Habilita a tu consejero ángel

. La acompañaba a su casa. Y de allí luego de algunos entibiamientos con las manos de ambos, me iba a mi casa. Frío hasta los huesos.

ME GUSTAN MUCHO LOS MEMES, esas variantes cómicas con dibujo y palabras que circulan en internet. Están las del gato al que siempre le reclaman y este, ingenioso, responde con una salida airosa para él. "Me dijiste que ganas mucho", "en aplausos", y cosas así. También están esos donde utilizan fragmentos de pinturas famosas. El hombre le dice: "Sin tí me siento perdido". Y ella le responde: "Pues utiliza Google maps". O él: "Me gusta mucho tu personalidad". Y ella: "Y además tengo nueve más". Y así.

PERO ESTA VEZ ME QUIERO REFERIR al diablillo que habla al oído. El hombre y la mujer lo tienen junto a la oreja, y siempre le aconseja que haga o diga algo el personaje para seguir contrariando al público, o a sus adversarios. Pero más que a los memes, me refiero a ese diablillo sagaz e irónico. Creo que nuestro pensamiento tiende a tratar de acercarnos casi siempre temas que nos preocupan y a veces hasta nos hacen quitar el sueño. Nos enferma si no tenemos cuidado.

PERO SI ESE DIABLILLO de los malos pensamientos, de los que nos enferman insiste, es porque no hemos habilitado al ángel de los buenos pensamientos. Cuando lo he platicado con amigos me dicen que estoy loco, que no a todos les sucede. No lo sé. Lo cierto es que a mí me aconsejan ambos, tratando de ganarle uno al otro y que mis decisiones sean tomadas de acuerdo a sus consejos. Por ejemplo, el diablito me dice: "hace calor, qué bien te caería una cerveza para la sed". Y el angelito me dice: "no le hagas caso. Mejor prepara una jarra de limonada y toma de allí. Es saludable". No les digo quién gana.

O PARA HACER EJERCICIO. El ángel del pensamiento me dice: "ya levántate, es hora de ir a correr (dice a caminar)". pero el diablito ya despierto me dice: "No por tanto caminar llegarás primero o más temprano. Descansa que bien lo tienes merecido". Y en cualquier otra circunstancia se me aparecen, con consejos contrarios uno de otro. Claro. Mi pensamiento me dice: "no te hagas tonto; eres tú mismo y te acomodas a tu flojera". Y me respondo igual: "no siempre, no siempre, no seas exagerado".

CUANDO TRABAJABA DE MAESTRO en escuela no tenía a ese consejero diablo. O lo tenía aniquilado o semidormido. No le recuerdo que me dijera "Hoy no vayas a trabajar, está lloviendo y no van a llegar niños". O: "hoy no vayas, di que se murió tu abuelita". Yo que no conocí abuelitas. O el clásico: si mañana está lloviendo o hace mucho frío, pueden no venir, no se vayan enfermar. No voy a ponerles falta". No tenía a ese consejero diablito. O no recuerdo haberlo tenido.

CUANDO ERA ESTUDIANTE NORMALISTA (de 1975 a 1979) salía de la escuela a las 9 de la noche. Hacía frío de 0 grados centígrados. Y nos íbamos caminando mi novia y yo abrazados por toda la calle sexta. La acompañaba a su casa. Y de allí luego de algunos entibiamientos con las manos de ambos, me iba a mi casa. Frío hasta los huesos. Y el diablito me decía: Ya cásate, para que no tengas frío. Deja de estudiar y métete a una maquiladora. Si de maestro ganan poco. Y te van a mandar lejos".

EL DIABLITO EN CIERTO MODO tenía razón. Pero mi consejero ángel me decía: "Ese está loco. No le hagas caso. Ser maestro es un trabajo muy digno. Muy humano. Y conocerás otros lugares del país". Ahora a la distancia creo que el ángel tuvo razón en unas cosas y en otras no (jeje). Abandonar la escuela era porque no tenía dinero ni para pagarle el pasaje de camión a mi novia. Pero a ella no le importaba. O hacía como que no le importaba.

SON CONTRADICTORIOS, A VECES. Para escribir a diario, el diablito me aconseja que lo haga. El ángel me dice que no, que ya basta, que no hay futuro en las letras. Y cambian consejo. El diablito me dice que ya no escriba, que descanse un día, que ya he escrito mucho, que pare. Y el ángel al contrario me alienta. Me recuerda que gracias a los textos me han guiñado un ojo, me han invitado a eventos y me han dado diplomas. Y además que mi nombre aparece como autor en algunos impresos.

LO DEL DIABLITO Y EL ÁNGEL son metáforas pedagógicas. Casi creo que ni uno ni otro existe. Y digo casi, porque a veces se me poncha la llanta en carretera y alguna dama se detiene para ayudarme. O aparecen policías o agentes de la vial y me ayudan. Y digo que son como ángeles. O cuando tengo sed y ando caminando por el centro de Villahermosa, aparece una amiga y me invita a tomar limonada o a ir por las horchatas con pozol agrio de la catedral. Son ángeles. Y diablillo es aquel que me inventa sandeces. "Ódialo", me ordena el diablillo que ronda mi oreja. "Let it be", me aconseja el ángel.

DIGO NO ES QUE EXISTAN diablito ni ángel. O puede ser que a nadie más que a mí le suceda lo que los pensamientos se contrapongan para influir a que haga una cosa u otra. Pero es cierto que algunos andan preocupados. Y es el pensamiento destructor y aniquilador que les llega para meterlos en depresión, en angustia y en ansiedades. Para eso hay especialistas médicos que te sacan del hoyo. Pero también es preciso tener claro que a un pensamiento negativo debemos ponerlo dos o tres positivos de esos que nos sacan a flote en cualquier contrariedad por la que estemos pasando. Que al amanecer más oscuro le sigue la claridad del amanecer.

PERO ESTO ES UNA JOYA. De Albert Camus 1953: "En el medio del odio, me pareció que había dentro de mí un amor invencible./ En medio de las lágrimas, me pareció que había dentro de mí una sonrisa invencible./ En medio del caos, me pareció que había dentro de mí una calma invencible./ Me di cuenta, a pesar de todo, que en medio del invierno había en mí un verano invencible./ Y eso me hace feliz./ Porque no importa lo duro que el mundo empuje en mi contra, dentro de mí hay algo mejor empujando de vuelta".