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18/02/2025
El oficio periodístico (V y final): de paseo por los géneros, diversidad de tonos y veracidad
¿Qué se necesita para ser periodista en el siglo XXI? Comprender que, más allá de preocupaciones formales, la diversidad de tono de los géneros exige formación cultural dinámica y adecuaciones de lenguaje, mientras se busca veracidad factual e interpretativa.
Las preocupaciones formales son útiles si olvidan purismo teórico y buscan innovaciones de estilo. Hace mucho tiempo que el periodismo y el cine aplican la mezcla de géneros con desigual fortuna. No es garantía de nada respetar géneros; tampoco es garantía saltarse límites o practicar mezclas caprichosas sin sentido narrativo.
La formación cultural dinámica afina posibilidades expresivas y por ello visualiza adecuaciones de lenguaje. Un texto informativo utiliza pocos adjetivos y frases cortas, mientras que un texto opinativo va a la caza de adjetivos y articula frases largas, con enunciados subordinados que se enlazan a través de una idea central. Por otra parte, el periodista debe recordar un punto central: si no tiene hechos, no tiene palabras de valor social. Esto vale incluso para textos opinativos, que deben tener sustento informativo que motive las reflexiones personales.
I
Vencer en público: ¿para qué?
A fines del siglo XX, Elías Canetti, brillante estudioso de la condición humana, escribió: "Las victorias también se nos han vuelto sospechosas. Mucho se ha vencido en nuestro siglo: victorias tan costosas, tan absurdas, tan estériles, ... a muchos, no sólo a los que pueden reflexionar sobre el particular, les ha entrado un hastío sin precedentes por todo lo que signifique vencer. Incluso el gesto de la victoria da asco; algo está a punto de cambiar radicalmente en el automatismo de las acciones humanas que, a lo largo de toda la historia conocida, no han tenido otro objetivo que vencer". A la mitad de la tercera década del siglo XXI, seguimos a la espera de la mutación que anuncia Canetti sobre el ser humano y su relación con las victorias. El oficio periodístico -como la vida- no consiste en ´vencer o morir´. Pero la sociedad se refleja en el periodismo, que no escapa de las contradicciones que presenta el cuerpo social.
Hay que desterrar la noción de "éxito a cualquier precio" y la mística de "ganar a costa de todo". Viene al caso una idea deportiva: "el resultado es un impostor" (Xavi Hernández, futbolista legendario del Barcelona). Puestos a intervenir en la esfera pública, el periodista gana cuando en sus textos -más allá o más acá del género- plasma los hechos con veracidad y maneja interpretaciones que parten de hechos comprobados y no de rumores o especulaciones sin anclaje real.
De cualquier modo, parece que la idea de ´éxito y victoria a cualquier precio´ seguirá arraigada en el corazón del siglo XXI. Pregunte usted, amable lector, por Donald Trump y la plutocracia recargada: el gobierno de los poderosos con dinero no renunciará a moldear el mundo a su imagen y semejanza.
II
Vistazo a los géneros
Los dispositivos tecnológicos pueden cambiar. El periodismo adopta diversas formas. Lo que no cambia es la consistencia ética que ´pide cada género´ como registro de hechos y respeto por la exactitud/creatividad del lenguaje. Información explícita (nota, entrevista, reportaje) o implícita (columna, crónica, ensayo), más mixturas que impresionan cuando se ejercitan con cualidades literarias: la crónica/ensayo de Carlos Monsiváis, el reportaje/historia de Tom Wolfe y Riszard Kapuscinski, la crónica política de Elías Chávez o la columna con reflexión histórica de Lorenzo Meyer. Los modelos que se mencionan saltan barreras de género y plantean la necesidad de retroalimentación entre los hechos y su interpretación. La reflexión permite exponer/lucir hechos, y al revés: el registro de los hechos vuelve interesante la reflexión. Ese tipo de periodismo tiene cabida en cualquier medio o plataforma virtual.
La avalancha de youtubers debe tomar en cuenta que la opinión expansiva y grandilocuente no conduce a rutas periodísticas interesantes. Hay una presencia incuestionable de youtubers, es cierto (´las benditas redes sociales´), y un deseo de exclusivas (decirlo primero) que implica transmitir en vivo sin la preparación del contexto adecuado para profundizar en los acontecimientos relatados. En este sentido, los medios tradicionales, con todo y su lentitud a nivel virtual, tienen ventaja de ´hechos´ frente a la impaciencia youtubera. Es, de todos modos, competencia extraña, porque la audiencia desde sus dispositivos puede acceder a páginas virtuales y páginas impresas que circulan de forma virtual. A ese nivel, ya pocos se fijan en los elementos periodísticos que permite cada género. Repito: como búsqueda de exactitud expresiva, es positivo saber qué te pide cada género.
Los dispositivos tecnológicos seguirán cambiando y habrá "adelantados y remisos". Tengo la impresión, en cambio, que la ética periodística de veracidad factual e interpretativa no es negociable. La inteligencia artificial, finalmente, alterará no sólo los modos de producción de los textos: habrá un cambio cultural impredecible en los modos de recepción del periodismo. ¿Gajes del oficio? Los poderes (políticos, económicos y sociales) meterán su cuchara para moldear lo que hoy se llama ´narrativa´. En esa circunstancia, la ética salvará a la técnica y no al revés.
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