JUÁREZ NUNCA SE DIO POR VENCIDO

En este caso el párroco fue absuelto, los quejosos castigados severamente y el defensor

Benito Pablo, que había nacido con la primavera y bautizado al día siguiente,  el 22 de marzo de 1806, según boleta firmada por el párroco Ambrosio Puche,  cuando  terminó sus estudios como abogado. Puso su despacho y sufrió un hecho que lo marcaría para siempre y dirigiría su acción para combatir la discriminación y establecer la igualdad de todos ante la Ley.

Un grupo de indígenas de San Agustín Loxicha acudió ante él, como su compañero de origen, para que los defendiera de los malos tratos,  abusos, arbitrariedades y cobros excesivos que les imponía el párroco de su lugar.

Y aquí hay que recordar que en aquellos tiempos, entre otras cosas,  todos los trámites del estado civil de las personas estaban a cargo de la iglesia que a veces imponía tasas arbitrarias y excesivas  por nacimientos o defunciones o inhumaciones y las autoridades la apoyaban e incluso para el pago  obligado  de los diezmos.

Pues el joven abogado asumió la defensa ante los tribunales, pero en  aquel entonces  todos los juicios entre un civil y un clérigo lo mismo que entre un civil y un militar, recaían finalmente en  tribunales especiales  de clérigos o militares, y el pueblo nunca jamás  tenía la razón.

En este caso el párroco fue absuelto, los quejosos castigados severamente  y el defensor, óigalo usted, acusado  y condenado como de vago y malviviente y encarcelado en la prisión de Miahuatlán.

Tribunales especiales para hacer efectivo el fuero religioso o militar que defendieron a sangre y fuego conservadores, iglesia y militares, y que fueron materia importante de la Reforma.

Pero el temple de Juárez era de acero y nunca se dio por vencido. Obtuvo su libertad y persistió en la defensa de los desvalidos. Y aquel indígena que primero tuvo que aprender latín y después  el castellano, que persistió en sus estudios y se licenció con las más altas calificaciones, fue primero Regidor del Ayuntamiento, después Ministro suplente de Justicia, del Tribunal de Oaxaca,  electo Diputado, presidió el Congreso estatal, y posteriormente fue nombrado  Gobernador de Oaxaca.

Y como Gobernador hizo una obra memorable. Comenzaba a trabajar a las 5 de la mañana y se retiraba a las 10 de la noche. Equilibró el presupuesto y dejó excedentes en el tesoro. Reconstruyó el Palacio de Gobierno, hizo  la carta geográfica del Estado y el plano de la ciudad, construyó caminos, estableció  una escuela normal y creó más de 100 escuelas, construyó el puerto de Huatulco y concedió audiencia a todos los que la solicitaron.

Pero a  más de este proceso político, frecuentó la casa donde su hermana Josefa trabajaba como sirvienta y donde obtuvo su primer empleo. Y allí surgió el romance con la joven Margarita, hija de su antiguo jefe Antonio Maza, de  la que era  20 años mayor, una excepcional y admirable dama, ejemplo de patriotismo, virtudes y abnegación, con la que contrajo matrimonio en 1843.

Hay mucho que decir sobre los antecedentes de la Reforma y su principal artífice.