La esperanza de un mundo mejor
Miro la fotografía de ellos y ellas posando con el mural como fondo. Y me digo: mientras haya personas como Laina la cubana, y Adira, sí hay esperanza por un mundo mejor
CON SUMA TRISTEZA la atleta mexicana de tiro Alejandra Cervantes, escuchó que debía entregar la medalla del tercer lugar soñada y obtenida en la competencia. La razón: el reglamento centroamericano de deportes dice en uno de sus artículos que ninguna delegación debe recibir tres medallas. Y en caso de ganar el 1, 2, 3, la del tercer lugar cederá para que dicha medalla sea entregada a la del cuarto lugar.
EN TIRO DE 10 METROS, tres mexicanas lo lograron, entre ellas Alejandra Cervantes junto con sus compañeras Andrea Ibarra, primer lugar y Alejandra Zavala, segundo lugar. Fue entonces, luego de la premiación en el podium, cuando los lentos organizadores se dieron cuenta, y entonces transmitieron lo que ordena el reglamento a Alejandra, la del tercer lugar. Esta hizo gesto de no estar de acuerdo cuando escuchó el veredicto. Y no queriendo, hizo entrega de la medalla.
LA DEL CUARTO LUGAR era Laina Pérez, una espigada atleta cubana. Ella es de las que han recibido en la Isla otro tipo de educación, más humanista. Y ella vio cuando Alejandra Cervantes entregó la medalla con pesar. Y sin dudarlo ningún momento, ni un instante, se quitó la medalla del pecho y la regresó al Comité Organizador para que volviera a quien legítimamente en competencia la había ganado. Y el delegado le pidió a la misma Laina que fuera ella quien la pusiera en el pecho de Alejandra. Y entra humo en los ojos al enterarnos de ese muy humano acto.
HECHOS COMO ESOS alientan, sin duda. Nos ponen el ejemplo. Como cuando los niños juegan, pierden, lloran, se enojan por perder, porque les mal hemos enseñado que juegan para ganar, no para disfrutar. Y a los pocos minutos se les olvida la frustración y siguen jugando como si nada. Por eso alienta el hecho que jóvenes se entreguen al deporte (o a la academia o al arte) y se rebelen contra una regla injusta, porque pisotea el esfuerzo. Y a seguir adelante como si nada.
DIJO LAINA, LA CUBANA: "El que hizo el reglamento no fue atleta. Y si lo fue, ya se le olvidó enseguida. Es injusto que alguien que se la ganó, por ser del mismo país que las dos anteriores, no se la pueda llevar a su casa. Realmente no tiene ninguna justificación. Creo que es absurdo. Y no sé en tiempos anteriores por qué pasa eso."
ALIENTA VER a los y las muchachas jugar, divertirse. Alienta verlos competir con juego limpio. Verlos participar en eventos sea deportivos, artísticos, culturales o académicos. Ver el producto de su esfuerzo, de los largos y agotadores entrenamientos. Y claro, verlos ganar. Y verlos tranquilos cuando pierden. Y saben que tienen que regresar a los entrenamientos, quizá con otra estrategia, quizá con más ahínco y dedicación, para volver a competir. Y que aprendan como dice el poeta, que triunfo y derrota son dos impostores.
LOS HE VISTO en competencias deportivas. Los he visto en concursos de declamación y oratoria. Los he visto que se les olvida una parte. Que se detienen. Y siguen con honra y decoro hasta terminar. Los he visto que se les olvida y se quedan callados. Y tratan de seguir y no pueden. Los he visto categóricos, anhelantes, seguros de sí mismos. Y los he visto volver al concurso del año siguiente, a competir más preparados. Y claro, que todo ello nos alienta y anima la esperanza de una sociedad mejor.
Y NO SOLO EN DEPORTES y actividades académicas y culturales, sino también en la pedagogía. Hay muchos maestros y maestras nuevas. Y la mayoría de ellos los he visto activos, sonrientes, entusiastas. Escuchando a algunos docentes viejos que con sorna les dicen: "no te esfuerces, que no te van hacer un monumento". Y él o la maestra joven se ríen, y a veces responden: "no trabajo porque me hagan monumentos". Y las más de las veces callan, pero no otorgan razón, y ríen. Y siguen en lo de ellos que es vivir a plenitud enseñando, siendo ejemplo.
ME GUSTA VERLOS, verlas, alegres, rebeldes, propositivos. Me gusta cuando organizan, y andan por allí y por allá, sudorosos, amorosos, contactando, invitando, consiguiendo apoyos. Me gusta verlos cuando rumian sus fracasos, y más cuando crecen, cuando se siguen forjando cada vez mejores. Me gusta verlos y escucharlos hablar en los talleres de lectura y escritura. Me gusta verlos participando en obras o viendo obras. Me gusta verlos rescatando perros y gatos. Limpiando lagunas y ríos. Porque cuando Salvador Allende dijo: "ser joven y no ser revolucionario es una contradicción biológica", se refería a esto, a esta revolución de las conciencias. A hacer, más que decir.
HOY ME DESPERTÉ. Y entre tanto embrollo por las noticias, seleccioné para mi corazón dos de ellas. La de Laina Pérez, la cubana que hace justicia -aunque parecía que ella era beneficiada- regresa la medalla de tercer lugar a Alejandra Cervantes en los juegos centroamericanos y del Caribe que se celebran estos días en San Salvador, CA. Corazón justo. Y el primer lugar que obtiene la maestra Adira Uc, y sus alumnos y alumnas, inquietos y entusiastas aprendices, de bachilleres en el concurso de murales en el colegio de Bachilleres de Tabasco. Miro la fotografía de ellos y ellas posando con el mural como fondo. Y me digo: mientras haya personas como Laina la cubana, y Adira (como muchos otros, por supuesto) sí hay esperanza por un futuro mejor.