LOS LIBROS Y LA VIDA

Bibliotecas, con sentido cultural y social

Es cierto que para conocer es necesario ir hasta el lugar de los hechos. Al recorrer algunas bibliotecas de la entidad descubrí el sentido social de los que ahí laboran.

Tienen experiencias de lenguaje, comportamiento, lucidez, entrega, profesionalismo y pasión.

Los bibliotecarios llevan años con el compromiso de fomentar la lectura, hacen hasta lo imposible por leerles un cuento a los pequeños, y enseñarles a los jóvenes cómo encontrar algún título.

Se van guiando con estrategias marcadas en un programa nacional, sin embargo, muchos de ellos descubrieron habilidades propias, recrearon una y otra vez mediaciones que les dio como resultado hacer que los pequeños se interesen por la lectura.

Sin importar el clima (calor o lluvia) se mantienen firmes en esa búsqueda de palabras, en ese ejercicio diario por apostarle a un cambio en una sociedad que se nos pierde, y que se nos va como agua entre manos.

Los bibliotecarios son un reflejo de sensibilidad, tienen su propia voz, porque se les identifica a distancia. Su entrega los convierte en apóstoles, casi voluntarios de la lectura y el amor por los libros.

En estos momentos tan complejos que vive el país, es necesario mirar hacia otro horizonte, encontrarnos, pero de una manera lúcida. Seamos una caja de resonancia, apoyados por las palabras que deben hacer eco en otras personas, con el firme propósito de recuperar no sólo nuestros valores sino la curiosidad que marca a un niño.

Podemos decir que esos recintos son como ventanas que se abren e invitan a llenarnos de sabiduría, porque en cada uno de sus rincones podemos encontrar nuestro origen, cultura, historia, tradiciones e incluso sorpresas literarias.

Visitemos nuestras bibliotecas, hagamos de ellas parte de la comunidad. Los libros nos forman, para bien; no desperdiciemos el tiempo en espacios vacíos.