la calle, en la soledad, en el silencio de los otros, en el patio de las casas, en el corazón vacío donde hay que sembrar la semilla de la cultura.

2024 ya nos espera, que sea un año de difusión cultural  urbana en parques, calles y sitios públicos de Villahermosa y  municipios. Proyectos con menos discursos y buenas intenciones.

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TRES.-Habíamos dejado para el final este anuncio de gratitud.

He contado con la fortuna de tener amigas y amigos  en muchas otras disciplinas artísticas, profesiones, y oficios.

Algunos de ellos, artistas plásticos y visuales, solidarios conmigo, han realizado una  donación de sus obras para crear un fondo de gastos médicos para esta segunda etapa de mi padecimiento en 2024.

No tengo palabras, no las hay, para decirles a ellos lo que significa para mí este gesto humano y fraternal que me llevaré sin duda en el corazón.

Sólo puedo prometer que mientras esté en pie y en uso de mis facultades físicas y mentales, retribuiré y multiplicaré  en niños y jóvenes esta pasión por lo que hago como una forma de honrarles y honrar la vida.

¡Gracias!

Mi gratitud a Níjer Madrigal, Humberto Estrada, Isabel Monzón, Karla Sierra  y otros queridos amigos que me iré mencionando junto a sus obras.